La limitación horaria de las terrazas de Joaquín Costa, plaza de Los Betancores, Fernando Guanarteme y Los Martínez de Escobar entra hoy en vigor, tras la publicación en el Boletín Oficial de la Provincia de Las Palmas de la resolución municipal que establece el cierre obligatorio a las 22.00 horas, con media hora adicional para desalojo y limpieza. La medida, dictada por la Dirección General de Edificación y Actividades, afecta a todas las terrazas del entorno y a las futuras autorizaciones mientras esté en vigor la norma.
El Ayuntamiento justifica la restricción en el cumplimiento de varias sentencias judiciales que le obligan a reducir los niveles de ruido y a adoptar medidas para proteger el derecho al descanso en una de las zonas con mayor concentración de ocio de la capital. Entre ellas, destacan los fallos del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo nº 1 y nº 6, de 2021 y 2022, que ordenaron al Consistorio actuar frente a las denuncias vecinales.
A raíz de esos pronunciamientos, se encargó un mapa de ruido que determinó la necesidad de aplicar restricciones horarias. Sin embargo, la primera resolución municipal de 2022 fue anulada en 2024 por falta de trámite de audiencia, y su nulidad fue confirmada por el TSJC en abril de 2025. La publicación de hoy cierra ese ciclo: el Ayuntamiento repite el procedimiento, esta vez con audiencia a los afectados, informes técnicos y base jurídica reforzada.
“La medida menos restrictiva”
El documento publicado sostiene que la reducción de horario es “la menos restrictiva de cuantas pudieron adoptarse”, ya que evita eliminar terrazas o reducir mobiliario. El Consistorio argumenta que los estudios acústicos —elaborados conforme a las normas europeas y españolas— avalan la necesidad de actuar y recuerdan que “no se adquiere ningún derecho sobre el suelo público”.
“Los tribunales han validado la potestad municipal para establecer horarios de cierre más limitados cuando se trata de zonas residenciales con alta concentración de establecimientos”, recoge el texto firmado por la directora general María Gracia Pedrero Balas.
Rechazo del sector
La Asociación de Restauración de Las Palmas de Gran Canaria (ARES) ha calificado la entrada en vigor de la resolución como un “mazazo” para el sector y acusa al Ayuntamiento de actuar “sin diálogo”. En su último comunicado, la patronal denunció que la decisión llega pese a haber presentado “medidas alternativas e informes técnicos propios” y que se trata de una resolución “unilateral” que “pone en riesgo decenas de empleos”.
ARES insiste en que el Ayuntamiento ha tomado “la vía más fácil” y advierte de que estudia acciones legales para defender los intereses de los negocios afectados. “Nos están empujando al abismo”, afirmaba su presidente, José Miguel Sánchez, al conocerse el anuncio de la medida.
Los vecinos celebran el cambio
Por el contrario, los residentes del entorno —que han impulsado las denuncias judiciales desde 2020— consideran que la resolución “llega tarde, pero llega”. En palabras de Alberto Álamo, uno de los vecinos que ha liderado las reclamaciones, “Alcaldesa, los que vamos a poder vivir y dormir en nuestras viviendas te saludan”.
Álamo defiende que el Ayuntamiento ha tomado “la decisión más laxa posible”, y recuerda que “no se cierran los locales, solo se recogen las terrazas dos horas antes”. Según el vecino, la situación de los últimos años “era un sinvivir” y el ruido nocturno “ha enfermado a personas” de la zona.
Aplicación inmediata
El nuevo horario se aplicará todos los días de la semana, sin distinción entre laborables y festivos, y será de obligado cumplimiento para los locales ubicados entre Lucas Navarro y Fernando Guanarteme, así como en las calles Los Martínez de Escobar y la plaza de Los Betancores.
La resolución advierte de que el incumplimiento podrá acarrear sanciones administrativas y que la limitación podría endurecerse si no se reducen las molestias. Además, aclara que el horario será revisable si los informes técnicos lo aconsejan.
Un conflicto que divide al barrio
Con la entrada en vigor de esta medida, el Ayuntamiento busca cerrar un conflicto que lleva más de cuatro años enfrentando a vecinos y hosteleros. Mientras unos celebran “el fin del ruido”, otros temen “el principio de la ruina”. La coexistencia entre ocio y descanso sigue siendo el principal reto en una de las zonas más densas y turísticas de Las Palmas de Gran Canaria.
