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Venezolanos en Canarias dan su opinión sobre el Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado / MONTAJE AH

Venezolanos en Canarias sobre el Nobel a María Corina Machado: "Contribuirá a la libertad del país"

El reconocimiento a la líder opositora venezolana ha despertado reacciones diversas entre la diáspora en Canarias, que ve en el galardón un posible impulso hacia la paz y la recuperación democrática de Venezuela

La decisión de otorgar el Premio Nobel de la Paz a la opositora venezolana María Corina Machado no ha pasado desapercibida ni en el panorama geopolítico ni para la propia población venezolana, desde la que continúa en el país o quienes viven en Canarias. 

El Comité Noruego justifica su decisión en la “incansable labor en favor de los derechos democráticos del pueblo de Venezuela” que ha llevado a cabo Machado. Una labor que parece ser valorada entre la diáspora venezolana en las Islas, que ha recibido la noticia del galardón, más allá de la polémica, como un chute de esperanza de cara al posible fin del gobierno de Nicolás Maduro. Aunque hay también quienes se mantienen reacios por las posibles consecuencias que tengan las relaciones de la opositora con Estados Unidos. 

Premio polémico 

Jorge Aular, de 53 años, lleva dos años viviendo en Canarias tras salir de Venezuela por motivos políticos al haber sido dirigente del Consejo Político Nacional del Partido Redes en Venezuela, un partido al que le fue quitada la tarjeta arbitrariamente por el régimen de Maduro. 

Desde su visión, “el Nobel de la Paz a María Corina es otro premio altamente polémico, porque se ha publicitado en un tema tan crucial y sensible como la paz en Venezuela, una paz que no existe ahorita”. Aular recuerda que Machado “es una figura muy controversial” y que sus vínculos con líderes como Álvaro Uribe, Benjamin Netanyahu o Donald Trump “no son un secreto”.

Sin embargo, reconoce su peso político dentro de la oposición, pues “Machado se ha ganado un liderazgo en un alto sector de la oposición, incluso en un sector mayoritario. Ha sabido plantar cara frente a un gobierno ilegítimo”. 

Jorge Aular junto a la bandera de Venezuela en un encuentro / CEDIDA

Un punto de inflexión 

Para Aular, lo importante ahora es que el galardón sirva como punto de inflexión que “contribuya a la construcción de un camino de paz, que permita una salida política pacífica y negociada a la crisis que azota Venezuela”. 

Desde la distancia, mantiene viva la preocupación — marcada por la nostalgia — por su país: “La pérdida de la institucionalidad en Venezuela es algo muy bárbaro. No hay seguridad jurídica ni para los políticos ni para el ciudadano de a pie. Debemos volver al marco constitucional; solo con eso daríamos un gran avance.”

Hacia la libertad

Andy Camejo, activista político y vicepresidente de la Asociación Solidaridad Venezuela, de 44 años, vive en Canarias desde hace nueve años. Para él, este Nobel es un símbolo de esperanza para millones de venezolanos dentro y fuera del país. 

“Esto se venía sorteando desde el año pasado, con las elecciones presidenciales. Aunque no lo esperábamos, representa un factor de visibilidad ante lo que está pasando en Venezuela, que sigue siendo un drama para todos los venezolanos”, indica, añadiendo que “es un indicio más de que la libertad está cerca”

Andy Camejo en una manifestación por la libertad de Venezuela, celebrada en Las Palmas de Gran Canaria / CEDIDA

Fin de la narcodictadura

Camejo considera que el premio es una forma de reconocimiento internacional a la lucha democrática, que ha estado marcada por “16 años de negociaciones infructuosas, a veces por falta de voluntad, otras por saboteo”. 

“Nosotros creemos en la libertad de nuestra Venezuela, en la estabilización democrática, en la reinstauración institucional y, por supuesto, en una paz realmente duradera en nuestro país que se va a lograr con la salida de la narcodictadura”, sentencia. Y para ello, a día de hoy, ya no duda en que sea necesaria la fuerza para lograrlo, como ha manifestado la propia Machado. 

La labor de Machado

Carmen Delia del Castillo, de 59 años, es otra de las personas venezolanas que han recibido la noticia del galardón a Machado con emoción y lo define como un reconocimiento a años de lucha y resistencia. 

“Es un orgullo como mujer, como venezolana. María Corina es la segunda latinoamericana en recibirlo, y lo ha hecho en medio de una persecución brutal. Sigue apostando por la libertad de Venezuela, aun estando en clandestinidad”, destaca. 

Fotografía de archivo de la líder opositora María Corina Machado, hablando durante un acto de campaña en Caracas (Venezuela). EFE/ Ronald Peña R

Estabilidad del país 

Cree firmemente que el premio puede tener un impacto político real: “Si ya éramos visibles a nivel global, ahora con el Nobel la lucha por la libertad de Venezuela no puede ser ignorada. Estoy convencida de que este paso contribuirá a la estabilidad del hemisferio y a la libertad de nuestro país”. 

Del Castillo vive desde 2017 en Canarias, pero confiesa que su corazón sigue en Venezuela y sigue “cada noticia como si estuviera allí”. “Sé que seremos libres, porque tenemos líderes íntegros y porque no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista”, asegura. 

Apoyo internacional 

Desde el propio país, aunque de visita en Canarias, José Rivero (nombre ficticio) valora el Nobel como “un apoyo internacional a la lucha desigual de María Corina contra un gobierno dictatorial y a la esperanza de la población venezolana, que solo quiere un cambio y una democracia verdadera”. 

Vivir en Venezuela es hoy muy difícil: hay mala calidad de servicios, falta de empleo y una inseguridad jurídica absoluta. Desde fuera se ve poco. Venezuela fue un país próspero, hoy es un lugar hostil con las personas honestas”, narra desde su propio testimonio. 

Mirada escéptica 

No obstante, no todas las opiniones son tan alegres y llenas de esperanza. Hay quien se mantiene escéptico y analiza esta situación con una mirada crítica, como hace Jesús Rodríguez, de 30 años y residente en Canarias desde hace dos décadas. 

Su escepticismo nace desde el propio Premio Nobel de la Paz en el que no confía al haber demostrado su cuestionabilidad con precedentes como Henry Kissenger, al que se le atribuyen varios bombardeos durante sus años como Secretario de Estado y el titular de Seguridad Nacional de Estados Unidos. 

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, celebra tras conocer los resultados de las elecciones presidenciales / EFE/ RONALD PEÑA R.

Desconfianza

Rodríguez teme que el galardón sea parte de una estrategia geopolítica que “viene a manufacturar el consentimiento de una posible invasión de Estados Unidos a Venezuela”, lo que considera como una consecuencia negativa, pues “ninguna intervención militar ha terminado bien”, ya que “solo traen miseria y muertes”. 

Aunque se declara “antioficialista”, también desconfía de la oposición tradicional. “María Corina apoya las sanciones y eso ha afectado directamente a los venezolanos, incluso a mis familiares. No puedo aplaudir a quien justifica el sufrimiento del pueblo por un cambio de poder”, apunta. 

Esta desconfianza también viene marcada por otros aspectos que observa desde la distancia con frustración, como la represión y la falta de responsabilidad política que para él queda reflejada en “cuando hay protestas, siempre mueren estudiantes y los líderes desaparecen”, desde Machado a Guaidó. 

Apostar por la paz

Las voces de Aular, Camejo, Del Castillo, Rivero y Rodríguez muestran una comunidad viva y diversa, unida por el amor a su país, pero separada en su forma de entender la esperanza. Desde Canarias, miran hacia Venezuela con la mezcla de nostalgia y lucidez de quienes han visto cómo a lo largo de los años su tierra se ha convertido en un lugar inhóspito. 

Aular lo resume con una frase: “Yo apuesto a la paz. Siempre he creído que las cosas se pueden negociar, pero depende de los interlocutores. Venezuela necesita volver a la Constitución. Solo así podrá sanar.”