Los trabajadores de Luis Morote pasan la noche en el parquin: "Ha sido horrible"

Los empleados no tienen muy claro cuál va a ser su futuro porque nadie les da una respuesta

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Un cliente molesto habla con un trabajador del parquin de Luis Morote / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO
Un cliente molesto habla con un trabajador del parquin de Luis Morote / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO

El conflicto desatado en el parquin de Luis Morote, en Las Palmas de Gran Canaria, a raíz de un enfrentamiento entre herederos tiene a los trabajadores del aparcamiento desconcertados. Después de que el Juzgado de Primera Instancia Número 4 desalojara las cinco plantas, los empleados no saben qué ocurrirá. Decidieron pasar la madrugada allí porque temían volver por la mañana y no poder entrar. “La noche ha sido horrible porque no sabes qué va a venir al día siguiente”, narra uno de ellos. 

La fachada amaneció con varios carteles en forma de protesta para demostrar su indignación. “Ricos con el sudor de la clase obrera”. “¿Quién alimenta a las 10 familias con hipotecas?”. “SOS justicia”. “200 abonados desamparados en la calle”. Fueron algunas de las consignas que se podían leer a unos pocos metros de la playa de Las Canteras.

"En un limbo"

Allí reciben a Atlántico Hoy cansados, pero teniendo claro cuál es su lucha. “Estamos en un auténtico limbo”, afirma Mateo enfadado. Comenta con incredulidad que el vigilante de seguridad no tiene claro si puede dejarlos pasar ante la poca información. “Se supone que tenemos que seguir viniendo a trabajar porque ni nos han despedido ni los de la empresa se han presentado para decirnos si se hacen cargo de nosotros o no”, sentencia. 

“Nadie nos dice nada”, exclama. Aunque añade que a final de mes “llegarán los problemas” dado que hay personas con hipotecas y alquileres. Su compañero Juan añade que solo piden “una solución digna para salir de aquí”. “Es una pelea de herencia y al final lo pagan los empleados. Los hemos puesto ricos y los más pobres somos nosotros”, declara.

Los trabajadores del parquin de Luis Morote / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO
Los trabajadores del parquin de Luis Morote / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO

"Yo me acabo de enterar"

Mientras, en la entrada se escuchan conversaciones entre el vigilante y clientes incrédulos al no poder meter su vehículo. “Yo me acabo de enterar, veo que nos han dejado colgados”, expresa un hombre en declaraciones a este medio.

Juan relata que la pasada noche Correos les llevó una carta certificada a nombre para la nueva empresa con la dirección del aparcamiento. “Esto ha pasado sin previo aviso a los casi 250 abonados que hay, es vergonzoso”, dice.

Desalojo del aparcamiento de Luis Morote por orden judicial / ATLÁNTICO HOY
Desalojo del aparcamiento de Luis Morote por orden judicial / ATLÁNTICO HOY

Dar la cara

Durante la tarde de este martes llegaron turistas que tenían abonos por 15 días se han encontrado, han salido y al regresar se han visto las puertas cerradas. “Es una estafa en toda regla”, declara Mateo. Se queja, además, porque son ellos quienes están “dando la cara” ante las personas que tienen una plaza.

“Los abonados nos han visto aquí toda la vida. Yo tengo la esperanza de que se solucione. Nuestro jefe debería ser claro con nosotros. No sé si nos van a subrogar porque tenemos mucha antigüedad”, continúa. 

"Aquí se marcha todo el mundo"

Juan opina que “ha sido un despido de lo más basura”. “Aquí se marcha todo el mundo. Los entrantes no llegan y los que se fueron nos han dejado tirado. La imagen que estamos dando a la gente que ha venido del extranjero, de la Península… Han perdido su dinero y han tenido que buscarse la vida”.

La zona tampoco ayuda porque por los alrededores no es fácil encontrar aparcamiento y de allí han salido 250 coches que han llenado otros parquin. “Ayer me daba sentimiento que los extranjeros llamaban a la policía porque no los dejaban entrar. ¿Pero y qué les van a decir? Ellos insistían en que habían pagado. Los empleados nos sentimos culpables”, confiesa Mateo.

“Hasta ahora nadie ha dado la cara. Todos se han lavado las manos y quedamos como agua sucia”, culmina otro trabajador.