Santiago Negrín

Opinión

El teléfono de Barragán...

Guardar

Medio en broma, medio en serio (con Barragán nunca se sabe), me lo contó el Secretario General de CC, en una entrevista ayer, cuando le pregunté por el Pacto de Las Flores. Si el Pacto se rompía, se rompía desde dentro, que ellos no iban a hacer nada por dinamitarlo. Ya... Y que el Vice Román estaba muy cabreado con el asunto de las perras de Madrid. Me habló muy bien del bueno del Presi Ángel Víctor, tipo de diálogo y de consultar las cosas, incluso a la oposición...Cuando le dije que, si el pacto de Gobierno lógico no era el del CC con el PSOE, o viceversa (elijan ustedes), sacó la mejor de sus sonrisas socarronas y dijo que si lo llamaba quien lo tenía que llamar, desde el PSOE, me llamaba para contármelo de inmediato, o sea que, ni espera la llamada, ni probablemente la desee. Y fíjate tú, que, hablando esto, le suena el teléfono y era…ah...no podemos contarlo. Traicionaríamos. Alguien, muy peso pesado del PSOE.Mi compañero y amigo Iván Bonales y yo, nos miramos, y nos reímos en medio de la entrevista en Radio Marca. Tuvimos casi que pararla. Las situaciones son curiosas, tú preguntas por un asunto y allí va el Rey de Roma, y por la ventana asoma. Y ahí seguía el teléfono berreando con el nombre en la pantalla y el bueno de Barragán sin poderlo coger. Y seguimos hablando con él, y hasta nos dijo que seguía pensando, cuando tocara la retirada, en montar su bareto de playa, con jareas y cerveza, en Fuerteventura.Ya más en serio nos comentó que realmente (y coincido), el asunto del Pacto solo interesa a los políticos, a algunos empresarios, y a los periodistas. A la gente le importa una higa. La gente quiere soluciones, empleo y la despensa llena. Señaló a dos consejerías del Gobierno que “no han despegado”.Agricultura (no sabemos a qué se dedica esa gente) y Derechos Sociales, perdida en un agujero negro, del que solo se salva, “porque tiene cabeza”, dijo, la viceconsejera Gemma Martínez. En el Gobierno Canario (el Estado ya ha levantado el veto) se preparan para endeudarse hasta las orejas y así poder completar el presupuesto. Otra cosa es cómo y cuándo pagaremos esa deuda. Los bancos (siempre ganan) ya se están frotando las manos. Y el teléfono de Barragán ahí seguía, chillando como un loco.