El barrio más arcaico de Canarias: cocinan con platos de barro en hornos de piedra y viven en cuevas

Uno de los elementos principales del legado aborigen son las piezas de cerámica que se empleaban para uso doméstico como para tostar granos o incluso como parte de una vajilla más rudimentaria

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Imagen de casas cuevas / AH
Imagen de casas cuevas / AH

Canarias ha resistido heróicamente junto a sus tradiciones a pesar del paso de los años y del proceso de colonización de los castellanos. Gracias a los vecinos de los pueblos más recónditos de las Islas se mantienen a flote siglos de tradición que pasan de generación en generación.

Uno de los elementos principales del legado aborigen son las piezas de cerámica que se empleaban para uso doméstico como para tostar granos o incluso como parte de una vajilla más rudimentaria, algo que siguen llevando a rajatabla en el barrio de La Atalaya, del muncipio de Santa Brígida. 

Así es el barrio más arcaico 

La Atalaya es un precioso barrio perdido entre barrancos en el municipio de Santa Brígida, en Gran Canaria. A pesar de los avances en mobiliario doméstico, en este pequeño poblado se resisten a abandonar el arte arcaico y su encanto nativo que les caracteriza. Las nuevas generaciones y asociaciones de jóvenes se encargan de mantener la tradición que antes difundían los dos grandes maestros loceros: Panchito y Antonia La Rubia. 

El barrio está en medio de un barranco en el Monte Lentiscal y está repleto de cuevas aún habitadas que hasta hace algunas décadas se empleaban como hornos de piedra para cocer las propias vasijas de barros. 

El arte locero de La Atalaya 

Hace siglos eran las mujeres las que se encargaban de hacer los elementos con barro y arena del propio barranco como los bernegales, braseros, lebrillos, tostadores o gánigos. Después iban pueblo por pueblo intentando venderlos o intercambiarlos por otros productos.

Hasta el siglo XIX, la alfarería del barrio de La Atalaya era la principal actividad artesanal —producían tres o cuatro docenas de piezas semanalmente— junto a otras labores como la confección de telas, ropas, mantas y similares. 

Lo que diferencia este arte arcaico de cualquier otro método para hacer alfarería es que ellos no usaban tornos y siguen sin hacerlo. En la actualidad pasan por el barrio muchos turistas en su camino hacia el centro de la Isla donde pueden ver la manera de trabajar que tienen los artesanos y artesanas de la zona, también pueden aprender a hacerlas por su cuenta y entender esta cultura tan arcaica como bonita que rinde culto al pasado de Canarias. 

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