Una empresa se lleva los gallos que quedaban en García Escámez entre insultos de varios vecinos

Las aves llevaban cinco meses en el barrio capitalino impidiendo descansar desde la madrugada a los vecinos de la zona | La comida que les estaba dando alguien atraía ratas y palomas

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Los gallos de García Escámez./ ÁLVARO OLIVER - ATLÁNTICO HOY
Los gallos de García Escámez./ ÁLVARO OLIVER - ATLÁNTICO HOY

Exactamente cinco meses después de que llegaran a las 96 viviendas de García Escámez, una empresa de plagas ha logrado retirar a todos los gallos que quedaban en las calles. Las aves aparecieron el 1 de enero y, aunque han ido mermando, un pequeño reducto de tres gallos ha aguantado en la barriada hasta este domingo.

Originalmente, el grupo estaba conformado por siete gallos y una gallina, a la que los vecinos apodaron como "La Quiquiriquera" porque los machos se peleaban por ella en medio de la calle. Tres de ellos desaparecieron tan sólo una semana después de llegar, pero otros cuatro se quedaron en la zona.

La empresa de plagas recibía insultos

Según adelantó Atlántico Hoy, el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife contrató a una empresa de plagas para su retirada. En una de sus actuaciones, la empresa logró atrapar a uno, pero a pesar de que acudió al barrio en numerosas ocasiones no ha logrado hacerse con los tres restantes hasta ahora.

El problema no era sólo que los gallos fuesen escurridizos, sino que algunos vecinos insultaban e increpaban a los operarios, entendiendo que la empresa iba a sacrificar a las aves. Algo que el ayuntamiento no ha confirmado ni desmentido. Este domingo, cuando los trabajadores atraparon a las tres aves que quedaban, volvieron a ser víctimas de insultos de algunos vecinos de la zona.

El grupo de gallos que se ha establecido en el barrio santacrucero de García Escámez./ Álvaro Oliver (AH)
El grupo de gallos que se ha establecido en el barrio santacrucero de García Escámez./ ÁLVARO OLIVER - ATLÁNTICO HOY

Un problema de salud pública

La cuestión de los gallos había llevado a muchos de los habitantes de las 96 viviendas de García Escámez a una situación insostenible. Las aves cantaban todas las madrugadas y solían dormir siempre en el mismo arbol, de manera que los vecinos cuyas ventanas daban a dicha planta no han podido descansar decentemente en cinco meses.

Además, en contra de las indicaciones de la comunidad de vecinos, alguien les estaba dando de comer en el parque de la Parroquia de Santa Bárbara. Los jardines, siempre llenos de pan y millo, atraían a otras plagas como ratas o bandadas de palomas, generando el correspondiente riesgo de salubridad.

Desde la comunidad de vecinos se llegó a advertir que se denunciaría ante la policía a quien fuese visto alimentando a los gallos.

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