La enfermedad renal crónica (ERC), también conocida como insuficiencia renal crónica, es una afección progresiva que deteriora la capacidad de los riñones para filtrar los desechos metabólicos de la sangre. Este proceso puede desarrollarse a lo largo de meses o incluso años, sin presentar síntomas evidentes en sus primeras fases.
Su incidencia es significativa: afecta al 15% de la población adulta, con un mayor riesgo en personas mayores, mujeres, diabéticos e hipertensos. Lo más preocupante es que más de la mitad de los afectados no está diagnosticado, lo que complica su detección temprana y retrasa la intervención médica adecuada.
Factores de riesgo y detección temprana
"La ERC suele manifestarse sólo a través de alteraciones leves en los análisis de laboratorio, lo que dificulta su diagnóstico precoz", explica el doctor Guillermo Conde, jefe de los Servicios de Urología del Hospital Quirónsalud Tenerife, el Hospital Quirónsalud Vida y el Hospital Quirónsalud Costa Adeje. Entre los principales factores de riesgo se encuentran la hipertensión arterial, la diabetes, la obesidad y el sedentarismo, todos ellos en aumento en la población general.
Además, algunas condiciones específicas, como la litiasis (presencia de piedras en la vía urinaria), pueden contribuir al desarrollo de insuficiencia renal crónica. "La litiasis representa entre el 4 % y el 10 % de las causas de insuficiencia renal crónica", destaca el doctor Conde. “Si una litiasis que haya descendido del riñón genera obstrucción y esta no se trata a tiempo, puede deteriorar la función renal de manera irreversible”, añade el urólogo.
Avances en el tratamiento del cáncer renal
Los pacientes con cáncer renal enfrentan los problemas propios de la enfermedad, sino también las complicaciones derivadas del tratamiento. Tradicionalmente, la opción terapéutica más común era la nefrectomía radical, un procedimiento quirúrgico que implica la extirpación completa del riñón afectado. Aunque esta técnica ha demostrado ser efectiva para eliminar el tumor, también conlleva el riesgo de una reducción significativa de la función renal, lo que puede impactar la calidad de vida de los pacientes y aumentar el riesgo de padecer insuficiencia renal a largo plazo.
Afortunadamente, los avances en la tecnología médica han permitido el desarrollo de enfoques menos invasivos, como la cirugía robótica asistida por el sistema Da Vinci. Esta técnica innovadora posibilita la realización de procedimientos más conservadores, como la nefrectomía parcial, en la que solo se extrae la parte del riñón afectada por el tumor, preservando así el tejido sano. Esto no solo reduce el tiempo de recuperación y las complicaciones postoperatorias, sino que también mejora la función renal a largo plazo, ofreciendo a los pacientes una mejor calidad de vida y mayores expectativas de bienestar tras la intervención.
Prevención: clave para reducir el riesgo
Para prevenir la enfermedad renal crónica, es fundamental adoptar un estilo de vida saludable. “Esto incluye seguir una dieta mediterránea equilibrada, mantenerse bien hidratado, practicar ejercicio de forma regular y controlar enfermedades como la hipertensión y la diabetes”, recalcan el doctor Conde y el doctor Martín.
A su vez, los especialistas advierten sobre la importancia de evitar el uso prolongado de analgésicos como los antiinflamatorios no esteroideos, ya que “estos medicamentos pueden tener un impacto negativo en los riñones” y, por ello, instan a consultar regularmente con un médico para reducir el riesgo de desarrollar esta enfermedad y a preservar la salud renal a largo plazo.
Impacto de la diálisis en la calidad de vida
Cuando la enfermedad alcanza una fase avanzada, la diálisis se convierte en el tratamiento principal. "Los riñones desempeñan un papel clave en la regulación de electrolitos, el equilibrio de líquidos y la eliminación de desechos metabólicos. Sin embargo, enfermedades como la diabetes, la hipertensión arterial y la glomerulonefritis pueden deteriorar su función, haciendo que la hemodiálisis sea la mejor alternativa", explica el doctor Edduin Miguel Martín, jefe del Servicio de Nefrología del Hospital Quirónsalud Tenerife.
La terapia de diálisis, que generalmente se realiza tres veces por semana con sesiones de aproximadamente cuatro horas, implica un ajuste significativo en la rutina diaria de los pacientes. "Por ello, algunos pueden experimentar ansiedad o depresión debido a la dependencia del tratamiento. Es clave ofrecer tecnología avanzada y atención especializada para mejorar su calidad de vida", concluye el doctor Martín.
