El campamento en la playa de Las Alcaravaneras: "Llevo más de 20 años viviendo aquí"

El Ayuntamiento dice que lo desmantelará de forma inminente y la oposición pide no normalizar la situación

Guillermo Díaz

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Tiendas de campaña en Las Alcaravaneras la semana pasada.  / Atlántico Hoy
Tiendas de campaña en Las Alcaravaneras la semana pasada. / Atlántico Hoy

Juan Leal es el inquilino más veterano del asentamiento de la playa de Las Alcaravaneras. “Llevo más de 20 años viviendo aquí. Me despidieron del trabajo y por problemas familiares acabé en la playa”, cuenta. Este gaditano de mirada triste y sonrisa desdentada vive en una destartalada caseta de campaña “con lo que tiene un mendigo'', subraya. En el interior de su refugio, situado en la zona de la playa más cercana al Muelle Deportivo, se aprecia una pequeña radio muy antigua, un cenicero lleno de colillas, un colchón sucio, varios cojines decolorados por el uso, algo de ropa y cervezas. “Para dormir, yo no me drogo, estoy en esta situación que me produce agobio y por eso me tomo dos o tres cervezas antes de acostarme”.

En el muro de la playa, donde se apoyan las tiendas, el olor a orín mezclado con la brisa marina es muy fuerte. “La policía local pasa todos los días —cuenta Juan—. Me dicen que recoja la caseta, pero la vuelvo a poner cuando se van”.

Según Juan, son entre 15 y 30 personas, "sobre todo canarios y jóvenes marroquíes que llegaron hasta la isla en pateras”. Asegura que es él la persona que le da de comer a todos los habitantes de estas improvisadas infraviviendas con lo que le dan en un supermercado cercano, al que va desde las siete y media de la mañana para pedir. “Allí me tratan muy bien, igual que los vecinos de Las Alcaravaneras. Gracias a ellos…”, sentencia.

Juan Leal en su caseta. Atlántico Hoy

Juan Leal en su caseta. / Atlántico Hoy

El Ayuntamiento los desalojará de manera inminente

Rogelio Santana, grancanario, también es un habitual del campamento, pero solo pasa algunas noches en la playa. Es amigo de Juan desde hace 27 años. Según él, venir a la playa “es como ir de acampada”. “A Juan lo quiero como a un hermano aunque yo tenga a mi familia”.

El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria afirma que esta situación “es un fenómeno recurrente” sobre el que está trabajando de forma continua. “Regularmente los vamos retirando de los puntos y las zonas públicas que ocupan, al mismo tiempo que dialogamos y les ofrecemos ayudas a través de servicios sociales y sus respectivas embajadas”. Además, el consistorio confirma a Atlántico Hoy que el desalojo de estas personas “es inminente”.

La oposición pide no normalizar esta realidad

El concejal del Partido Popular (PP) en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Ángel Sabroso, reivindica un esfuerzo real para evitar la proliferación de lo que él llama “‘campamentos de la miseria” en el municipio. “La playa de Las Alcaravaneras se ha convertido en punto de pernoctación y vida diaria de decenas de personas que llevan años acampados en la zona más próxima al Club Náutico y en el muro situado debajo del paseo, una situación que hemos denunciado en multitud de ocasiones, que hemos debatido en comisiones y sesiones de pleno y que sin embargo lejos de solucionarse, se está incrementando”, explica el edil del PP. “La degradación de Las Alcaravaneras ha alcanzado un punto vergonzoso”, afirma.

También Francis Candil, el candidato a la alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria por Coalición Canaria (CC), es muy crítico con esta terrible situación. “No podemos permitir por parte de nadie ocupar espacios públicos de la ciudad. Se terminan convirtiendo en campamentos o zonas de libre acampada para personas que no queda claro que tengan una problemática coherente de demanda habitacional”.

Otra de las personas que tendrá que abandonar la playa será Ismael, un joven de 20 años originario de Marruecos. Comparte caseta con un canario de 21 años. “Ahora no está. Ha ido a buscarse la vida”, relata. Ismael no tiene papeles y dice que lleva casi dos años en Gran Canaria. “Tengo problemas con el consulado. No me dan el pasaporte”, afirma malhumorado en un perfecto español. Confirma que Juan le ayuda a menudo con la comida y también que quitan las casetas cuando viene la policía. “Cuando se han ido las volvemos a poner”.

Aunque en la playa no hay electricidad, Ismael tiene un móvil con el que habla todos los días con su familia en Marruecos. “Ahora mismo me lo están cargando”, afirma con seguridad y agradecimiento.

Lo cierto es que Las Alcaravaneras no es el único lugar de la capital grancanaria donde se han ubicado este tipo de asentamientos. Sin ir más lejos, debajo de la nueva pasarela Onda Atlántica también se ha dado esta misma situación. Al igual que en Las Canteras o en El Confital.