El corazón comercial de Las Palmas de Gran Canaria pierde uno de sus rincones más queridos. Tras décadas siendo punto de encuentro para quienes buscaban un detalle especial, sobre todo piercings, parches y otro tipo de bisutería, INTI Regalos, ubicada en la calle Triana número 3, echará el cierre definitivo el próximo 31 de diciembre. Un cartel en su escaparate lo confirma con un aplastante: “Cierre por jubilación”.
Con este adiós, la ciudad despide no solo una tienda, sino una parte de su memoria colectiva. En un entorno cada vez más dominado por las franquicias y las grandes marcas, la falta de relevo generacional y los cambios en los hábitos de consumo han terminado por apagar la luz de un local que formó parte de la vida cotidiana de miles de canariones.
Una tienda con alma
Durante años, INTI fue mucho más que un comercio de regalos. Era uno de esos lugares donde cada cliente era atendido con mimo y cercanía, donde siempre se encontraba algo distinto: desde bisutería artesanal y piercings hasta parches, objetos decorativos o pequeños detalles imposibles de hallar en las cadenas multinacionales —la mezcla perfecta para jipis, emos, rockeros y metaleros—.
“Tienda de toda la vida donde siempre encuentras lo que quieres”, escribía una clienta en Google hace apenas un mes. Otra reseña resumía el sentimiento compartido, “muy buena atención al detalle y hay de todo para hacer cualquier tipo de regalo. Un placer comprar ahí siempre”.

El fin de una era en Triana
Con su cierre, Triana pierde una de esas tiendas con identidad propia, que resistieron durante años al empuje de las grandes marcas. Cada vez son más los locales tradicionales que bajan la persiana en la capital grancanaria, desplazados por el auge de la bisutería low cost y las franquicias internacionales que copan los escaparates del barrio.
Lo mismo ocurrió hace unos meses en Gáldar, donde otra tienda de souvenirs con décadas de historia también se despidió para siempre. Ambos cierres reflejan una tendencia preocupante: la desaparición progresiva del pequeño comercio, ese que durante generaciones dio vida a las calles y acompañó la historia de los barrios.
El valor del comercio local
El cierre de INTI deja una lección clara: sin el apoyo del público, las tiendas con alma desaparecen. Detrás de cada escaparate hay personas, historias, esfuerzo y años de trabajo que no se pueden reemplazar con la inmediatez de una compra online.
Apoyar al comercio local no es solo una cuestión económica, sino una forma de preservar la identidad y el tejido social de las ciudades. Porque cuando una tienda de toda la vida cierra, no solo se pierde un negocio: se apaga una parte de la historia y se difuminan los recuerdos.
INTI se marcha con el cariño intacto de sus clientes y con la certeza de haber dejado huella. En palabras de uno de ellos: “No conocía la tienda y entré por casualidad… lo primero a destacar es el maravilloso trato de las tres mujeres que trabajaban allí”. Hoy, Triana despide a una de sus joyas más discretas, pero también más queridas.