El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ha anunciado un aumento de 2,8 millones de euros en la partida destinada a la atención a personas sin hogar, con nuevos contratos de alimentación, la puesta en marcha de un centro polivalente en la Fábrica de Hielo y un refuerzo en los convenios con entidades del tercer sector. Pero desde la calle, algunas de esas mismas entidades cuestionan que ese dinero llegue realmente a quienes más lo necesitan.
El nuevo contrato de alimentación, dotado con 2,89 millones para los próximos dos años, permitirá ofrecer 120 almuerzos y cenas diarias en los centros municipales de La Isleta, El Lasso y Ramón y Cajal, además de incluir dietas diseñadas por profesionales en nutrición y menús especiales en Navidad o emergencias. Paralelamente, el consistorio pondrá en marcha un centro polivalente con 34 plazas nocturnas y 60 de atención diurna en la antigua Fábrica de Hielo, con una inversión de 1,4 millones.
Entidades con voz crítica
Sin embargo, desde la Obra Social de Acogida y Desarrollo, una de las organizaciones con mayor trayectoria en la atención a personas sin hogar en la ciudad, la realidad descrita por el consistorio dista de la que viven a diario. Su fundador y presidente, Jesús García Barriga, asegura que la situación en Las Palmas “es mucho más grave de lo que se está diciendo o creyendo”.
“Hoy hay más personas en la calle que en 1988, cuando se cerró el hospital psiquiátrico y fundamos esta entidad. Decir que son 221, como afirmó el Ayuntamiento, no se ajusta a la realidad. Basta con pasear por cualquier barrio para verlo”, explica.
Fondos congelados
Aunque la nota municipal menciona que se destinan 1,6 millones a convenios con ONG, García Barriga denuncia que desde 2007 su entidad mantiene el mismo convenio, sin incremento ni siquiera del IPC. “Ni una subida en casi dos décadas. Firmamos convenios anuales que se demoran, nos retienen un 40 % hasta el año siguiente y ni siquiera recibimos una visita institucional desde hace tres legislaturas”, critica.
Según el Plan Estratégico de Atención Integral a Personas sin Hogar 2017–2021, la ciudad ya reconocía entonces una tipología diversa en el sinhogarismo, incluyendo personas sin techo, sin vivienda o en situación inadecuada, así como un déficit de coordinación interinstitucional y de seguimiento de casos, aspectos que la Obra Social asegura que siguen sin corregirse.
Perfil más complejo
García Barriga apunta a un deterioro evidente: “El sinhogarismo hoy es más complejo. Hay más personas mayores, con enfermedades mentales sin tratar, con adicciones, y muchas que viven como ocupas en condiciones inhumanas. A veces aparecen ya fallecidos”. Reclama con urgencia un “equipo multidisciplinar que incluya profesionales en salud mental, trabajo social, economía y educación” para abordar la problemática con rigor.
Más tensión asistencial
Aunque el Ayuntamiento ha advertido un incremento reciente de personas sin hogar procedentes del extranjero o de otras comunidades, el presidente de la entidad cree que este fenómeno no es nuevo, aunque sí requiere intervención. “Hace unos años atendimos a personas que vivían en el aeropuerto. Lo que falta es apoyo decidido para actuar. No se puede parchar, hay que mirar el problema de frente”.
También alerta de un fenómeno preocupante: “Quien antes salía de la pobreza con un trabajo, hoy necesita ir a un comedor social. La pobreza se está cronificando. Cada vez más personas caen en el pozo de la exclusión y pierden salud, red social y dignidad”.
Una ciudad deteriorada
La crítica más contundente llega al hablar de la falta de sensibilidad institucional. “Nos sentimos ninguneados. Esta ciudad se está deteriorando a una velocidad agigantada. No nos merecemos esto. Si cerramos mañana, el problema del sinhogarismo se multiplicaría, pero parece que al Ayuntamiento eso le da igual”.
Y concluye con una reflexión dolorosa: “Lo hago por vocación, no por reconocimiento, pero ver que no hay voluntad política te destroza. Esto no se arregla con titulares ni menús diseñados por nutricionistas. Se arregla con humanidad, voluntad y presencia en la calle”.
