En pleno corazón de una ciudad de Canarias, se levanta una construcción que no deja indiferente a nadie. A primera vista, parece sacada de una película romántica de época, con su elegante fachada, su aire señorial y el misterio que envuelve a sus paredes centenarias. Pero hay algo más que belleza en sus formas: hay una historia. Una historia de amor que se traduce en piedra, hierro forjado y cristales de colores.
En este edificio, el arte no solo se contempla, también se siente. Sus detalles modernistas, tan propios de una Europa en plena efervescencia creativa, se funden con el alma atlántica de una isla que ha sabido conservar su legado. No es solo un inmueble, sino un símbolo.
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Un palacete por amor
Fue construido en 1901 como un regalo. El banquero y político Domingo Rodríguez Quegles mandó levantarlo para su prometida, María Teresa González, como prueba de amor y compromiso. La obra, firmada por el arquitecto madrileño Mariano Belmás, no escatimó en detalles: mármoles de Carrara, vidrieras francesas, maderas nobles de Cuba y Guinea... Todo estaba pensado para impresionar.
Su verja fue diseñada por el arquitecto canario Fernando Navarro, quien también introdujo algunas modificaciones al proyecto original, dejando su huella local en esta joya de inspiración continental.
Símbolo del modernismo
Ubicado en el barrio de Triana, el Palacete Rodríguez Quegles es uno de los ejemplos más destacados del modernismo en Canarias. Su fachada elegante, sus balcones trabajados y su mirador con vistas a la ciudad lo convierten en uno de los edificios más fotografiados y visitados del centro histórico.
Aunque comenzó siendo una residencia privada, en los años 70 pasó a manos del Ayuntamiento, que lo destinó a usos culturales.
Espacio cultural activo
Desde entonces, ha albergado instituciones como el Conservatorio de Música y otras entidades vinculadas al arte y la cultura. En 1992, una restauración recuperó su esplendor original, sacando a la luz materiales y ornamentos olvidados por el paso del tiempo.
Hoy es sede de Promoción de la Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, del Festival Internacional de Cine y de la Sociedad Filarmónica, reafirmando su papel como uno de los epicentros culturales de la ciudad.
Patrimonio con alma
El Palacete Rodríguez Quegles no es solo el edificio más bonito de Canarias para muchos. Es también un lugar con alma, con historia, con una razón de ser. Es una obra que nació del afecto, se consolidó con arte y hoy permanece viva gracias a la cultura.