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Anatomía de un desastre: el ficus del Risco de San Nicolás sigue sin solución un año después. / AH

Anatomía de un desastre: el ficus del Risco de San Nicolás sigue sin solución un año después

Un año después del intento fallido de talar el ficus centenario, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria sigue sin instalar el sistema de sustentación que prometió tras el segundo informe técnico que salvó al árbol

Hace un año exacto, en la mañana del miércoles 19 de noviembre, el silencio habitual del Risco de San Nicolás se quebró con el sonido de las sierras. Operarios municipales, siguiendo órdenes de la Concejalía de Desarrollo Estratégico, Sostenibilidad, Energía y Parques y Jardines, comenzaron a podar la copa del monumental ficus que desde hace más de cien años custodia la entrada de la pequeña ermita del barrio. Aquella actuación era el primer paso para talarlo.

La concejala Gemma Martínez había explicado horas antes a los vecinos, en una reunión que terminó con más dudas que certezas, que un hongo comprometía la estabilidad del árbol y que un informe de FCC avalaba su retirada urgente por motivos de seguridad. Pero el vecindario no se lo creyó. Y ese es el punto clave de toda esta historia: el ficus no se salvó por los informes; se salvó porque los vecinos no se movieron de debajo de él.

Durante dos días, cada vez que los operarios intentaban continuar el trabajo, el barrio se plantaba bajo el tronco centenario. Ni la presencia de agentes de la Policía Local ni de la Policía Nacional rebajó la tensión. La exigencia era clara: un segundo informe, esta vez elaborado por una empresa externa.

Sólo entonces el Ayuntamiento cedió.

Resistógrafo desde Madrid

El encargo recayó sobre Dasotec, con sede en Madrid. Su equipo realizó pruebas en el tronco con un resistógrafo, una herramienta que mide la resistencia interna de la madera. El resultado fue decisivo: el ficus tenía madera sana al menos en los primeros 40 centímetros de grosor, suficientes para garantizar su estabilidad en condiciones normales. El daño interno existía, pero la pudrición no estaba activa, un punto crítico que desmontaba la urgencia de la tala.

Los vecinos del Risco de San Nicolás pararon la tala del árbol centenario de su barrio. / AH

El informe completo, hecho público por el propio Ayuntamiento, fue claro: el árbol podía mantenerse en pie si se instalaba un sistema de sustentación exterior para reforzarlo ante posibles riesgos derivados del daño radicular o de episodios meteorológicos extremos. El Ayuntamiento anunció entonces que ya había encargado el estudio para diseñar ese apoyo.

Un año después, ese apoyo no existe.

Tubería 'fantasma'

El calendario posterior ha sido una sucesión de pasos en falso. En septiembre, operarios municipales abrieron un hoyo junto al alcorque para instalar una parte de la estructura auxiliar. Parecía que, por fin, algo se movía. Pero no: un mes después, el Ayuntamiento paralizó la obra al detectar que bajo ese punto pasaba una gran tubería de abastecimiento cuya posición exacta se desconocía.

Para evitar daños mayores —el suministro de buena parte de la ciudad dependía de ella—, el Consistorio contrató un georadar con el fin de localizar la infraestructura subterránea y poder ejecutar la zapata de forma segura. El análisis se hizo. Y después… nada. El agujero se volvió a tapar y el ficus sigue igual que aquel día en el que la motosierra se quedó a las puertas del tronco.

. En la imagen de la izquierda, el ejemplar a principios del siglo XX; a la derecha, hace un año. / AH

Árbol en pausa; Ayuntamiento atrapado

Hoy, doce meses después de aquel amago de tala y del pulso vecinal que cambió el destino del ficus, el ejemplar continúa en pie, con su misma estampa imponente frente a la ermita del Risco. Tiene daños, sí. Requiere refuerzo, también. Pero el sistema de sustentación prometido no está instalado y ni siquiera está claro cuándo lo estará.

El barrio, que hace un año se convirtió en inesperado protagonista de una batalla ambiental, mira ahora el árbol con una mezcla de orgullo y resignación. Lo salvaron, sí. Pero lo ven vulnerable. Y ven que la Administración ha sido incapaz de completar el trabajo que ella misma anunció.

El ficus del Risco de San Nicolás sigue vivo gracias a sus vecinos. Un año después, el Ayuntamiento aún no ha colocado el soporte que garantizaría su futuro. Y ahí, en esa dilación que ya roza lo inverosímil, está la verdadera anatomía de este desastre administrativo.