El papel de las universidades públicas en la economía de la innovación

Invertir en universidad y en investigación no es un gasto, sino una condición estructural del desarrollo económico a largo plazo

El papel de las universidades públicas en la economía de la innovación. / AH
El papel de las universidades públicas en la economía de la innovación. / AH
Sebastián López Suárez.

Actualizada:

El pasado 13 de octubre, la Real Academia Sueca de las Ciencias anunció la concesión del Premio Nobel de Economía 2025 a Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt “por haber explicado el crecimiento económico impulsado por la innovación” o, dicho de otro modo, por demostrar que la innovación es el motor que impulsa la prosperidad a largo plazo.

Joel Mokyr se ha destacado como un fiel defensor del papel del conocimiento en el progreso de las naciones. En una de sus obras más reconocidas, A Culture of Growth: The Origins of the Modern Economy, escribió: “Las naciones y sus economías crecen en gran parte porque aumentan su conocimiento colectivo sobre la naturaleza y su entorno, y porque son capaces de dirigir ese conocimiento hacia fines productivos”. Esta frase resume con claridad que el crecimiento económico no se alimenta sólo de capital o recursos materiales, sino de la capacidad de generar nuevo conocimiento y de aplicarlo en beneficio de la sociedad. Dos palancas fundamentales que se encuentran en la misma esencia de las universidades: la investigación, que consiste en generar nuevo conocimiento, y la transferencia, que lo pone al servicio del tejido productivo y de los usuarios finales.

Esta visión encaja de manera natural con la definición de innovación que propone Esko Aho, exprimer ministro de Finlandia y presidente del grupo de expertos que presentó a la Comisión Europea en 2006 un informe sobre la mejora del rendimiento de la Unión Europea en materia de investigación e innovación. Aho lo explicó con precisión: la investigación es invertir dinero para obtener conocimiento”, mientras que la innovación es invertir conocimiento para obtener dinero”. Trasladado al ámbito universitario, ese planteamiento dibuja un círculo virtuoso: la investigación transforma la inversión pública y privada en conocimiento; la innovación convierte ese conocimiento en desarrollo económico y bienestar social; y los resultados de ese desarrollo alimentan de nuevo la capacidad de investigar. Es, en definitiva, un proceso fuertemente realimentado por el que la universidad mejora a la sociedad y la sociedad mejora a la universidad. 

“El factor clave del poder económico es el liderazgo tecnológico, que se cultiva financiando bien la investigación universitaria y llevando sus frutos a la sociedad con el fin de mejorarla”

Desde su creación, la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) ha sido fiel a esta idea. En este sentido, es de destacar que nuestra institución ha mejorado recientemente en los rankings internacionales de investigación y transferencia de conocimiento, como el Times Higher Education 2026, gracias al incremento de la captación de fondos de investigación —especialmente en proyectos nacionales europeos—, lo que ha permitido contratar más personal, atraer talento y aumentar el número y la calidad de nuestras publicaciones científicas. Hoy, 25 de nuestros investigadores se sitúan entre el 2% más influyente del mundo, y la ULPGC figura entre las mil mejores universidades del planeta según el ranking de Shanghai, con áreas como Turismo, Oceanografía o Veterinaria entre las 150 mejores a nivel mundial. Estos rankings, si bien miden aspectos diferentes, confirman que nuestra universidad pública se sitúa en el 5% de las mejores universidades a nivel mundial en términos globales.

Agente conversacional

La transferencia de conocimiento es otra de nuestras señas de identidad. Los datos demuestran que en los últimos dos años en la ULPGC se han formalizado, de media, un nuevo contrato o convenio con empresas e instituciones cada dos días laborables, por un valor superior a los seis millones y medio de euros. Más del 60% de los usuarios de nuestros servicios científicos, a los cuales les ofrecemos la oportunidad de acceder a más de 300 técnicas científicas y a unos 500 equipamientos científico-técnicos, procede del sector privado, lo que evidencia la conexión real entre la ULPGC y el tejido productivo. Además, la creación de empresas basadas en el conocimiento generado en los laboratorios de la ULPGC, en donde nuestra institución se ha colocado en muy poco tiempo en la media del sistema universitario español, demuestra que el talento académico encuentra en nuestra universidad caminos reales hacia el mercado y el empleo cualificado. La muy reciente incorporación a esta oferta de un agente conversacional basado en inteligencia artificial para facilitar la relación con las empresas y el sector público, al que hemos bautizado cariñosamente como OTI, confirma que la ULPGC avanza decididamente hacia una universidad cada vez más abierta, digital y conectada con la realidad productiva de su entorno. OTI es un asistente inteligente, accesible a través de www.otc.ulpgc.es, que facilita a las empresas e instituciones la exploración de las capacidades científicas, tecnológicas y de transferencia de la Universidad, y les permite descubrir, mediante un diálogo natural, nuevas oportunidades de colaboración en investigación e innovación.

El crecimiento económico sostenible se apoya indudablemente en la innovación y el conocimiento. Por ello, en el marco mokyriano, invertir en nuestras universidades públicas y en la investigación que realizan no es un gasto, sino una condición estructural del desarrollo económico a largo plazo. Esto es particularmente relevante en nuestra comunidad autónoma, en tanto en cuanto, Canarias es la tercera región española cuyas universidades públicas más contribuyen al PIB regional y donde cada euro invertido en investigación y transferencia de conocimiento universitaria se multiplica en forma de productividad, empleo de calidad y cohesión social. 

Impulsar una economía diversificada y resiliente, basada en el conocimiento y la innovación, es clave para el futuro de los canarios y las canarias. Ya contamos conla ULPGC, una universidad pública con capacidad científica y de transferencia reconocida internacionalmente. Lo que ahora falta es poner las luces largas y, en consecuencia, realizar una apuesta decidida, valiente y a la vez inaplazable, por dotar de recursos estables y suficientes a este engranaje de investigación y transferencia, de manera que la inercia adquirida se convierta en una auténtica política de estado y de región. Porque, como recordó Philippe Aghion tras saber que le habían distinguido con el Premio Nobel, “el factor clave del poder económico es el liderazgo tecnológico” y ese liderazgo se cultiva,inexorablemente, financiando bien la investigación universitaria y llevando sus frutos a la sociedad con el fin de mejorarla.