El servicio de socorrismo de Las Palmas de Gran Canaria cumple este miércoles 10 días días en huelga indefinida, convocada por la Unión de Socorristas de Canarias (USIC). Los trabajadores denuncian que el Ayuntamiento y Cruz Roja han hecho oídos sordos a sus reclamaciones, mientras que los servicios mínimos, del 77 % en la mayoría de playas y del 80 % en Las Canteras, vacían de contenido la protesta.
En esta entrevista, David Molina, portavoz del sindicato, repasa el impacto de la movilización, la falta de respuesta institucional y las condiciones en las que trabajan los socorristas de la capital.
[Pregunta] Se cumplen nueve días de huelga en el servicio de socorrismo de Las Palmas. ¿Qué balance hacen ustedes? ¿Han notado algún cambio o respuesta institucional desde que comenzó?
[Respuesta] Nada, con nosotros directamente no se han comunicado. El concejal de Ciudad de Mar, Pedro Quevedo, hizo un vídeo en redes sociales para, como quien dice, limpiarse las manos y quitarse responsabilidad, señalando que el conflicto es entre Cruz Roja y nosotros. Sí, es cierto que Cruz Roja es parte, pero también lo es el Ayuntamiento, porque es quien realmente pone las condiciones y quien licita. Además, los puestos y las sillas de vigilancia son responsabilidad directa del Ayuntamiento. Así que esa jugada, ese vídeo para desmarcarse, no procede mucho, la verdad. A día de hoy seguimos sin comunicación ni de Cruz Roja ni del Ayuntamiento, lo cual es tremendo.
¿Cuál ha sido el impacto real en el servicio durante esta primera semana y media de huelga? ¿La ciudadanía está percibiendo alguna diferencia?
Le estamos haciendo un favor a la ciudadanía, porque increíblemente, estando de huelga y con servicios mínimos, hay días en que hay más personal ahora que en jornadas normales de trabajo. Ese es el nivel que estamos teniendo. Deberíamos ser unos 30 socorristas como mínimo, pero normalmente somos 20 o 22. Ahora, con los servicios mínimos, estamos siendo 24. Así que la ciudadanía no lo nota porque nos seguimos dejando la piel, seguimos rescatando y asistiendo, aunque estemos en huelga. La diferencia es que los que no están protegiendo son el Ayuntamiento y la empresa.
¿Qué prioridad cree que le da el Ayuntamiento a este servicio?
Mire, para que lo entienda la gente: en esta ciudad el carnaval cuesta entre 7 y 8 millones de euros en un mes, mientras que la seguridad de todas las playas se cubre con apenas unos 800.000 euros al año. Esa es la prioridad política: gastar millones en una fiesta y destinar las migajas a un servicio esencial que protege vidas todo el año. Y lo más grave no es que se destine poco, es que ni siquiera se invierte bien. Cuando falta personal, Cruz Roja se ahorra ese dinero. ¿Dónde va? El Ayuntamiento no se lo pregunta. En La Oliva, por ejemplo, multaron a Cruz Roja con 200.000 euros por esto. Aquí nadie fiscaliza nada.
¿Y en cuanto a los planes de seguridad?
Ya de por sí están mal diseñados. A partir de septiembre recortan personal en Las Canteras y cierran el resto de playas, como si dejara de haber bañistas de un día para otro. Pero aquí en septiembre sigue habiendo buen tiempo y turistas. En Las Canteras deberían ser 14 socorristas como mínimo según el plan, pero normalmente somos 12, 10 o incluso menos. Y a partir del 16 de septiembre reducen a 11, con lo cual todavía peor. Es una barbaridad.
¿Cree que los servicios mínimos están vaciando de contenido la huelga?
Claro, evidentemente. A nosotros se nos ha quitado el derecho a hacer huelga. Parece que han hecho un estudio de cuántos socorristas había al día y lo han clavado: si éramos 24 en vez de 30, han puesto el mínimo en 24. Así no podemos faltar ninguno, no podemos ejercer nuestro derecho a protestar. Todas las concentraciones las hacemos fuera de nuestro horario laboral, antes de las 10 de la mañana o después de las 8 de la tarde. Y mientras tanto ellos esperan que nos cansemos. Pero no nos vamos a cansar, porque esto ya es una cuestión de respeto.
¿Han tenido algún acercamiento por parte del Ayuntamiento o de Cruz Roja en estos días?
Ninguno. Después de nueve días de huelga indefinida, de varias concentraciones y del ruido mediático, ni Cruz Roja ni el Ayuntamiento se han sentado a hablar. Es insultante la dejadez. Ni siquiera nos comunicaron oficialmente los servicios mínimos: nos enteramos por la prensa. Es asombroso y demuestra el nivel de respeto que nos tienen.
En junio ya denunciaban torretas deterioradas, falta de material y salarios bajos. ¿La situación sigue igual?
Sigue igual o peor. Lo que más nos afecta es la falta de personal, el mal estado de las torretas y los salarios. Cobramos unos 1.000 euros al mes por un trabajo de altísima responsabilidad, cargando con la vida de miles de personas al día. Es indigno. El servicio que deberían aguantar 23 socorristas lo están sacando adelante 11. Así es imposible. Los compañeros están rotos desde hace tiempo.
¿Cómo les afecta emocionalmente seguir trabajando así?
Nos están arrastrando por el fango. La carga emocional es enorme. Aguantamos por la unión que hemos conseguido entre nosotros y porque sentimos que lo que hacemos es histórico, pero cada minuto sin respuesta lo tomamos como una falta de respeto total. No solo hacia nosotros, sino hacia la ciudadanía, porque este servicio se paga con sus impuestos. Y mientras tanto hay compañeros que han tenido que pedir comida en bancos de alimentos o que han sufrido lesiones graves y se han quedado incapacitados.
¿Qué tendría que pasar para desconvocar la huelga?
Lo básico: más personal, ampliar la temporada alta, mejorar las torretas y salarios dignos. No pedimos lujos, pedimos condiciones humanas y equiparables a otras comunidades, donde cobran hasta el doble por un trabajo menos duro. Estamos en el Atlántico, no en el Mediterráneo. Aquí el riesgo es mayor y no se reconoce.
¿Qué le diría al concejal de Ciudad de Mar, Pedro Quevedo, después de más de una semana de huelga y tras escucharle decir que “no existe precariedad” en el servicio?
Es una auténtica locura decir que no existe precariedad. Basta ver nuestras condiciones para comprobarlo: cobramos poco más de mil euros, trabajamos con torretas en ruinas, sin personal suficiente y sin medios. Que diga que no hemos solicitado mediación es falso, llevamos semanas exigiendo diálogo. Sus palabras son un insulto a la inteligencia de los socorristas y de la ciudadanía. Si no tiene la capacidad de gestionar esta situación, debería dar un paso a un lado y dejar que alguien lo haga, porque aquí hablamos de seguridad y de vidas humanas.
