Domingo J. Jorge

Opinión

La duda ofende: ¿Filosofía, a qué edad se debe estudiar?

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La duda ofende, bueno quizás no es tal duda, ni ofende tanto, pero sí ha llegado el momento de que nos planteemos la necesidad de enseñar desde el pensar, el reflexionar, el hacer, que lo aprendido por el alumno sea significativo. Pero cómo conseguir que algo sea significativo, si no le damos al chico o a la chica la oportunidad de que lo que madura en su aprendizaje, sea parte de su propia reflexión. Señalo aquí un pequeño ejemplo, que seguro a no pocos les sucede habitualmente, y caemos en las redes de la necesidad de que, dado que se nos termina la hora, hemos de romper la oportunidad de que el alumno, por sí mismo, termine de llegar a una solución sobre cualquier cuestionamiento aparecido en clase: El profesor llega y plantea como tema Platón, resulta que los alumnos descubren el Mito de la Caverna. La hora de clase apremia, solo quedan dos minutos para concluir la sesión y les ofrecemos un resumen del sentido que tiene hoy este mito de Platón. Dada esta situación, que se puede dar en otras áreas como Matemáticas, Lengua, Biología, Física, entre tantas otras, creo que la reflexión es obvia. Rompemos verdaderamente lo significativo del aprendizaje que ofrecemos a nuestros alumnos. ¿Tan importante es el tiempo o la hora en el aula que no se le puede dejar ese interrogante abierto, sin resolverlo nosotros, para que el alumno lo resuelva desde su propia observación o profundización?

Así es, y esta situación no solo se da en el aula. También en casa, en los hogares. No dejamos pensar a los chicos, no se les deja madurar su propia reflexión. Todo esto crea inmadurez, pero ocurre desde edades tempranas. El niño no camina, o no camina como a sus padres les gustaría, o no lo hace con la rapidez que ellos necesitan. Solución de los padres, lo suben al carrito, porque la lentitud del nene en su caminar, les rompe las previsiones de tiempo, con las que contamos nosotros, adultos, en nuestra agenda diaria. Caminar también necesita de una reflexión, a la hora de decidir movimientos. Siempre estamos haciéndonos preguntas, en todo momento, desde el comienzo de nuestra vida nos enfrentamos a la toma de decisiones. Si se nos elimina la capacidad de dilucidar la premisa a seguir, se nos estará limitando parte del sentido de ser persona. Eso ocurre hoy, reitero, tanto en el mundo escolar y hasta universitario, como en el día a día de nuestros jóvenes.

Por lo tanto, no solo sufrimos el cuestionamiento de cuándo se debe estudiar Filosofia, sino además padecemos una pandemia y es la de no dejar que los otros -normalmente los que están a nuestro cargo- piensen por sí mismos, asumiendo a veces el error cometido, y tantas otras el conocimiento aprendido a través de su propio razonamiento, y la satisfacción merecida por haberlo logrado.

Planteada la cuestión inicial, deseo volver al interrogante inicial que dejaba en el titular. Para ello, utilizaré una reflexión de Fernando Savater, publicada en  http://www.savater.org/etica.htm: "...la filosofía corresponde, fundamentalmente, a una edad juvenil; creo que los niños y los adolescentes en su primera adolescencia son todos metafísicos espontáneamente. Los niños hacen preguntas metafísicas constantemente, y las grandes inquietudes pertenecen a esas etapas de la infancia y de la adolescencia. Es curioso, recuerden el Gorgias de Platón: Calicles le reprocha a Sócrates que siendo un hombre maduro, se dedique a esas niñerías de la filosofía. La filosofía dice Calicles está muy bien cuando uno es pequeño, cuando se es Joven, cuando se es un niño está bien dedicarse a estas cosas de qué es la justicia, el bien, por que nos morimos; luego, ya una persona adulta, se dedica a cosas serias, provechosas y esto ya lo abandona; tú eres un personaje corruptor porque sigues hablando de filosofía cuando ya no deberías estar hacíéndolo. Quiere decir que la filosofía está ligada verdaderamente a la formación. La filosofía tiene algo de juvenil en sí misma, y debería enseñarse o profesarse en edades tempranas. ¿Qué edades tempranas?, ya eso no me atrevería a puntualizarlo. Hay toda una escuela que habla de filosofía para niños y que escribe y prepara textos de filosofía muy ligados, no con expresiones filosóficas complejas, sino con juegos lógicos. Se puede empezar a hablar de filosofía, en un sentido bastante literalmente filosófico, en torno a los 14 años aproximadamente. Sí, me parece que 14 ó 15 años es una edad en que ya se pueden iniciar verdaderos diálogos y coloquios filosóficos.

Tengo que entregar en diciembre un libro, una introducción a la filosofía, no una «filosofía para Amador», porque Amador ya tiene 24 años y estoy esperando que iba un libro, ya no pienso escribirle más a él; estoy intentando hacer un libro que sirva de introducción en el terreno académico como a personas ya adultas que no hayan tenido ocasión de aprender filosofía, y puedan, respondiendo a esa pregunta que le suelen hacer a uno de: ¿por dónde empiezo?, antes de pasar a cosas mayores, empezar por ahí. Estoy pensando el libro como para un lector de 16 ó 17 años. Francamente no me he atrevido, o no he sido capaz de hacerlo, para un lector en torno a los 14; podría hacerse para un lector incluso más joven, parece que es posible, pero no lo he sabido hacer".

Así dilucida sobre la cuestión previa nuestro maestro Fernando Savater. Permítanme, el atrevimiento, si Savater hondea este bandera hacia la Filosofía desde edades tempranas, y lo hace desde esta sabia reflexión en derredor del inacabable diálogo del "Gorgias", yo tomo ese estandarte que me sirve gratuitamente Savater, y me atesoro el decir que sí, la Filosofía puede traerse a edades de Secundaria, pero incluso de Primaria, y no tiene que ser implantando la asignatura de Filosofía, u otra semejante, para que esto se haga, sino que cualquier profesor, enamorado de la Enseñanza, puede tomar el testigo y generar actividades que propicien en el alumno el interés por tomar una decisión, por asentar un pensamiento y defenderlo ante el resto de compañeros, por dilucidar ideas que aportar a los demás, por generar una disertación, por ofrecer un debate, cuántas cosas se pueden hacer para que nuestros alumnos a través del pensar, y con la Filosofía como herramienta, sean más autónomos y contengan más poder de decisión en sí mismos.

¿Dónde lo puedo hacer? 

En cualquier asignatura y dentro de todos los temas que consideres. Hasta en casa, con hijos, nietos, mayores, porque pensar es gratis. Volviendo al mundo académico, pues en Matemáticas con un problema que ofrece múltiples soluciones, donde cada uno de ellos, en grupos o individual, han conseguido su solución particular. La contraponen, ahí están disertando, ahí están siendo autónomos, ahí están generando dialéctica, reforzada siempre por el profesor que está cerca. En Historia, la victoria a Nelson en Santa Cruz de Tenerife, los alumnos investigan otras intentonas de ocupación de la Isla, que hubo en esos Siglos, e indagan las causas por las que no se lograron y se contraponen, dialécticamente en clase, en debate, entre todos los alumnos. Así se está generando la toma de decisiones, la autonomía.

Es una labor imposible, no lo creo, y les invito a que usen para ello la herramienta más sensible y práctica de la Filosofía, el pensamiento y la dialéctica, porque sí se puede enseñar a pensar y decidir desde edades muy tempranas.

Por cierto, esto de utilizar el pensar desde que los pequeños están en cuarto o quinto de Primaria, muchos ya lo hacen, y seguro que a más de un compañero de esos lo tienes cerca, pregúntales los resultados que se obtienen, seguro que conociendo su experiencia, se suman a esto de emplear la Filosofía en el aula. 

Nuestro gran profesor Marcos Martínez Hernández, el siempre Catedrático de Filología, que lo fue de la ULL en La Laguna, y finalizó su vida académica siéndolo de la Complutense de Madrid, siempre nos repetía a sus alumnos que quien "no haya leído y conocido a un 'Platón', no puede haber saboreado el sentir del pensar". Creo que esto se puede unir a que aquel que no introduzca a sus alumnos en el noble conocimiento de la Filosofía y del reflexionar, está privándoles de lo mejor del saber que porta en sus adentros el ser humano. Reitero, hagamos que nuestros alumnos piensen, y realmente cualquier edad es buena para aprender Filosofía.