Agoney Melián, presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Tenerife (Las cosas feas de mi casa)

Opinión

La vida es lo que vives

Presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Canarias

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Dicen que las palabras son caricias que te abrazan cuando las personas que las emiten son bonitas. Yo lo sé porque, en las últimas semanas he recibido un cariño extraordinario en la La Palma, la Isla Bonita.

Ya saben que me paso la vida en un avión de aquí para allá, siempre intentando mejorar la vida de las personas en cualquiera de mis facetas. Sin embargo, en mis letras de hoy les quiero contar algunas de los aprendizajes que he vivido o revivido impartiendo formación para la empresa de Tomás Barreto, al que no tengo como agradecer la oportunidad que me ha dado de experimentar, a través de mi trabajo, tantas emociones bonitas.

Seguro que muchos de ustedes ya lo saben, pero para los que se incorporan a mis letras, me dedico principalmente al mundo de la formación en desarrollo personal en su mayoría. Cuando nació Valtia, una de mis empresas, lo hicimos con el fiel convencimiento de que había un arduo trabajo que hacer para que el sector educativo/formativo diese un giro e innovase para adaptarse al mundo en el que nos movemos hoy en día. A este menester dedico la mayor parte de mi energía.

Ya no suelo ser docente de nuestras experiencias formativas. Por un lado, porque tenemos a excelentes profesionales que hacen que nuestro nombre siga siendo puntero. Pero también es cierto que cada vez tengo menos tiempo y lo reparto de la manera más eficiente, o eso quiero pensar.

Sin embargo, me apetecía mucho participar de la experiencia que habíamos preparado para La Palma. Un itinerario de bienestar laboral, social y personal, que habíamos diseñado especialmente y que, después de ver sus resultados, espero de verdad que lo podamos seguir haciendo en otras compañías.

Un encuentro con tiranos y tiranas

Comenzó nuestra aventura, una que fue increíble y que creo que, sin ninguna duda, te puede servir para entender algunas de las cuestiones que te pasan en el día a día. No olvides que ese es mi objetivo finalista con cada uno de mis artículos, que entiendas y mejores, tu calidad de vida. Allá que voy.

Que los seres humanos somos una gran parte de subconsciente, nada más y nada menos que un 95%, es algo que ya he contado en algunas de mis escrituras para este medio. Y que el subconsciente funciona como un gran almacén que guarda toda la información, desde el día en qué naces, hasta ahora mismo que me lees, también es una cuestión que he contado muchas veces. Pero recordarte una y otra vez que esto es así, es para mí la clave del bienestar de las personas.

Allí me planté, delante de maravillosos hombres y mujeres que me miraban incrédulos cuando les dije que les iba a contar muchas cosas que ya sabían pero que seguro que no llevaban a cabo. Porque somos así, entramos en modo piloto automático y se nos olvida que la salud física y emocional es nuestra responsabilidad. Que cuidándola y trabajándola, mejoraría muchas cosas en nuestra vida; pero siempre dejamos para después, porque tenemos la falsa creencia de pensar que somos inmortales.

Como esto es algo que yo he aprendido hace mucho tiempo, hoy te cuento un secreto, nuestro bienestar personal, en muchas ocasiones, depende de cómo nos hablamos. En esta cultura en la que nos hemos educado de la culpa y el castigo, nuestro diálogo interno suele ser terrible. Piénsalo, ¿cuántas veces al día te “das caña” con cosas, a veces, insignificantes?

Cambiar la forma en la que nos tratamos, suele ser una buena manera de mejorar nuestro bienestar emocional; que además es gratuita y eficaz para mejorar la calidad de nuestros pensamientos. Y aunque sé que cuesta cambiar ese hábito nocivo, es imprescindible tratarnos con cariño para alcanzar la paz mental.

Piénsalo, ¿si tuvieses un amigo o una amiga que te hablase como tú te hablas a ti mismo, sería tu amigo? Si la respuesta es no, recuerda que tú, al igual que mi gente bonita, eres un tirano de mierda contigo mismo y eso te está matando.

Cómo siempre, me gusta hacerte reflexionar, por eso comparto algunas preguntas, que seguro que te harán bien:

¿En qué crees que destacas? Tómate tu tiempo para responder, y tómatelo en serio, responder esto te generará autoestima.

¿Qué cosas te hacen reír a carcajadas? Repite una y otra vez lo que te haga reír, una vida sin risas no es vida.

¿Cuál es tu lugar favorito? ¿Cuándo fue la última vez que fuiste?

¿Cuál es tu parte de cuerpo favorita? No se vale decir nada negativo, porque es justamente eso lo que necesitamos cambiar.

No te angusties si te has dado cuenta de que te cuesta, es cultural lo de decir cosas negativas y no positivas. Lo importante es verlo claro, y querer cambiarlo, todos hemos empezado siendo tiranos con uno mismo. Ahora lo que toca es darte grandes cantidades de cariño en forma de palabras y mimos. Ahora toca mucho amor… para qué más.

Buscando la felicidad en tierras lejanas

En la sociedad actual, hay algo que me sorprende. Hemos externalizado nuestra responsabilidad de estar bien. No me malinterpreten, soy el primero que busca alguien que sepa en el mundo deportivo o en psicología, pero yo he entendido que el responsable de mi bienestar soy yo, y que, aunque vaya a un psicólogo a entender mi cabecita, el que tiene que tomar las decisiones, hacer el esfuerzo y cambiar de hábitos, sigo siendo yo.

Esto es algo que quiero compartir porque recibo muchas consultas diarias en mis redes sociales, y veo como mucha gente desea tener un botón y acabar con todo el esfuerzo que conlleva procurarte una vida maravillosa, que tal y como cuento en el itinerario de bienestar, es nuestro único trabajo indefinido hasta el día en que abandonemos este mundo.

La autorresponsabilidad de cuidarte que, como verán, es a lo que he dedicado este artículo, es una decisión que no podrás delegar en nadie. No hay libro, vídeo o profesional que pueda tomar la decisión y es por eso, que te reto a comprometerte con esta idea. Si estás leyéndome en casa, plántate delante del espejo y promete a la persona que ves ahí que harás todo lo posible por hacerle la vida más bonita.

Nos pasamos la vida buscando la felicidad en tierras lejanas, en un mañana hipotético para el que ni siquiera estamos trabajando. No saben la de personas que desean ganarse la lotería sin ni siquiera comprar un boleto.

Si no has hecho este juramento, no hace falta que sigas leyendo, pero si lo has hecho con la fe de que puedes hacer de tu vida algo precioso, te cuento dos o tres cosas que a mí me funcionan.

¿Cuándo fue la última vez?

La verdad es que, cuando empecé en esto del desarrollo personal, me costaba creer algunas de las cosas que te cuento en mis artículos. Algunas eran solo cuestiones sencillas que nunca pensé que tuviesen tanta efectividad. Una de ellas es tener citas contigo para mimarte un poco.

Es fácil, lo pones en tu agenda y haces un plan que te apasione y te alimente el alma. Me vale un Netflix con helado, un vino con un libro, o apuntarte en clase de manualidades. También me vale una escapada al monte, un paseo escuchando el mar, o ver a ese amigo o amiga que nunca ves “porque no tienes tiempo”. No vale cambiar la cita por otra cosa, porque eso sería no comprometerte ni priorizarte.

Si lo piensas, vamos como robots, y esto, que tanto bien te haría, lo dejas para después. Si no es así, responde ¿Cuándo fue la última vez que lo hiciste?

El cuaderno de la vida

Otra de las cosas que me ha servido mucho es tener un “cuaderno de la vida”. Esto es un espacio, en tus notas del móvil o en una libreta bonita, para aquellos que aún les gusta el papel, donde, al final del día apuntan por qué ha valido la pena vivir ese día.

Sí, has leído bien, porque la vida tiene que valer la pena vivirla, y no solo los fines de semana.

Me vale unas risas en el trabajo, un mensaje bonito, un beso, un abrazo o una caricia inesperada. Las cosas bonitas de la vida están en los pequeños momentos que, por desgracia, suelen pasar desapercibidos.

Apúntalo en un renglón, no hace falta más. Cuando lleves un tiempo haciéndolo, te darás cuenta de que tu vida es preciosa.

Visitando el volcán de Cumbre Vieja

Acabo mis consejos hablándoles de alguien que ha impactado en mi vida de una manera preciosa, mi querida Yati. Ella es una de las responsables de la empresa de Tomás que nos llevó hasta La Palma.

Me gusta decir que lo nuestro fue amor a primera vista, pues no les miento si les digo que conectamos desde el minuto cero.

Yati es una de esas personas que tocan el alma con una sonrisa, o una charla entrañable. Una persona que desprende luz a lo lejos y a la que es muy difícil no querer, lo que yo denomino, una persona de colores.

En una de mis visitas, nos llevó a ver el volcán. No tenía por qué hacerlo pero lo hizo, y mientras estábamos en camino pensé en lo importante que es en la vida aprovechar cada instante con gente bonita, dar abrazos repletos de cariño.

Mi última recomendación es que te rodees de gente que levante el alma, que te haga sentir bien y que te saque sonrisas.

Recuerda siempre que tú eres la persona más importante de tu vida, y que debes cuidarte y respetarte hasta que la muerte te separe. Al fin y al cabo, como dice mi querida Yati… la vida, es lo que vives.