Un mapa revela el auge de las viviendas vacacionales en Las Palmas de Gran Canaria / AH
Un mapa revela el auge de las viviendas vacacionales en Las Palmas de Gran Canaria / AH

El istmo de Las Palmas tiene más camas de viviendas vacacionales que vecinos

Un mapa revela el auge de las viviendas vacacionales en Las Palmas de Gran Canaria, sobre todo en la zona Santa Catalina - Las Canteras, que alberga casi el 50% de este tipo de alojamientos en la ciudad

ariadna

Ya en los portales de Guanarteme o La Isleta no viven Pepi, Carmenza o Fernando. Ahora las ruedas de las maletas hacen cada vez más ruidos y la gente que sale y entra del 2ºA — aunque también del tercero derecha o del primero de aquel portal — cada semana es distinta. Hablan español a veces, pero otras inglés o alemán. La ventita de la esquina cerró y los alquileres cada vez son más caros. Solo se ven carteles rojos con dos uves, una grande y una chica. 

Esa es la situación de las calles de la zona de Santa Catalina - Las Canteras, sobre todo. Y es que el auge de las viviendas vacacionales en Las Palmas de Gran Canaria ha conducido a que haya más camas de alquiler turísticos que vecinos y vecinas que viven en el barrio, según un mapa informativo del geógrafo y profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), Víctor Jiménez Barrado. 

Más del porcentaje de la Ley

Según los datos reflejados, Canarias cuenta con más de 65.000 viviendas vacacionales, de las cuales un 6% se encuentran en Las Palmas de Gran Canaria, situándola en disputa por el segundo puesto entre los municipios con mayor concentración de viviendas turísticas, tras Arona y junto a Adeje.

La capital grancanaria alberga 4.127 viviendas vacacionales, y su crecimiento es exponencial. El mapa elaborado por el geógrafo pone en evidencia cómo algunas áreas de la ciudad ya superan ampliamente el límite del 10% de plazas turísticas en relación con la población residente, el umbral fijado en la futura Ley de Ordenación Sostenible del Uso Turístico de Viviendas en Canarias, que sigue en trámites para ser aprobada. 

Jiménez Barrado explica que esta cartografía se ha diseñado para ser "expresiva y clara", resaltando las zonas más afectadas por la expansión de las viviendas vacacionales. “El rojo indica que ya se ha superado el 10% de plazas turísticas respecto a la población residente”. 

Viviendas vacacionales en la ciudad

En zonas como Santa Catalina-Canteras, el número de viviendas turísticas se acerca al 50% del total de la ciudad, con 1.896 alojamientos registrados, “casi 1 de cada 2 de las que hay en toda la ciudad”. “Si metemos zoom, entre la calle Padre Cueto y Salvador Cuyás ya hay más plazas turísticas en viviendas vacacionales que vecinos viviendo (108%)”, destaca el geógrafo. 

Guanarteme (649), La Isleta (545), Alcaravaneras (545), Triana (142) y Vegueta (130) también registran altos porcentajes. Solo 47 de los 122 barrios capitalinos no tienen viviendas vacacionales registradas.

El mapa también señala que algunas zonas, como el Risco de San Antonio, están en camino de superar el umbral del 10%, al presentar actualmente entre un 7,5% y un 10% de plazas turísticas en relación con la población residente. 

Los datos reflejan que la capacidad de las viviendas vacacionales en la ciudad supera ampliamente a la de los hoteles y otros establecimientos turísticos tradicionales, pudiendo albergar hasta 16.745 turistas, lo que equivale a casi el doble de la capacidad hotelera de la ciudad, apunta el geógrafo, que para entender el volumen de visitantes añade que suponen la mitad del estadio de Gran Canaria. 

Consecuencias de su auge

Para Jiménez Barrado, el crecimiento descontrolado de las viviendas vacacionales está generando efectos negativos en el tejido social y urbano. "Si estas viviendas se destinan a uso turístico, no están disponibles para el alquiler de larga estancia, lo que reduce la oferta y eleva los precios", explica.

Asimismo, advierte sobre el proceso de gentrificación que está ocurriendo en las zonas con mayor concentración de estos alojamientos, lo que provoca la expulsión de residentes tradicionales y la transformación del comercio local hacia un modelo orientado al turista.

Aunque coincide con la consejera de Turismo, Jessica de León, en que la Ley de Vivienda Vacacional no resolverá el problema habitacional de las islas, advierte que su implementación podría mitigar algunos efectos negativos. "El problema de la vivienda es estructural, pero la regulación de la vivienda vacacional puede ayudar a contener el alza de precios en ciertas áreas", señala.