Martín Alonso

Opinión

Telde, Torres y las primarias del PSOE

Director de Atlántico Hoy

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Las primarias en el PSOE suelen acabar mal. Tanto como una cena de Navidad entre Montescos y Capuletos. No lo digo yo. Ahí está la hemeroteca que, desde tiempos de Indalecio Prieto, Largo Caballero y Juan Negrín, retrata al partido socialista como una trama más de una tragedia shakesperiana.

Rosa Díez, sin irnos tan lejos en el tiempo, lleva cabreada con el PSOE desde 2000, cuando los militantes votaron y le dieron la espalda para aupar a Zapatero. No hace tanto, en 2017, Pedro Sánchez –en un regreso casi desde el más allá digno de William Munny en Sin perdón– recuperó el control del partido con el apoyo de las bases y liquidó, sin miramientos, a Susana Díaz y todos sus esbirros.

En Gran Canaria –por buscar un ejemplo de cercanía dentro del PSOE– la herida que provocaron unas primarias sigue abierta desde 2019, cuando Sebastián Franquis y Augusto Hidalgo echaron un pulso interno antes de las elecciones locales, insulares y autonómicas de ese año. Aquello dejó cabreos, rencores y cuentas pendientes que se cerraron en falso.

La consejera de Economía, Conocimiento y Empleo del Gobierno de Canarias, Elena Máñez, y el director general de Trabajo, Alejandro Ramos, explican el aumento de la siniestralidad laboral./
La consejera de Economía, Conocimiento y Empleo del Gobierno de Canarias, Elena Máñez, y el director general de Trabajo, Alejandro Ramos, explican el aumento de la siniestralidad laboral./

La división en el PSOE grancanario está tan presente que este año, con otras elecciones locales a la vuelta de la esquina y con varias administraciones públicas bajo control socialista –Gobierno de Canarias, Cabildos de Tenerife y Gran Canaria, Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria–, Franquis, Hidalgo y sus clanes han optado por aceptar una especie de pax romana con un único objetivo: evitar primarias que desangren al partido de cara al público.

En esas está el PSOE: en proclamar por aclamación a Carolina Darias, Patricia Hernández, Augusto Hidalgo, Pedro Martín y Ángel Victor Torres como sus candidatos para las plazas más relevantes de Canarias –ayuntamientos de las capitales, Cabildos de Gran Canaria y Tenerife, Gobierno de Canarias– sin tener que pasar por un proceso de primarias.

El plan iba bien. Hasta que un grupo de concejales y militantes, todos integrantes de la tercera familia socialista de Gran Canaria –justo la que comanda Ángel Víctor Torres–,  decidió romper la baraja en Telde. Y, como era de esperar, la historia acabó como el rosario de la aurora: Alejandro Ramos, actual director general de Empleo del Gobierno de Canarias, ganó por tres votos de diferencia a Agustín Déniz.

El clan derrotado no ha digerido bien el golpe. Cuatro concejales del PSOE en el Ayuntamiento de Telde han abandonado el grupo municipal para pasarse al de no adscritos. La pataleta ha abierto una crisis en un municipio fundamental para las aspiraciones socialistas al Cabildo y al Gobierno de Canarias –en 2019, allí, el partido obtuvo 9.937 y 11.473 votos, respectivamente– y ha generado, sobre todo, un problema que hace unas semanas no existía. 

A Torres, por lo que se ve, se le da mejor hacer frente a desastres naturales, crisis varias, pandemias y tensiones internas en el Pacto de las Flores que poner orden en su casa socialista.