¿Qué riesgo de contagio hay? Lo que no te cuentan

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Tras la irrupción del coronavirus y la paralización de la actividad a niveles nunca vistos hemos tratado de recuperar nuestra vida cotidiana en la medida de lo sanitariamente posible.

Aunque todos conocemos las medidas de prevención, no todas las actividades que realizamos cada día ocultan el mismo riesgo de contagio, ni son tan inocuas como podrían parecer.

Las posibilidades de contraer el virus varían en función de lo que hacemos, cómo lo hacemos y, por supuesto, cómo nos protegemos.

Así ha quedado demostrado por el comité de Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, organismo que ha elaborado un listado de actividades según el riesgo de entrar en contacto con el SARS-CoV-2, el virus que mantiene en vilo al mundo entero. Algunos de los resultados seguro que te sorprenderán.

En el listado de actividades menos recomendables se encuentran, aparte de ir a conciertos sin distancia social o a encuentros deportivos, otras aparentemente menos arriesgadas como comer en un buffet, consumir en el interior de un bar o participar de una celebración religiosa.

De alto riesgo también es usar el transporte público, donde debemos emplear mascarilla a la vez que evitar los vagones o buses muy llenos.

Por otro lado, cantar es otra de las actividades más arriesgadas, según un estudio de la Universidad de Bristol que determinó la cantidad de proyecciones generadas por 25 profesionales que hicieron ejercicios de canto, habla, respiración y tos.

A continuación, abrazar o darse la mano ha mostrado un riesgo medio/alto, más que el que los ciudadanos piensan. Además, la pandemia está evidenciando que un gran número de focos de contagio se dan en reuniones familiares, aunque sean al aire libre. Precisamente, actividades como una barbacoa en un patio o cenar en casa con alguien muestran un riesgo moderado.

Lo mismo sucede en un restaurante. Es menos arriesgado comer en la terraza que dentro. Pero los niveles de riesgo siguen dependiendo de con quién se esté. También cuenta la distancia de las mesas, cuánta gente hay y si los camareros y cocineros llevan mascarillas.

Tampoco hay que olvidar el que implica ir al gimnasio o la peluquería, pues varía mucho en función de su aforo, las condiciones del servicio y el refuerzo de su desinfección.

Asimismo, ir a un centro comercial es más recomendable que ir a la playa. ¿Sorprendido? El motivo radica en que, aunque la playa sea un espacio abierto, suele estar abarrotado, frente a un lugar amplio y ventilado donde se puede cumplir la distancia social.

También llama la atención que bañarse en una piscina municipal acarree los mismos riesgos de contagio que ir a la oficina.

Con todo ello, no hay que perder de vista que ni las actividades con riesgo bajo están libres de convertirse en un foco de contagio. La cotidianidad de estas acciones es una muestra de que el coronavirus está presente en el día a día.