La diputada del Grupo No Adscrito del Parlamento de Canarias, Marta Gómez, denunció este martes en sede parlamentaria la “grave situación” que están atravesando los pacientes con hipertensión pulmonar tras el reciente cambio de tratamiento y de la bomba que administra la medicación. Una situación que ya adelantó este medio a principios de noviembre.
Todo se produce tras la decisión de la Consejería de Sanidad de adoptar un nuevo sistema de suministro, a través de un concurso público, “priorizando el precio” frente a la calidad asistencial, según han denunciado, a su vez, pacientes y expertos, pues ha puesto vidas en riesgo.
Priorizar lo económico
Gómez llevó al pleno el caso de Jenifer, una paciente de Gran Canaria que el pasado 4 de noviembre vio comprometida su vida después de que el nuevo sistema fallara. “Se salvó gracias al doctor Guerra, del Hospital Insular, y a su equipo, que lograron encontrar la última bomba del tratamiento anterior”, explicó. Todo ello con la ayuda de la Fundación contra la Hipertensión Pulmonar.
La diputada recordó que en mayo de 2024, la consejera de Sanidad, Esther Monzón, fue advertida por la Fundación sobre los riesgos del cambio. Según relató, se le trasladó que este tipo de terapias requiere no solo un medicamento eficaz, sino también un soporte técnico, de enfermería y psicológico especializado que no estaría garantizado con la nueva adjudicación.
Pese a esas advertencias, Sanidad sacó a concurso el suministro priorizando el criterio económico —50 puntos— por encima de las necesidades clínicas —solo 6 puntos—, una decisión que la parlamentaria calificó de “incomprensible”.
Escuchar a los pacientes
Gómez aseguró que la Fundación ha intentado contactar sin éxito con la Consejería en varias ocasiones, “la última el 11 de octubre”, y reprochó que ni siquiera se haya consultado al doctor que atendió a Jenifer. “Solo ha recibido apoyo de su equipo y del servicio de farmacia. Nadie de la Consejería ha hablado con él, y eso es inaceptable”, afirmó.
Para cerrar su intervención, la diputada citó a Marina Gutiérrez, una joven de 15 años afectada por esta enfermedad: “Los pacientes con hipertensión pulmonar no quieren vivir con miedo. Porque vivir con miedo no es vivir”.
Para Gómez escuchar a pacientes y especialistas “es gobernar; ignorar es poner en riesgo vidas humanas. Y en este caso, lamentablemente, se ha optado por lo segundo”.

