La opcionalidad como forma última de riqueza resulta un principio fundamental en toda estrategia de gestión de activos, tal y como nos explican desde CitizenX. La capacidad de pivotar y adaptarse trasciende cualquier activo tradicional.
Es imposible poseer verdadera riqueza sin opcionalidad porque la ausencia de opciones estratégicas hace que cualquier cantidad de recursos financieros sea insuficiente para superar las limitaciones de la libertad personal y profesional.
La ciudadanía como creador de opcionalidad
Analizando esta libertad, encontramos que la ciudadanía es una de los principales creadores (y destructores) de opcionalidad.
Esto convierte a la ciudadanía en la clase de activo más determinante para vivir una vida libre. La condición inicial para la mayoría de las personas es una sola nacionalidad, heredada de su país de nacimiento (ciudadanía jus solis.)
Impacto de la ciudadanía en la calidad de vida
Pero el impacto de dicha ciudadanía se extiende más allá del país que la otorga, determinando la calidad de vida a través del acceso a la atención sanitaria, utilización de infraestructuras, libertades civiles, protecciones legales, seguridad y posibilidades residenciales.
La adquisición de múltiples ciudadanías como cobertura estratégica
La adquisición de múltiples ciudadanías estratégicas representa una cobertura contra la volatilidad del mundo actual. Una forma de incrementar la opcionalidad.
La preferencia del conocido inversor Warren Buffett por el efectivo (cash) se debe a su liquidez, que aumenta la probabilidad de hacerse con oportunidades limitadas en el tiempo. Esto ejemplifica el valor de la flexibilidad operativa.
Este valor se extiende más allá de la inversión en compañías como Apple o Coca Cola; significa tener opcionalidad para realizar un despliegue oportunista. Este principio estratégico se aplica igualmente a la nacionalidad: proporciona opcionalidad.
La ciudadanía como reserva de valor y palanca estratégica
En lugar de considerar la ciudadanía como un activo pasivo de bajo rendimiento, hay que reconocer su doble función como reserva de valor y como palanca estratégica, análoga a las posiciones de efectivo, que ofrece ventajas más allá de los meros derechos residenciales.
Funciona como una opción de compra perpetua sobre los beneficios del país, mediante derechos que pueden ejercerse en respuesta a necesidades estratégicas.
La ciudadanía como una opción perpetua
La ciudadanía representa por tanto una opción perpetua única, transferible de generación en generación como un activo hereditario. Adquirir ciudadanías estratégicas en el presente crea un patrimonio de opcionalidad para el futuro.
Esta opcionalidad puede no ejercerse durante años, de forma similar a las reservas de efectivo, pero conserva su valor a través de un posible uso futuro en coyunturas inciertas.
Costes de oportunidad de la ciudadanía estratégica
Ambos escenarios presentan costes de oportunidad, ya sea en forma de rendimientos de activos no percibidos o del capital necesario para adquisición y mantenimiento de la ciudadanía, a cambio de derechos sin obligaciones.
La propuesta de valor de la ciudadanía estratégica
La propuesta de valor radica en la opcionalidad estratégica, mediante los múltiples beneficios de la ciudadanía:
- Mitigación estratégica del riesgo: la ciudadanía representa la única póliza de seguro disponible contra el riesgo soberano. Ningún mecanismo alternativo logra una autonomía comparable.
- Opcionalidad de movilidad mejorada: más allá de las métricas convencionales de viaje sin visado utilizadas en las clasificaciones de pasaportes, una ciudadanía permite acceder a documentos adicionales que constituyen una identidad completamente separada de la identidad original. Además de la posible privacidad que otorga una segunda identidad, esto proporciona opciones tangibles de protección contra las restricciones de movilidad impuestas por el Estado, como los cierres o los controles de salida.
- Optimización fiscal: los ciudadanos con imposición basada en la ciudadanía, como los estadounidenses, se enfrentan a una fiscalidad global independientemente de donde vivan. Este tipo de marco fiscal impone obligaciones de ingresos en todo el mundo en función de la ciudadanía y no del estatus de residencia. En este caso, una ciudadanía secundaria ofrece la opción para una renuncia de la ciudadanía principal. Esto representa una opción ejercitable que proporciona un mayor control en lugar de la exposición a una sola agencia gubernamental.
Además, otros países como Francia o España ya están discutiendo imponer medidas similares para aplicar impuestos a sus ciudadanos en caso de que decidan mudarse a alguno de los (mal) denominados paraísos fiscales. La aplicación de dichas políticas haría que el acceso a una ciudadanía secundaria fuera condición necesaria para la preservación de la riqueza.
Planificación patrimonial y ciudadanía
Es por esto que los asesores patrimoniales, profesionales y proveedores de servicios fiscales deben reconocer la planificación de la ciudadanía como fundamental para una estrategia integral de la gestión del patrimonio.
La diversificación de la ciudadanía mejora las estrategias de protección de activos existentes, amplía las oportunidades de negocio y aumenta la flexibilidad geográfica de los inversores. Esta propuesta de valor marca la diferencia abordando la creciente inestabilidad global. A medida que la preservación y el crecimiento del patrimonio se complejizan, un portafolio de pasaportes diversificado es la forma más simple de asegurar la prosperidad a largo plazo.
CitizenX: tu socio en ciudadanías estratégicas
CitizenX mantiene relaciones directas con jurisdicciones que ofrecen ciudadanía a través de programas de inversión.
Combinando una plataforma de inversión privada y segura, con servidores en Suiza, y soporte multi-idioma 24/7, CitizenX ayuda a personas y familias de alto patrimonio a adquirir ciudadanías estratégicas de forma segura.
Los cinco mejores programas de ciudadanía por inversión
Los programas de ciudadanía por inversión ofrecen la posibilidad de obtener un segundo pasaporte a cambio de una inversión inmobiliaria, empresarial, en bonos del Estado o incluso una donación directa. Tener una segunda ciudadanía y pasaporte puede ser vital para personas y familias con grandes patrimonios, ya que ofrece protección frente a la inestabilidad política, mejor movilidad internacional, e incluso protección de activos y optimización fiscal.
Estos programas de ciudadanía directa difieren unos con otros en su velocidad, opciones de inversión y beneficios, pero todos están en constante evolución. He clasificado los cinco mejores programas, basándome en mi experiencia, para ayudarte a encontrar el más adecuado para tu situación personal, tanto si buscas una jubilación en el Caribe, una mayor movilidad internacional, u oportunidades de negocio y diversificación patrimonial.
1. Antigua y Barbuda
Para inversores que buscan una vía más rápida hacia la ciudadanía, la región del Caribe ofrece algunos destinos atractivos. Desde Granada con su visado E-2 para EE. UU., hasta Santa Lucía con su inversión en bonos del Estado, la ciudadanía caribeña puede ser una gran alternativa para equilibrar la velocidad y los requisitos de inversión, que son generalmente mucho más bajos que los de otros programas como Malta o El Salvador.
Sin embargo, entre los países del Caribe, resulta especialmente recomendable Antigua y Barbuda. En términos de prestigio y movilidad internacional, es lo mejor junto con San Cristóbal y Nieves, y por encima de Santa Lucía, Granada y Dominica en cuanto a fortaleza del pasaporte. Antigua es, además, una isla muy segura con una gran infraestructura, y el tiempo de procesamiento del programa es de tan solo tres meses mediante la donación al Fondo Nacional de Desarrollo. La adquisición del pasaporte puede realizarse sin visitar el país, con tan solo una visita de cinco días antes de la primera renovación durante los primeros cinco años, un requisito que mejora la reputación del programa. Los vuelos directos desde EE. UU., Canadá, y Londres hacen que esta visita sea llevadera.
2. Turquía
Turquía tiene uno de los programas de ciudadanía más populares. Aunque ofrezca un amplio abanico de inversiones, no existe una única ruta que satisfaga a todos, y la inversión mínima es de 400.000 USD.
Además, hay que tener en cuenta algunos aspectos clave de esta ciudadanía, como el servicio militar obligatorio y las leyes obligaciones fiscales globales. A pesar de esto, el programa de ciudadanía turca atrae a inversores de todo el mundo al ofrecer seguridad geopolítica y una de las rutas más rápidas para obtener un segundo pasaporte.
3. Vanuatu
El programa de ciudadanía de Vanuatu por inversión es de los más rápidos del mundo. Los inversores suelen recibir su pasaporte solo un par de meses después de presentar la solicitud. Y aunque la movilidad internacional y la reputación del pasaporte no sean las mejores, Vanuatu puede ser una gran opción para aquellos que ya tienen un pasaporte sólido y buscan protegerse de la inestabilidad política con una segunda ciudadanía económica, rápida y sencilla. El proceso de solicitud es sencillo y se realiza completamente en remoto.
Para aquellos que estén dispuestos a trasladarse al Pacífico Sur, cerca de Australia y Singapur, Vanuatu es una residencia muy favorable en cuanto a impuestos, con un 0 % de impuestos en todos los ámbitos. Vanuatu también permite a los inversores cambiar su nombre, lo que puede ser una interesante característica para la protección de privacidad.
4. San Cristóbal y Nieves
San Cristóbal y Nieves es el pionero de la ciudadanía por inversión en la región del Caribe, habiendo lanzado su programa en 1984. Desde entonces, miles de inversores han conseguido la ciudadanía, contribuyendo al desarrollo del país y uniéndose a la diáspora de ciudadanos en todo el mundo.
Este programa es el más prestigioso en el Caribe, con un pasaporte fuerte que permite el acceso a la zona Schengen, y tiempos de tramitación razonables de entre tres y cuatro meses.
5. El Salvador
Nayib Bukele, presidente de El Salvador, anunció en diciembre de 2023 el Programa de Visado Libertad en colaboración con Tether. Este programa es el más rápido del mundo y tiene el proceso de diligencia debida más eficiente. Pero estos beneficios tienen un coste para los inversores que quieran formar parte de El Salvador: una donación de 1.000.000 dólares en USDt o Bitcoin. El país centroamericano adoptó Bitcoin como moneda de curso legal en 2021.
Desde entonces, ha atraído a grandes patrimonios que creen en el éxito a largo plazo de la nación. Así que, por ahora, este programa se centra en alinear a inversores con ideas afines en lugar de competir en precio con otros países que ofrecen ciudadanía por inversión. El Salvador es mi programa favorito, ya que arrancó un movimiento en el que los países se financian directamente de sus ciudadanos.
Conclusión
Las visas de inversor y los programas de ciudadanía por inversión están en constante cambio. Algunos, como Portugal, Montenegro y Chipre, están desapareciendo.
Mientras tanto, otros se están reformando o introduciendo en lugares como Nauru, Egipto e incluso Argentina.
Si está interesado en alguna de estas alternativas para asegurar su futuro y el de su familia, le animo a que compruebe los requisitos de elegibilidad y de inversión mínima a través de citizenx.com.
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