Este es el barco hundido frente a la costa de Tenerife que todos los buceadores quieren visitar

En 2006 esta embarcación fue enviada a propósito a descansar en el lecho marino para crear un arrecife artificial

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El pecio hundido frente a la costa de Tabaiba es uno de los puntos más buscados por los buceadores en Tenerife./ ISLAS CANARIAS.
El pecio hundido frente a la costa de Tabaiba es uno de los puntos más buscados por los buceadores en Tenerife./ ISLAS CANARIAS.

En Canarias todas las actividades relacionadas con el mar encuentran su espacio. Entre ellas, por supuesto, el submarinismo. Una de las localizaciones más buscadas por los buceadores para la práctica de este deporte es el litoral sureste de Tenerife, concretamente en la costa del municipio de El Rosario, donde se ubican varias escuelas de submarinismo.

Aparte de la exuberante vida animal, una inmersión en la costa de Tabaiba puede sorprendernos con el avistamiento de un barco hundido a pocos metros de la costa. El pecio es un embarcación de 35 metros de eslora llamado ‘El Peñón’, que en 2006 fue hundida con el propósito de favorecer la vida marina del lugar y promover el submarinismo con la creación de un arrecife artificial.

Cerca de la costa

A una profundidad de entre 18 y 30 metros, el pecio dista tan solo 70 metros de la costa. Durante el primer año desde su hundimiento, la embarcación y las especies animales de la zona tardaron en adaptarse pero a día de hoy, tapizada ya de algas, en El Peñón pueden encontrarse pulpos y morenas en su interior desmantelado, así como bancos de fulas, bicudas, jureles o medregales en los alrededores.

Escorado a 30 grados a estribor, el barco supone un atractivo para los clubes de buceo y un objetivo a conseguir para quienes se inician en este apasionante deporte. Debido a su escasa profundidad y cercanía desde la costa, la inmesión es considerada de dificultad media.

Empeñado en zozobrar

El Peñón que descansa frente a la costa de Tabaiba fue en su día un remolcador que zozobró en el muelle de Santa Cruz durante los años 70 mientras en plena maniobra de desatraque del buque al que auxiliaba. Consiguió ser reflotado días después y, cuando se encontraba en labores de reparación, volvió a hundirse en la misma localización.

Décadas después, tras años de servicio como remolcador y dos hundimientos accidentales, encontró frente a la costa de Tabaiba un lugar donde yacer definitivamente. Ya nunca más navegará por los mares sino que serán las especies marinas las que navegaran por su interior ante los ojos de quienes se atrevan a descender para avistarlas.