Opinión

CBDC: ¿Se acerca el fin del efectivo? (I)

Emprendedor y empresario

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Hace cinco años era impensable ir de guachinche un sábado o un domingo con familia o amigos y no llevar dinero en efectivo si no queríamos quedarnos a fregar los platos. Hoy en día es raro el establecimiento de cualquier tipo que no admita pagos de manera electrónica.

Así pues, el uso de efectivo en las compras en Canarias se ha reducido al 66% frente al 83% que se hacía en época prepandemia. Esto es algo que es constatable en nuestro entorno más cercano y los jóvenes de hoy en día difícilmente llevan encima dinero contante y sonante.

El mundo cambia a una velocidad que lo impensable se convierte en cotidiano en poco tiempo. Pasan tantas cosas relevantes en tan poco espacio temporal que no tenemos pausa para percatarnos de cómo toda esta suma de sucesos cambian nuestros modelos de comportamiento en un lustro o una década.

El dinero efectivo y su utilización está disminuyendo drásticamente. Los nuevos y más fáciles métodos de pago: pagar con el reloj, con el teléfono o hacer un bizum son acciones que hoy realizamos casi a diario. Y eso es así, porque resultan muy convenientes y porque nos facilitan la vida.

Pero hay una fuerte componente que viene determinada por exigencias del regulador y de las entidades financieras. Hoy en Canarias no podemos efectuar ningún pago en efectivo por encima de 1.000 euros. No se puede retirar más de 1.000 euros (y hasta un máximo de 3.000) de nuestra cuenta corriente sin que tengamos que justificar tal hecho.

¿Qué es CBDC?

La moneda digital de banco central, o CBDC por sus siglas en inglés (Central Bank Digital Currency) se basa en un concepto por el que el banco central permite a los ciudadanos tener cuentas directamente con él, proporcionando un medio de ahorro o de pago público, fiable y seguro. Esta definición le permite ser un híbrido entre el dinero actual y una criptodivisa.

Técnicamente utiliza una blockchain con permisos o DLT. ¿Qué implicaciones tiene esto?  

Bitcoin y otras blockchain públicas, como Ethereum, son únicas en el sentido de que ninguna entidad o grupo de entidades está a cargo, como sí sucede con el DLT. Es decir, son completamente descentralizadas. Esa es una propiedad que no suele ser del agrado de los gobiernos. Los estados prefieren la tecnología DLT porque así pueden mantener el control sobre la oferta de moneda que se emite o quien controla o intermedia en esta oferta.

En un plano más básico podríamos decir que las CBDC tienen como ventajas la reducción de los costes de transacción en comparación con el dinero fiduciario (o FIAT), una mayor inclusión financiera, al permitir un acceso más fácil y seguro a los productos bancarios, y el hecho de que la política monetaria pueda transmitirse de manera mucho más rápida que por los métodos tradicionales.

A su vez, entre las desventajas de las CBDC destacan la falta de privacidad, los riesgos de ciberseguridad ligados a la estructura, posibles problemas de implementación y retos regulatorios (a nivel comercial y de los bancos centrales), competencia potencial entre bancos centrales y bancos comerciales.

Asimismo, existen otros riesgos implícitos asociados. Y es que en uno de los papers del BIS (Bank for International Settlements) se hace mención a que, en combinación con la conexión digital, las nuevas monedas podrían conducir a áreas de moneda digital que vinculen la moneda con el uso de una red digital en particular que incluya varias zonas geográficas o países y no a un país específico. Esto aumenta el riesgo de "dólarización digital", en el que la moneda nacional es suplantada por la moneda de una plataforma digital.

Por otro lado, las monedas digitales afectan la competencia entre el dinero público y privado. El efectivo podría desaparecer, y los pagos podrían centrarse en las plataformas digitales en lugar de la provisión de crédito de los bancos.

* Este es un tema que ha estado de actualidad en el último mes y del que oiremos hablar cada vez más. Es por ello, que habrá una segunda parte en próximos artículos para tratar los aspectos más relativos a privacidad, anonimato, potencial utilización por parte de estados y gobiernos, como afectará al sector bancario, las primeras implantaciones ya existentes o cuál es el futuro que le puede esperar al efectivo.