Gaza será una de las palabras que nos contará cuando pasen los años. La historia la cuentan los vencedores, pero la historia de las guerras o de las conquistas; la de los genocidios la cuenta el tiempo, la de la masacre, la de los bombardeos sobre ciudades que no tienen capacidad para defenderse, y también la de esos ataques dirigidos a hospitales, lugares donde hay niños, periodistas o infraestructuras necesarias para cualquier supervivencia. Aquí no hay palabra que describa la crueldad de la barbarie que estamos viendo a diario. Podríamos escribir genocidio, pero la repiten tanto que ya parece un eufemismo. La palabra será Gaza, la que definirá el fracaso de nuestra civilización incapaz de detener esa matanza diaria. Gaza será nuestro Auschwitz cuando pasen los años, lo que dejemos de nuestra contribución a la historia. Dejaremos mucho más, grandes hitos positivos y otros desastres; pero será Gaza la que nos defina, la que cuente la historia de esos humanos que se volvieron robóticos e insensibles mirando pantallas en las que hasta la muerte y el sufrimiento les parecía una ficción sin importancia.
No hay origen, ni tampoco razón, que justifique lo que está sucediendo en Gaza en septiembre de 2025, y ya sabemos que si buscamos el origen de la rabia y de la guerra, tendríamos que retrotraernos a Caín y a Abel, también otra ficción con la que engañarnos, porque siempre habrá un dios, un agravio, un desplante o una bandera con la que alguien tratará de justificar una matanza. Claro que hay que actuar con contundencia ante los terroristas y los invasores, y ante quienes atentan contra los Derechos Humanos; pero en Gaza ya estamos hablando hace tiempo de otra cosa. Allí es la palabra humanidad la que está en juego, y también el fracaso de Occidente y el interés del nuevo poder mundial, que es meramente económico, en una guerra de aranceles, tierras raras y finanzas ante la que los humanos no cuentan, y si cuentan importan poco porque tras el telediario lo olvidarán todo con el próximo partido de fútbol, el programa de chismorreo o la seducción de los anuncios que les harán pensar más en cómo conseguir el último gadget con el que crear vídeos estúpidos para seguir perdiendo el tiempo.
Por eso digo que será Gaza la palabra que dejemos para los que vengan más adelante, si es que dejamos que venga alguien a este planeta que estamos destrozando por todos sus puntos cardinales. Y seguro que cuando publique esto aparecerán los que quieren todo el rato que estemos en uno de los bandos, en esos extremos que estarán siempre en guerra y que justificarán sus genocidios con argumentos de libros antiguos o de agravios nuevos. Pero lo que tenemos que pensar todos antes de dejarnos llevar por los mensajes de esos dos polos siempre pendencieros, es que lo de Gaza nos puede pasar mañana a cualquiera de nosotros en cualquier lugar del planeta, y que no habrá nadie que venga a ayudarnos y que detenga al malvado que se quiera quedar con nuestras casas, matar a nuestros hijos y destruir todo lo que hemos creado. Eso es Gaza. El mundo que viene.
