Raquel Marín

Opinión

Tu cerebro rejuvenece si haces ejercicio

Neurocientífica

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Como yo comento en mis libros, muchas de las enfermedades del cerebro son difíciles de curar. Para este órgano, la mejor cura es la prevención.

El ejercicio físico está entre los tratamientos sencillos y baratos que nos ayudan a prevenir enfermedades neurodegenerativas.

El ejercicio físico aporta más bondades para la mente y para tener un cerebro saludable. ¡Más de lo que habíamos pensado!

El ejercicio físico mejora la “respiración” de nuestras neuronas.

Investigadores de la Universidad de Carolina del Sur han demostrado que el ejercicio regular aumenta el número de mitocondrias en el músculo y en el cerebro. Las mitocondrias se encargan de generar energía en  nuestras células (y sobre todo en las neuronas, que son tan demandantes de oxígeno) por lo que resulta en efectos mentales muy positivos, como mejorar la memoria y reducir la depresión.

El ejercicio aeróbico aumenta la neurogénesis y el aprendizaje.

Por otra parte, una colaboración de investigadores de la Universidad de Jyväskylä (Finlandia) y de la Universidad de Michigan (Estados Unidos) efectuada en animales de experimentación (ratas) demostró que el ejercicio físico aeróbico a los que ponían a correr en una noria fomenta la neurogénesis en el hipocampo, mientras que este efecto no se observaba en los animales sedentarios.

El hipocampo es un área cerebral relacionada con la memoria y aspectos cognitivos. Es por ejemplo la zona del cerebro que se desarrolla más en las personas que precisan de utilizar la memoria frecuentemente para orientarse en el espacio, como en el caso de los taxistas.

La neurogénesis hipocampal es un proceso continuo que contribuye a una variedad de conductas adaptativas, como es el aprendizaje. El ejercicio aeróbico en los humanos sería el equivalente a caminar, trotar, bailar, pedalear, etc., en el que nuestras células utilizan oxígeno para respirar. Curiosamente, esta neurogénesis no se observaba cuando se efectuaba ejercicio anaeróbico (carrera a máxima velocidad, saltos, levantar peso elevado).

Cuanto más caminamos, más aprendemos

Otra observación interesante es que cuanto más distancia recorrida de manera aeróbica por estos animales, más se fomentaba la neurogénesis hipocampal en los adultos. De manera “naturalista”, los investigadores comentan que la correlación entre la distancia recorrida y la neurogénesis tiene sentido si pensamos que cuanto más caminamos más susceptibles somos de encontrar nuevos ambientes y estímulos, para los que tendríamos que adaptarnos rápidamente. Y en ese aspecto, el hipocampo juega un papel fundamental para aprender y procesar información nueva particularmente relevante.

Ejercicio desde niños

Otro aspecto a tener en cuenta es que las neuronas hipocampales aumentaban más en número en estos animales cuando se les adiestraba desde el nacimiento al ejercicio aeróbico, más aun que en aquellos a los que se adiestraba a caminar por la noria de adultos. Por consiguiente, el “estilo de vida” orientado al ejercicio físico como caminar o trotar podría ir acompañado de una mayor capacidad de aprendizaje.

La microbiota intestinal también se beneficia.

El ejercicio físico también regula el equilibrio de la microbiota intestinal.

La microbiota intestinal cumple funciones esenciales para el cerebro. Sin ellas, nuestro cerebro no funcionaría bien. Las bacterias del intestino en su metabolismo muchos nutrientes que el cerebro necesita (vitaminas del grupo B, vitamina D y K, ácidos grasos de cadena corta, aminoácidos).

Los desequilibrios de los tipos de bacterias del intestino se asocian al desarrollo de autismo, esclerosis múltiple, esclerosis lateral amiotrófica, alzhéimer, párkinson, depresión, insomnio, etc. Frente al aumento de las disbiosis intestinales, uno de los aspectos más favorables es hacer ejercicio físico para mejorar también el estado de las bacterias intestinales.

La mejor píldora contra el Alzheimer

El Alzheimer es una enfermedad crónica incurable. En épocas recientes, con el aumento del estrés y el aislamiento por la crisis sanitaria provocada por la COVID-19, se ha disparado el aumento de casos de Alzheimer y se han agudizado los síntomas de esta enfermedad en las personas mayores. El mejor antídoto parece ser el ejercicio físico, según los estudios.

La actividad física reduce el riesgo de Alzheimer entre un 28 y un 45%. Por otra parte, cuando se practica el ejercicio físico en personas que padecen esta enfermedad también se observa mejoría en la circulación sanguínea cerebral, el volumen del hipocampo (un área cerebral de la memoria) e incluso aumenta la formación de nuevas conexiones neuronales. También parece mejorar los síntomas neuropsiquiátricos, la atención, la memoria en general y la capacidad de comunicarse verbalmente.

Algunos investigadores apuntan a que incluso sería mejor que la medicación, ya que se pueden observar efectos muy beneficiosos cuando se practica el ejercicio físico de manera regular, al mismo tiempo que se evitan los efectos secundarios de la medicación. Obviamente, muchos factores están en juego en estas reflexiones. El ejercicio físico debe ser mantenido de manera asidua, y es un aspecto que muchos enfermos de Alzheimer no se pueden permitir. Por otra parte, hay aspectos del estilo de vida (compañía, nutrición, estado de ánimo, etc.) que también ejercen una gran influencia en el progreso de esta enfermedad.

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