Las redes sociales han vuelto a poner el foco en Las Canteras. Un guitarrista que suele tocar en el paseo ha denunciado públicamente que una vecina lo increpa de forma habitual y que incluso habría llegado a agredir a otra cantante callejera. Según su versión, la mujer le tiró el micrófono al suelo y la agarró del cuello, un episodio que varios camareros de la zona aseguran haber presenciado.
La denuncia del músico
El guitarrista, con más de veinte años tocando en la avenida, dice que la vecina apenas lleva unas semanas viviendo en la zona y que ya ha tenido roces con hosteleros y artistas. “Los horarios los marca el Ayuntamiento, no los vecinos”, explicó en uno de sus vídeos, que acumulan cientos de comentarios en cuestión de horas.
@freddy.surez00 Ni un mes lleva ésta persona viviendo en la zona. Ya tiene PROBLEMAS con TODOS los restaurantes, con todos los dueños y con todos los camareros. "Que sepas que voy a ir a por tí" me dijo justo antes de empezar a grabar. Es la misma del vídeo anterior sobre lo mismo. Yo sé lo que es la depresión, la frustración, la infelicidad... pero "jamás fui a por nadie" A una chica que canta la agarró del cuello, le tiró el micro y no sé qué más... #vecinaloca #vecina #arte #musica ♬ sonido original - Freddy Suárez
Qué dice el Ayuntamiento
Fuentes municipales confirman que para tocar en la calle es obligatorio contar con autorización, al tratarse de una ocupación de espacio público. En el caso de Las Canteras, estas licencias dependen del distrito Isleta-Puerto-Guanarteme. La Policía Local es la encargada de comprobar si los artistas tienen permiso y si cumplen con los límites de volumen y horario. “Hasta para repartir publicidad hace falta autorización, y lo mismo ocurre con la música en la calle”, recuerdan.
Opiniones divididas
El caso ha desatado un intenso debate en redes. La mayoría de mensajes respaldan a los músicos y critican la actitud de la vecina, mientras otros vecinos reclaman más control para garantizar el descanso.
Lo cierto es que la polémica vuelve a poner sobre la mesa la convivencia en la principal zona turística de la capital grancanaria, donde la música, las terrazas y el derecho al descanso no siempre encajan bien.