La Audiencia Nacional se ha declarado incompetente para resolver el recurso contra la negativa a implantar un hidroaeródromo en el puerto de Tenerife, tras la decisión de la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental del Gobierno central de dar por finalizado el proceso.
Según fuentes de la empresa promotora, actualmente todos los informes técnicos son desfavorables, incluidos los de la Autoridad Portuaria, AENA y el propio Estado, lo que atribuyen al hecho de que sería la primera experiencia de este tipo en España.
Competencia del TSJ de Madrid
El tribunal señala que la resolución impugnada no procede de un ministro o secretario de Estado, sino de un órgano inferior, por lo que la competencia recae en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM). Tanto la empresa como el Abogado del Estado han aceptado este criterio sin oposición.
La decisión administrativa impugnada da por concluido el procedimiento, lo que implica que, tras analizar los impactos ambientales del proyecto, se ha optado por descartar su viabilidad.
Obstáculos normativos y operativos
Uno de los principales escollos para este tipo de iniciativas es la normativa española sobre hidroaviones, que restringe notablemente su operación en aguas del país. Actualmente, su uso se limita casi exclusivamente a los hidroaviones de extinción de incendios operados por el Ejército del Aire y contratados por el Ministerio de Agricultura.
El proyecto surgió en 2022 con la intención de conectar Tenerife y Gran Canaria por vía marítimo-aérea en aproximadamente una hora, con vuelos desde el puerto de Santa Cruz de Tenerife al de Las Palmas de Gran Canaria.
Promotores y objetivos del proyecto
La propuesta parte de una compañía de capital mayoritariamente canario, con participación danesa. Su objetivo era mejorar la conectividad interinsular, ofreciendo un transporte rápido, flexible y más céntrico, evitando desplazamientos a los aeropuertos.
Según sus cálculos, el servicio podría mover hasta 15.000 pasajeros al año, operando en un área mínima de 200 metros en la bahía, frente a la antigua estación de jet foil. El tiempo estimado de amerizaje sería de apenas dos minutos, para minimizar interferencias con el tráfico portuario.
Evaluaciones técnicas y oposición
Aunque la Agencia Española de Seguridad Aérea (AESA) no rechazó de forma tajante la propuesta, sí impuso condiciones estrictas y planteó alternativas operativas. Con el tiempo, también surgieron oposiciones por parte de asociaciones sectoriales, lo que fue mermando el impulso del proyecto.
A pesar de ello, los promotores siguen defendiendo que el hidroaeródromo permitiría ofrecer controles de seguridad más ágiles, evitar colas aeroportuarias y reducir los tiempos de traslado interinsular.