De una pausada conversación con la astrofísica canaria Antonia Varela puedes sacar dos conclusiones. Primero, que el cielo nocturno de Canarias necesita de una mayor protección y atención. Segundo, que ella es de esas personas empeñadas, afortunadamente, en mejorar el mundo.
A modo de resumen rápido se puede decir que Varela fue la primera mujer en doctorarse en astrofísica en Canarias. También a modo de resumen rápido se puede decir que actualmente está impulsando que la Agenda 2030 añada un Objetivo de Desarrollo Sostenible más, el 18, enfocado en la protección al cielo nocturno.
Entre los dos datos hay más de 30 años de miles de observaciones al universo, investigaciones publicadas en importantes revistas científicas, el nacimiento de la Fundación Starlight -que actualmente dirige-, la llegada a Canarias del lobby de mujeres BPW -que actualmente preside- o el recibimiento de la Medalla de Oro de Canarias en 2024. Además, también dirige el Museo de la Ciencia y el Cosmos, en Tenerife.
La niña que miró al cielo
Ver el cielo de La Esperanza, en Tenerife, fue uno de los factores que, explica, le llevó a estudiar astrofísica. Lo decidió con 14 años, cuando todavía la carrera no estaba en la isla. Por suerte, la licenciatura se instauró a tiempo en la isla para que ella no tuviera que irse a la península.
A lo largo de la carrera obtuvo una beca en el Observatorio de Greenwich, en Inglaterra, para estudiar nada más y nada menos que la trayectoria del cometa Halley. También consiguió otra beca para analizar el sistema de Andrómeda M31 con su galaxia satélite NGC 205 y M32 y estudiar “los radios tidales o de marea de las galaxias satélite, concluyendo que terminarían siendo realmente engullidas por canibalismo galáctico”, explica.
Traer el Grantecan
Posteriormente sus estudios se centraron en estudiar los bulbos de las galaxias. Después llegó 1990 y Varela entró de lleno en uno de los grandes logros científicos de las islas: elegir la ubicación en La Palma del Gran Telescopio de Canarias. Lo hizo a través del Grupo de Calidad del Cielo del Instituto de Astrofísica de Canarias, que tuvo que establecer los parámetros necesarios para estudiar el cielo de La Palma.
Todo su trabajo de investigación además lo unió a su pasión por la docencia y la divulgación, “en un momento en el que penalizaba”, dando clases en la Universidad de Mayores de la ULL. “Quizás mi madre me inspiró, que era maestra y daba clases a los pescadores del Puerto de la Cruz gratuitamente. Ese compromiso con la sociedad me parecía crucial”, valora.

Calidad del cielo
La caracterización de los observatorios es lo que más ha centrado su carrera, con la calidad de los cielos como factor fundamental en su estudio. Esto fue lo que posteriormente le llevó a la Fundación Starlight, que tocó la puerta del grupo de observación para crear un sistema de certificación internacional inspirado en los principios de la Declaración sobre la Defensa del Cielo Nocturno y el Derecho a la Luz de las Estrellas hecha en La Palma en 2007.
“A mi me encantó”, explica sobre el trabajo que tuvo que hacer para llevar a cabo esa certificación, porque su “desarrollo fue como llevar el cielo a la calle, al pueblo”. “Yo siempre he mirado al cielo, pero con los pies en el suelo y esto fue mirar al suelo un poco más”, comenta sobre el hecho de que tuvieron que hacer tangible con medidas qué era la calidad del cielo.
Uso turístico
La certificación Starlight la tienen actualmente más de 250 establecimientos, principalmente en España y América Latina, y sirve como un reconocimiento al entorno natural y al firmamento, potenciando el astroturismo y, también, el desarrollo de los entornos rurales. “Estamos aumentando la pernoctación, desestacionalizando y descentralizando la oferta turística”.
“Nosotros nacemos con el concepto de divulgar culturalmente la astronomía, de la difusión de la astronomía a través del turismo”, explica sobre la fundación, que ha impulsado el astroturismo especialmente en la isla de La Palma, primera reserva del mundo de Starlight.
Cada vez menos estrellas
El problema es, como siempre, la contaminación, en este caso lumínica: “estamos realmente en una situación bastante dramática”. Tanto es así que en Canarias hay algunas certificaciones de calidad del cielo en peligro, no solo porque los municipios que las tienen han relajado su protección, sino por la contaminación de los colindantes.
Desde su punto de vista el cielo canario es singular “y esa singularidad la aprecia el visitante”. “Eso es lo que tenemos que poner en valor. El 83% de la población mundial no tiene cielo, estamos en el 17% que lo tiene”. “Somos muy pocos los lugares donde podemos observar la Vía Láctea como en el Observatorio del Teide, protejamoslo porque está en vías de extinción”, reclama.
Ley del cielo
“Por eso nuestra intención es una ley del cielo que se aplique en todas las islas en su totalidad municipal. Así tanto el sur como el norte tienen que aplicar estas normas”, apunta. Según explica, ya ha habido dos intentos de arrancar la ley pero se ha parado. Pese a ello explica que ahora está “arrancando”.
Lucha feminista
Este sábado la astrofísica se encuentra en Nueva York en una reunión de la organización mundial de BPW. Allí se encontrará con mujeres de todo el mundo donde pondrán en común las trincheras todavía activas en la lucha feminista.

Obviamente, las situaciones de las mujeres en los países desarrollados dista notablemente de quienes viven en países en vías de desarrollo, pero eso no les quita ningún valor. Valera destaca que en Canarias todavía no se ha roto el techo de cristal y que la falta de sensibilización en los cuidados, es decir, que los permisos de conciliación sean mayoritariamente de mujeres está repercutiendo en la igualdad salarial.
De alguna forma sus dos luchas son una metáfora de la humanidad en su batalla contra sí misma, mientras allá fuera, en lo desconocido, la belleza aguarda.


