Llega puntual a la cita, con una sonrisa en la cara y vestido con una gorra y una camiseta de apoyo al partido de Alvise Pérez, Se Acabó la Fiesta. El conjunto —outfit para los modernos— choca con el motivo del encuentro en la redacción de Atlántico Hoy. Eufemiano Suárez Fuentes, Ufe para los amigos, acaba de ser expulsado del partido y ha iniciado un proceso para recurrir esa decisión. “Soy su fan número uno [de Alvise Pérez]”, recalca cuando se le pregunta por los motivos de su ropa. “El problema es que los que tiene alrededor son unos fachas, unos tiranos”.
Durante meses fue uno de los rostros más visibles de Se Acabó La Fiesta en Canarias. Estuvo en los primeros contactos, en las reuniones iniciales, en la construcción de un proyecto político que prometía dinamitar el tablero tradicional. Hoy, Eufemiano Suárez Fuentes ya no forma parte del partido. Su nombre figura en un expediente disciplinario que culminó con la máxima sanción posible: la expulsión. Y, sin embargo, lejos de desaparecer en silencio, ha decidido recurrir formalmente la decisión, convencido de que aún puede dar la batalla.
Políticamente incorrecto
Su llegada a SALF estuvo precedida por una trayectoria política cambiante. Él mismo la reconstruye desde su afiliación juvenil a Alianza Popular con Manuel Fraga, su posterior paso por el Partido Popular, su apoyo puntual a Ciudadanos y la creación, en 2017, de la página El Látigo Democrático de Maspalomas, desde la que lleva años cargando contra cargos públicos de distinto signo. “Yo odio la diplomacia, soy antieufemismo [y se ríe al ir contracorriente de su nombre], no me corto un pelo”, resume. Ese estilo directo, basado en el insulto como herramienta de denuncia, lo ha convertido en un personaje incómodo dentro y fuera de los partidos.
En la figura de Alvise Pérez creyó encontrar, según su relato, al líder capaz de acabar con la “partitocracia” y con la corrupción que, a su juicio, define el sistema político español. “Para mí es el revulsivo que necesita España”, afirma. Esa fe no se quedó en un respaldo pasivo. Suárez Fuentes se implicó de lleno en la implantación del partido en el Archipiélago, participó en su embrión organizativo, promovió encuentros de militantes y llegó a ejercer como apoderado en las elecciones europeas, convirtiéndose en una pieza reconocible dentro de la estructura emergente de SALF en Canarias.
Choque con la coordinadora
Pero ese entusiasmo inicial empezó a resquebrajarse. El deterioro de la relación con el partido tuvo su origen en una cadena de discrepancias internas con la coordinadora autonómica, Úrsula Llanos. Lo que en un principio eran desacuerdos acabó transformándose en un conflicto personal que fue escalando hasta alcanzar a la dirección nacional. El choque dejó de ser orgánico para convertirse en disciplinario.
"Por sugerir mejoras", explica, "se me acusó de ser caballo de Troya. No hay nada personal, es solo el comportamiento dictatorial de una des-coordinadora que se atreve a echar a varios afiliados del chat del partido...". "Desgraciadamente este comportamiento tan antidemocrático se reproduce en varias provincias de España. Catorce agraviados ya se han puesto en contacto conmigo", asegura Suárez Fuentes.

A mediados de octubre de 2025, la dirección nacional activó el mecanismo sancionador a raíz de una denuncia presentada por la propia coordinadora autonómica. Se le imputaron comportamientos considerados muy graves: ataques a la dignidad del partido, vulneración de derechos fundamentales y conductas de acoso y discriminación por razón de género. El procedimiento avanzó con rapidez. Hubo instructor designado, alegaciones rechazadas y una propuesta de resolución que desembocó, apenas semanas después, en su expulsión definitiva acordada el 13 de noviembre.
Expulsión inmediata
La resolución disciplinaria describe un escenario de elevada gravedad. Da por probado que Suárez Fuentes dirigió insultos directos a otras afiliadas en chats públicos, que realizó comentarios de contenido sexual hacia la coordinadora autonómica, que difundió imágenes de carácter personal y familiar de ella y de su hija y que utilizó expresiones reiteradas de desprecio en audios y mensajes internos. El Comité entiende que no fueron episodios aislados, sino un patrón continuado de hostigamiento, con componentes humillantes y sexistas, incompatible con cualquier convivencia interna.
Sobre esa base, el órgano disciplinario decidió aplicar la sanción más contundente prevista en los Estatutos: la expulsión inmediata del partido. El argumento es claro: a juicio de la Comisión, ninguna medida menor serviría para frenar una conducta que el propio expedientado había advertido que mantendría “desde dentro o desde fuera” de la organización.
Suárez Fuentes asegura que "está muy confiado" en que le tendrán que readmitir "por ser injusta y anticonstitucional". Así se lo asegura su abogado Pedro Sánchez —"el bueno y canario, no confundir con el nefasto presidentucho nacional", recalca—, porque "el abuso del comité de garantías, transparencia y valores —no cumple con ninguna de las tres— es inaudito en la democracia española".
Libertad de expresión
Eufemiano Suárez no rehúye el fondo de la cuestión. No niega su forma de expresarse. Al contrario, la reivindica. “Yo insulto a todo el mundo, no tengo filtros, y eso lo saben desde el principio”, afirma. Defiende que su manera de hablar forma parte de una crítica política sin eufemismos y sostiene que sus mensajes están amparados por la libertad de expresión, incluso dentro de un partido político. Por eso ha acudido a la vía del recurso interno y prepara también el terreno para una impugnación ante la justicia ordinaria. "En eso sí me parezco a Alvise Pérez: somos Quijotes. Yo siempre he sido defensor de terceros, pero ahora me toca defenderme a mí", apunta.

Y, sin embargo, la ruptura no ha sido total. Suárez Fuentes sigue declarándose públicamente el “fan número uno” de Alvise Pérez, mientras carga con dureza contra la actual Ejecutiva nacional. Esa contradicción ha marcado sus movimientos posteriores. Según su propio testimonio, llegó a desplazarse a distintas ciudades peninsulares coincidiendo con actos del partido con la intención de trasladar directamente su versión de los hechos al líder de SALF.
Vigilado
Lo intentó primero en Las Palmas de Gran Canaria, en un acto celebrado el 31 de julio en el Hotel Reina Isabel. Allí le afeó "la conducta por no haber felicitado personalmente a los que fuimos apoderados, lo que me aseguró que lo haría la semana siguiente". "Le advertí", prosigue, "que no lo hicieran una semana antes de las siguientes elecciones, pues se notaría que era por peloteo barato".
Después en Madrid, durante el gran mitin de Vistalegre, al que acudió cargado con camisetas y gorras de apoyo a Canarias que él mismo había financiado. Allí la seguridad le impidió inicialmente el acceso con ese material —tuvo que dejarlas en una taquilla "para no hacer competencia a los productos oficiales", sospecha—. Más tarde lo intentó también en Málaga y en Alicante, sin éxito en ninguno de los casos. En la capital de la Costa del Sol se le impidió cualquier contacto directo con Alvise Pérez, mientras que en la capital de la Costa Blanca fue expulsado de la sala y fue retenido "ilegalmente durante dos horas, rodeado de dos miembros de seguridad y dos musculitos con la camiseta de SALF".
"Ellos pasan de las alegaciones, Se las pasan por el forro”, señala. "Quiero recurrir porque es una actuación ilegal, anticonstitucional. Para mí esto va más allá de ideologías. Si me cuentas lo mismo con un afiliado de Podemos, me cabreo igual. Es el abuso de aparato", puntualiza Suárez Fuentes antes de recordar que "a mí me notifican la apertura del expediente a las 6:13 de la mañana, con 24 horas para alegaciones. Eso no se lo dan ni a un violador; como mínimo 48 horas. A mí, 24".

Primera crisis
Con la expulsión ya ejecutada y anotada en el registro de afiliados, el militante canario ha optado ahora por la vía del recurso, abriendo una nueva fase de un conflicto que ha dejado una profunda cicatriz en la todavía frágil estructura de SALF en Canarias. El caso se ha convertido en la primera gran crisis orgánica del partido en el Archipiélago y en la primera expulsión de un afiliado SALF, con un protagonista que en apenas unos meses ha pasado de fundador de hecho y apoderado electoral a expulsado que combate jurídicamente a la dirección mientras mantiene su lealtad personal al líder al que no ha logrado volver a ver de frente.
“Yo seguiré creyendo en Alvise, porque creo que es necesario para acabar con este sistema”, concluye. Todo lo demás, para él, forma parte de una guerra interna contra lo que define, sin matices, como “el aparato”. Maquinaria contra la que luchará, advierte, desde el perfil en Facebook de su web El Látigo Democrático de Maspalomas, donde desarrollará al detalle su historia con SALF y "la descoordinadora" regional del partido.
