"Tú no serás el caudillo si en la masa sólo ves el escabel para alcanzar altura. Tú serás caudillo si tienes ambición de salvar todas las almas". La rogativa anterior es una de las múltiples reflexiones públicas que dejó Josemaría Escrivá de Balaguer (sacerdote español fundador del Opus Dei) y sirve —en buena medida— para radiografiar la sustantividad de Vox en Canarias, marcada por una fractura interna —con la sombra, precisamente, de la Obra proyectada sobre esas tensiones orgánicas— que amenaza con reducir su representación en las administraciones públicas del Archipiélago por la vía de la desbandada.
La crisis llega apenas un año y medio después de que el partido de ultraderecha recibiera un apoyo considerable en las urnas por parte de un buen número de habitantes de las Islas. Vox irrumpió con fuerza en las elecciones autonómicas de mayo de 2023, comicios en los que obtuvo 71.740 votos (7,86%) y cuatro escaños en el Parlamento de Canarias.
Resultado histórico
No se quedó ahí el subidón: la formación de Santiago Abascal entró también en los cabildos de Gran Canaria y Tenerife o en ayuntamientos como los de Santa Cruz de Tenerife o Las Palmas de Gran Canaria. Un resultado histórico para un partido que, hasta entonces, apenas tenía implantación en las Islas.
El éxito se replicó en las elecciones generales de junio, donde la formación de ultraderecha logró dos diputados en el Congreso por la provincia de Las Palmas y se consolidó como quinta fuerza en el Archipiélago —pese a que, por un error propio, no presentara candidatura por la circunscripción de Santa Cruz de Tenerife—.
Dimisiones en cascada
Año y medio después, el panorama ha cambiado radicalmente. Vox en Canarias está en plena crisis interna, con dimisiones, conflictos ideológicos y una lucha de poder que amenaza con desintegrar la formación.
La crisis de Vox en Canarias no es un simple problema de desgaste político. Desde finales de 2023 y a lo largo de 2024, la formación ha sufrido la salida de concejales y parlamentarios clave.
Parlamento, Teguise...
Uno de los casos más sonados fue el de Marta Gómez, diputada en el Parlamento de Canarias, quien renunció en septiembre de 2024 criticando la radicalización del discurso sobre inmigración. En una entrevista dejó una frase demoledora sobre las directrices del partido: ”¿Qué hacemos, los tiramos al mar y que se ahoguen?”
Las bajas no se han detenido ahí. En el Ayuntamiento de Teguise, primera administración pública del Archipiélago en la que el partido de ultraderecha formó parte del grupo de gobierno (junto a Coalición Canaria y Partido Popular), Vox perdió representación tras la salida de su concejal a la bancada de no adscritos, y en los próximos meses se esperan más fugas en distintas instituciones canarias.
Claves de la crisis
El declive de Vox en las Islas responde a varios factores que han debilitado su estructura interna. Uno de los principales problemas es la desconexión entre la dirección nacional y la realidad canaria. Desde Madrid se impone un discurso ultra sobre inmigración y seguridad que en la Península puede ser rentable electoralmente, pero en Canarias genera rechazo, incluso dentro del propio partido.
La crisis migratoria ha sido un punto de fricción. Mientras que la cúpula de Vox insiste en vincular la inmigración con la criminalidad y la inseguridad, algunos dirigentes locales han intentado matizar el discurso, señalando la complejidad del problema en un territorio que históricamente ha sido un punto de tránsito de migrantes.
Otro factor clave es la debilidad estructural del partido en Canarias. Vox creció rápido en 2023, pero sin una base sólida. La falta de cuadros políticos con experiencia, la dependencia de fichajes externos y la ausencia de una organización consolidada han pasado factura. La formación tiene una plantilla corta y carece de una red de militancia fuerte, lo que hace que cualquier crisis interna tenga un impacto mayor.
Opus y pugna ideológica
A estos problemas se suma la influencia del sector ultracatólico dentro del partido. En Canarias, la presencia de miembros cercanos al Opus Dei ha sido un factor de tensión interna. "El partido en Canarias es una franquicia que compraron personas de la Obra y el ala más liberal no tienen fuerza dentro de la organización. No hay más", apunta uno de los disidentes que han dejado el partido en los últimos meses.
Mientras que una parte de la formación apuesta por un discurso duro pero adaptable a la realidad canaria —con una receta neoliberal para sus desafíos económicos—, el bloque ultraconservador ha impuesto posturas aún más radicales en cuestiones sociales y migratorias y lo ha forzado, sobre todo —denuncian las voces discrepantes—, sin margen para el debate.
Este enfrentamiento ha derivado en purgas internas y dimisiones, dejando a Vox sumido en una lucha de poder que está erosionando su estructura.
Más peso
La influencia del Opus Dei en la política española es un tema recurrente y en Vox Canarias se ha hecho notar. La organización ultracatólica ha tenido históricamente presencia en las élites políticas y económicas, y dentro del partido ha ganado peso en los últimos años.
En el Archipiélago, este sector ha intentado consolidar su control sobre la formación, generando conflictos con los dirigentes que buscan una estrategia más pragmática.
La pugna interna ha derivado en la salida de figuras clave, lo que ha debilitado aún más la cohesión del partido en Canarias. Habrá más. La imposición de un discurso marcado por la línea marcada por miembros del Opus ha provocado que algunos representantes públicos o militantes de Vox prefieran abandonar la formación antes que alinearse con estas posturas.
Contradicción
La crisis interna de Vox en Canarias parece lejos de resolverse. Las dimisiones continuarán en los próximos meses y el partido podría perder representación en algunos municipios. La falta de una estructura sólida y la lucha de poder interna amenazan con dejar a Vox como una fuerza irrelevante dentros de las administraciones al tiempo de que la intención de voto en las islas crece de cara a las elecciones de 2027.
De ser una sorpresa electoral en 2023, Vox en Canarias se ha convertido en un polvorín en 2025. La pregunta es si la formación logrará recomponerse o si está condenada a la irrelevancia en el Archipiélago.