Raquel Marín

Opinión

¿Se puede vivir más tiempo?

Neurocientífica

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¿Cuánto puede vivir el ser humano? Hasta la fecha, el récord absoluto de longevidad lo ostenta la señora Calment de origen francés que vivió 122 años y medio. Sin embargo, salvo excepciones, parecemos tener una “obsolescencia programada al final de los 80”. Los científicos suelen coincidir en que pronto será factible vivir al menos hasta los 130-140 años. La ciencia del envejecimiento nos ofrece abordajes en diversos campos para conseguir aumentar la longevidad.

Los españoles/as son muy longevos

En España, la esperanza de vida es bastante elevada, en particular en mujeres. Algunos estudios prevén que en unos años las españolas estén a la cabeza mundial con una esperanza de vida cercana a los 86 años. ¿Razones? Sin duda no se trata de una causa única. Se relaciona al acceso a un sistema de salud público de calidad, la dieta mediterránea, climatología, contexto social y familiar favorable.

Tener “buenos genes” también contribuye a envejecer sanamente. Sin embargo, los estudios efectuados en gemelos idénticos que crecieron en ambientes distintos indican que este factor tan solo contribuye en un 25% mientras que el otro 75% lo pondría el estilo de vida y el contexto medioambiental.

¿Hay pastillas para vivir más?

Los senolíticos son sustancias de naturaleza diversa que prometen retrasar o incluso revertir el proceso de envejecimiento. Un número creciente de personas consumen anti-inflamatorios, reductores del metabolismo, reparadores genéticos, antioxidantes para prolongar la juventud. Sin embargo, los “antiageing” no son tan eficaces como se anuncian, ya que detrás de este creciente interés hay también una motivación lucrativa que en muchas ocasiones carece de datos reales de investigación.

Por otra parte, vivir mucho no es suficiente si no viene acompañado de estar en forma, sin achaques, dolores, ni con la cabeza en otra parte. Es probable que gracias a los progresos futuros de la gerociencia se calcula que la medicina anti-edad sea una realidad en el futuro. ¿Existirá la píldora que te retrocede fisiológicamente en el tiempo? ¿Un remedio que revierta la pérdida de memoria, la artritis, la fragilidad muscular y otros muchos achaques de la edad? Los primeros ensayos clínicos en curso apuntan a que podríamos encontrarnos con la primera generación de octogenarios con aspecto más juvenil.

Recomendaciones para sentirse joven

Las claves principales para el bienestar no han cambiado desde que mi abuela me comentaba: “Duerme bien, come poco, no tengas malas amistades y camina mucho”. Y no se equivocaba, ya que mi abuela vivió hasta los 95 años con sus plenas facultades mentales.

Comer poco. Muchos estudios de experimentación en diversos modelos animales han demostrado que tener una ingesta limitada contribuye a la longevidad. En concreto, en ratones de experimentación se sabe que aquellos que tienen acceso restringido a la comida viven entre un 30-50% más que los que pueden comer hasta saciarse.  En las personas, equivaldría a seguir dietas de unas 500 kcal al día (1/4 menos de lo normal) dos veces en semana.

El ayuno parece también ser eficaz para aumentar la longevidad. Algunos estudios clínicos demuestran que el ayuno en días alternos durante 3 semanas es eficaz para sentirse más joven. La mejoría de los achaques asociada al ayuno abarca desde reducir inflamaciones, mejorar el metabolismo de la glucosa y de la insulina y bajar la presión arterial. Sin embargo, el ayuno no es recomendable en personas con diabetes, síndrome metabólico, debilidad y en los más mayores.

Mínimo consumo de proteína animal. Comer poca carne, la carne roja en particular, parece ser otra forma de mejorar la salud. En paralelo, hay que consumir verduras, frutas, legumbres y alimentos ricos en fibra en general. Una de las dietas reconocidas para una vejez sana es la dieta mediterránea que cumple con los preceptos de ser rica en fibra y baja en carnes (la fuente principal de proteína animal es el pescado, lácteos, quesos, carne magra y huevos). En particular, se ha demostrado esta dieta es muy recomendable para el cerebro. Mejora el ánimo y la memoria.

Cuidar las tripas

La salud de la microbiota intestinal, es decir, de los miles de millones de microorganismos que vienen en el intestino es otro aspecto a tener muy presente en una vida longeva. Las bacterias del intestino en su metabolismo muchos nutrientes que el cerebro necesita (vitaminas del grupo B, vitamina D y K, ácidos grasos de cadena corta, aminoácidos).

Un estudio reciente fascinante efectuado por diversos grupos de investigación ha demostrado que la progeria (enfermedad que provoca un envejecimiento acelerado con una esperanza de vida de pocos años) parece estar relacionada con desequilibrios en la flora intestinal.

Los datos indicaran que los desniveles de las bacterias del intestino también tienen su protagonismo en el envejecimiento.

Por otra parte, los nuevos hallazgos han empezado a identificar bacterias que contribuyen a acciones metabólicas concretas con una enorme repercusión en la salud.

¿Bacterias para la longevidad?

Una de las conocidas es Akkermansia muciniphila que ha recibido un interés particular por su relación con la prevención de la obesidad y la diabetes tipo II.

Esta bacteria se suele encontrar en el intestino en niveles más bajos en personas que padecen estas enfermedades, e incluso algunos estudios han sugerido que la recuperación de niveles normales de Akkermansia con una dieta saludable mejora por añadidura la intolerancia a la glucosa y la tendencia al sobrepeso.

Se sabe que esta bacteria aumenta sus niveles con alimentos ricos en fibra y flavonoides (antioxidantes naturales abundantes en los frutos y verduras de colores vivos).

Akkermansia ha vuelto a saltar a las portadas de las noticias científicas, esta vez en relación a los efectos beneficiosos sobre la producción de los ácidos biliares. Las bilis influyen en el metabolismo de las grasas de la digestión y la inflamación, y contribuye a mantener la salud al envejecer. En el estudio liderado por investigadores españoles se observó que en ratones con progeria (con un envejecimiento acelerado) se observaban alteraciones en la microbiota intestinal. En particular, los niveles de Akkermansia se encontraban bajos mientras que otras bacterias (Proteobacteria) tenían niveles altos.

Lo más interesante es que en personas con progeria también se observaba un desequilibrio en la flora intestinal similar, mientras que en personas muy longevas ocurría lo contrario, es decir, Akkermansia era abundante y las Proteobacterias tenían niveles bajos.
Incluso cuando se efectuaban trasplantes fecales ricos en microbiota de ratones sanos a ratones con progeria para mejorar estos desequilibrios, los ratones enfermos presentaban mejoría e incluso se observaba una mejor producción de ácidos biliares.

Aunque estos hallazgos no son definitivos, demuestran que los trasplantes fecales no solamente parecen beneficiosos en autismo y otras enfermedades del cerebro, sino que también podrían contribuir a la longevidad y mejorar enfermedades de envejecimiento acelerado como la progeria.

Mover el esqueleto

El ejercicio físico es otro estandarte de la salud al envejecer. Hace deporte de manera regular (sobre todo al aire libre) no solamente contribuye a potenciar el músculo, el corazón y el cerebro sino que además mejora el estado de la microbiota intestinal. Este equilibrio contribuye a mantener un sistema inmune fuerte y una cabeza más saludable.

Cerebro joven. El cerebro al envejecer suele perder algo de peso, parte de su red vascular, conexiones entre neuronas y aumentar los residuos celulares que lo deterioran. Un aspecto demostrado es que tampoco envejece a la misma velocidad entre los géneros. El cerebro de las mujeres parece mantenerse unos 4 años más joven cuando se compara con el de hombres de edades similares.

Aunque aún no hay unanimidad al respecto, hay evidencias científicas que indican que seguimos produciendo nuevas neuronas toda la vida, incluso a los 90 años. En particular, las neuronas parecen poderse reproducir y reforzar sus conexiones en áreas del cerebro asociadas con la memoria. Este dato abre expectativas respecto a poder estimular la regeneración neuronal.

Algunas estrategias para estimular la neurogénesis se basa en estimular y sincronizar las células con pulsos eléctricos. En un ensayo efectuado en personas septuagenarias se efectuó un tratamiento de estimulación eléctrica cerebral durante  25 minutos. Tras la sesión, estas personas eran capaces de efectuar tareas de memoria inmediata (por ejemplo, memorizar series de palabras) de una forma similar a personas treintañeras. Aunque el efecto duró tan solo alrededor de 1 hora, este dato demuestra que la capacidad memorística se puede recuperar, aunque sea momentáneamente.

Con todo ello, prolongar los años de vida tienen que ser complementarios a llenar de vida los años.


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