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Salida de la calle Joaquín Costa a la Plaza de los Betancores. / AH

Los vecinos de Joaquín Costa responden: “Alcaldesa, los que vamos a poder dormir te saludan”

Residentes de la zona de la capital grancanaria celebran la limitación de terrazas a las 22.00 y recuerdan que el descanso es un derecho fundamental

La reciente resolución municipal que fija el horario único de 08.00 a 22.00 para las terrazas de Joaquín Costa, plaza de Los Betancores y Los Martínez de Escobar, con media hora adicional para desalojo y limpieza, ha abierto un nuevo capítulo en el pulso entre ocio y descanso. Alberto Álamo, vecino afectado y una de las voces que han liderado las quejas por ruido, aplaude la medida: “Alcaldesa, los que vamos a poder vivir y dormir en nuestras viviendas te saludan”.

Álamo recuerda que el conflicto “era un sin vivir” y que “nos han dado la razón cuatro veces: hay cuatro sentencias y el Ayuntamiento estaba señalado por inacción”. A su juicio, el Consistorio actuó cuando “encargó un mapa de ruidos” cuyo resultado fue “aplastante”. “Con esas conclusiones, se tomó la decisión más laxa: recoger las terrazas a las 22.00”, sostiene.

Salud y descanso

El vecino subraya el impacto sanitario de la exposición al ruido nocturno: “el ruido enferma y mata”. Cita un caso incluido en los procedimientos judiciales de la zona con indemnizaciones de 3.000 y 7.000 euros, esta última “porque se demostró que el estado de un vecino empeoró a raíz del problema del ruido”.

Álamo recalca que la resolución “no cierra los locales”, sino que “ordena recoger terrazas dos horas antes”. “Los titulares que hablaban del fin del ocio no son exactos. La actividad puede seguir dentro. Lo que no puede ser es que la terraza sea una prolongación del local hasta la madrugada sobre suelo público”.

Según su experiencia, las molestias se concentran “del jueves al domingo”, aunque “pueden darse cualquier día”. “Vivo en una sexta planta y es raro no oír un ‘cumpleaños feliz’ a media tarde. Bullicio hay; la cuestión es si es compatible con una zona residencial”.

Mesa pendiente

Sobre el diálogo con el sector, admite contactos “en petit comité” y reconoce que “hay locales más responsables que otros”. Sin embargo, lamenta que nunca se activara la prometida mesa de ocio con empresarios, vecinos y Ayuntamiento: “Se perdió una oportunidad. Al final cada uno fue a lo suyo”.

Para Álamo, la clave es hacer cumplir la ordenanza de convivencia, que delimita el periodo nocturno entre 22.00 y 08.00. “El problema no es solo el horario, sino la falta de medidas correctoras en la calle. Si a las 22.00 hay bullicio y nadie interviene, el conflicto se cronifica”.

Preguntado por la presencia policial, detalla déficits acumulados: “Se disolvió la policía nocturna y faltaban sonómetros. No pedimos convertir esto en zona conflictiva, pero hace falta control para que todos cumplan: ciudadanos, hosteleros y administración”.

Zona Acusticamente Saturada

Álamo no descarta ir más allá: “No me hubiera importado que se declarara ZAS si era lo procedente. Hay que adaptar la normativa a los tiempos actuales: el ánimo de lucro no puede estar por encima de los derechos fundamentales”. A su entender, la actual limitación a las 22.00 “ha calmado” la situación cuando se ha cumplido y se han aplicado medidas correctoras.

Mensaje al los hosteleros

A los hosteleros que sostienen que el recorte horario “los empuja al abismo”, responde con contabilidad humana: “Aquí hay gente que se ha mudado de su casa, personas que han enfermado. Cada cual defiende sus intereses, pero el descanso es un derecho. No todo puede girar en torno a los veladores”.

Con la resolución anunciada para su publicación en el BOP, los vecinos piden dos cosas: cumplimiento estricto del horario con inspecciones y sanciones si procede, y activar por fin una mesa de convivencia con mediciones actualizadas, indicadores públicos y revisión periódica. “No ha llegado la sangre al río. Si se cumple lo aprobado y se dialoga en serio, el barrio puede convivir con la hostelería”, concluye Álamo.