El expansionismo estadounidense ha sido una constante en la política internacional desde el siglo XIX y las recientes declaraciones de Donald Trump lo traen de vuelta al primer plano.
Su interés en comprar Groenlandia, recuperar el control del Canal de Panamá y hasta sugerir la anexión de Canadá como el estado 51 de Estados Unidos han generado polémicas en todo el mundo.
¿Por qué quiso EE UU invadir Canarias?
Estos comentarios han reabierto viejas heridas y traído a la memoria episodios históricos como los planes de Estados Unidos para invadir las Islas Canarias en 1898.
Durante la guerra hispano-estadounidense, en un momento en el que Estados Unidos buscaba debilitar la posición de España y consolidar su poderío en el Atlántico, se consideró invadir el Archipiélago.
Últimas colonias
Estos planes, aunque finalmente descartados, respondían a una estrategia geopolítica que buscaba controlar puntos clave en las rutas marítimas y asegurar bases estratégicas cercanas a Europa, África y América.
La importancia de las islas no solo residía en su ubicación, sino también en su capacidad para proyectar poder y facilitar el control de territorios españoles de ultramar como Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam.
Trump y Groenlandia: así está la situación actual
Ahora, más de un siglo después, Trump retoma el discurso expansionista, y aunque los tiempos han cambiado, el trasfondo de estas ambiciones es similar.
En el caso de Groenlandia, la isla representa no solo un punto geoestratégico en el Ártico, sino también una fuente potencial de recursos naturales, como minerales y combustibles fósiles, mientras que Canadá, con su sólida economía y vastos recursos, parece ser visto por el próximo presidente de la república como una extensión natural de los intereses estadounidenses frente a Rusia en el Polo Norte. Por su parte, el Canal de Panamá sigue siendo un paso vital para el comercio internacional en el que China tiene un papel predominante.
Respuestas
Las reacciones internacionales a estas declaraciones no se han hecho esperar. Dinamarca y el gobierno de Groenlandia han rechazado categóricamente cualquier posibilidad de venta de la isla, calificando la idea de absurda.
Panamá, por su parte, ha reafirmado su soberanía sobre el canal, recordando que desde 1999 este dejó de estar bajo control estadounidense.
Y en Canadá, tanto el ex primer ministro Justin Trudeau como los principales líderes políticos han condenado las sugerencias de Trump, reafirmando la independencia y soberanía del país.
Alaska y Hawái
Este comportamiento recuerda cómo, a lo largo de su historia, Estados Unidos ha buscado consolidar su influencia mediante la adquisición de territorios estratégicos. Desde la compra de Alaska en 1867 hasta la anexión de Hawái en 1898, el expansionismo ha sido una herramienta clave en su ascenso como potencia global.
Los planes para invadir Canarias en el mismo año forman parte de este patrón, subrayando cómo la geopolítica estadounidense ha estado marcada por su interés en puntos estratégicos alrededor del mundo.
Respeto a las fronteras
A pesar de las diferencias de época, el paralelismo entre los planes de 1898 y las ambiciones actuales de Trump no puede ser ignorado. Ambos casos reflejan una visión de poder que prioriza los intereses estratégicos sobre el respeto a la soberanía de los pueblos.
Sin embargo, las firmes respuestas de Groenlandia, Canadá y Panamá dejan claro que el mundo de hoy no está dispuesto a tolerar acciones expansionistas que recuerdan un pasado colonial.
Este debate, que mezcla historia y actualidad, nos invita a reflexionar sobre el papel de las grandes potencias en el panorama internacional y sobre cómo garantizar que el respeto a las fronteras siga siendo un principio inquebrantable en las relaciones internacionales.
