La moción de censura del PSOE en Valsequillo agita el tablero político en Gran Canaria. / AH
La moción de censura del PSOE en Valsequillo agita el tablero político en Gran Canaria. / AH

La moción de censura del PSOE en Valsequillo agita el tablero político en Gran Canaria

Tras los relevos en Guía y Agaete, el nuevo movimiento socialista abre un frente de tensión con Primero Canarias y podría tener consecuencias en el Ayuntamiento de Las Palmas y el Cabildo

Martín Alonso

La moción de censura anunciada por el PSOE en Valsequillo no es un episodio aislado; también agita el tablero político por toda la isla. Llega meses después de las registradas en Guía y Agaete y consolida una tendencia que podría reconfigurar el mapa político de Gran Canaria. En medio de la fractura entre Nueva Canarias (NC) y Primero Canarias, los movimientos socialistas comienzan a interpretarse como un aviso de reajuste en los equilibrios locales que sostienen los principales gobiernos de la isla.

El PSOE de Valsequillo justificó su decisión en el “grave deterioro institucional” y en la “necesidad de recuperar la estabilidad”, negando que se trate de una maniobra partidista —el movimiento desalojará de la alcaldía a Francisco Atta y su gobierno de coalición formado por Asba y CC—. Sin embargo, el contexto insular añade una lectura política más amplia: la sucesión de mociones promovidas o apoyadas por el PSOE en municipios donde gobierna o influye Primero Canarias marca un distanciamiento progresivo entre ambas formaciones.

Escalada

El divorcio entre NC y Primero Canarias, consumado recientemente, ha dejado grietas que se trasladan a los pactos locales. En Valsequillo, como antes en Guía y Agaete, los socialistas dan un paso adelante en nombre de la “regeneración democrática”, pero también muestran músculo político en territorios donde NC había consolidado poder.

El presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales (derecha), y el consejero de Movilidad Sostenible, Teodoro Sosa./ CEDIDA
El presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales (derecha), y el consejero de Movilidad Sostenible, Teodoro Sosa./ CEDIDA

Esta escalada pone en alerta a los principales bastiones de la alianza PSOE–NC, en especial el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y el Cabildo insular. En ambos casos, el equilibrio institucional depende de una relación cada vez más frágil entre los socios de gobierno. La moción en Valsequillo podría, por tanto, funcionar como un test de estrés para medir la capacidad real de supervivencia del pacto progresista en la capital y la corporación insular.

Momento delicado

El mensaje político que emana desde el municipio de medianías es claro: el PSOE busca proyectar una imagen de coherencia y autoridad institucional, incluso si eso implica tensar la cuerda con sus socios. La decisión llega en un momento en que el mapa de poder en Gran Canaria se reacomoda, y donde las relaciones entre socialistas y nacionalistas atraviesan uno de sus momentos más delicados del mandato.

Si el movimiento en Valsequillo prospera, no solo cambiará el color político del Ayuntamiento, sino que podría acelerar una dinámica de desconfianza entre fuerzas progresistas que hasta ahora habían mantenido una frágil convivencia en los principales centros de poder de la isla.

En un escenario de incertidumbre creciente, la política grancanaria entra en un nuevo ciclo de recomposición, donde las mociones locales dejan de ser episodios aislados para convertirse en síntomas de un viraje de fondo en las relaciones entre el PSOE, Nueva Canarias y Primero Canarias.