¿Por qué todo el mundo llama La Carrera a la calle Obispo Rey Redondo?

Desde el siglo XVI esta vía del casco lagunero acogió torneos de sortija a caballo que aún hoy se recuerdan cada vez que se usa la denominación "La Carrera"

Guardar

La calle Obispo Rey Redondo./ Ayuntamiento de La Laguna.
La calle Obispo Rey Redondo./ Ayuntamiento de La Laguna.

A día de hoy cualquiera puede recorrer plácidamente la distancia que separa la plaza de La Concepción hasta la del Adelantado - o plaza de Abajo- pero en el siglos atrás este paseo por La Laguna podía complicarse más que conseguir aparcamiento en la Noche en Blanco. Mucho antes del encendido de las luces navideñas, La Carrera ya era punto de reunión de muchedumbres, e incluso animales. Como actualmente, pero sin que nadie lo grabara con el móvil.  

El mismo cartel en el que figura el nombre oficial de la calle Obispo Rey Redondo recuerda, en inscripción al pie: Antigua calle La Carrera. Pero ¿qué carreras? Esta vía principal del casco lagunero fue el escenario de torneos medievales, en concreto de las multitudinarias carreras de caballos y de sortijas ya desde el siglo XVI y prácticamente hasta el XVIII, cuando el trazado de tierra fue adoquinado.

En mayo de 1527 nació en Valladolid una criatura destinada a dominar gobernar un imperio donde nunca se ponía el sol. Con la diligencia que exigía un hito como el alumbramiento de Felipe II, el Cabildo de Tenerife se apresuró a emitir una ordenanza: “Se correrá sortija y habrá doce varas de damasco o raso…”, según recoge el Museo de Historia y Antropología de Tenerife. Échese el pueblo a la calle y que galopen los caballos por La Carrera, que ha nacido un emperador. 

museos tenerife sortija
Jinete a caballo con vara y cinta./ Museos de Tenerife. Historia y Antropología.

Cintas y sortijas

Las carreras de cintas o sortijas fueron una tradición tan extendida en los juegos medievales que en algunos lugares se han conservado hasta la actualidad. Requiere gran destreza por parte del jinete para ensartar una vara corta en una anilla o sortija de la que pende una cinta enrollada. Normalmente se disponían a una distancia entre dos o tres metros del suelo en una estructura en forma de pórtico. Una vez acordado el número de pasadas, ganaría quien obtuviera más cintas.

La prueba servía para medir la habilidad del jinete para galopar y manejar al equino en distancias cortas como su precisión para acertar en la sortija con la vara, de en torno a unos 20 cm de largo en la sortija. Al finalizar la prueba, las cintas recogidas se lucían a modo de trofeo y era costumbre que las cintas, a menudo elaboradas por las jóvenes del lugar, presentaran distintos colores y bordados para llamar la atención de los competidores.

obispo rey redondo cartel
Calle Obispo Rey Redondo. Antigua Calle La Carrera./ AH.

La calle que va a Santa María

Antes que Obispo Rey Redondo y La Carrera, la vía principal que unen los dos núcleos en que se dividía La Laguna -la Villa de Arriba, la zona urbana primigenia con epicentro en La Concepción, y la Villa de Abajo, que creció en torno a la Plaza del Adelantado- se conocía popularmente como "calle que va a Santa María", según explica Carlos García en su libro Las antiguas calles de La Laguna.  

Esta denominación, reflejada en escritos de apenas unas décadas después de la conquista, supone la primera forma constatada de referirse a la histórica vía lagunera. Más que un nombre para la propia calle, hacía referencia a que la vía desembocaba en la Iglesía de Santa María de la Antigua, como se conocía a la Iglesia de La Concepción para diferenciarla de la Iglesia de Los Remedios o Catedral, según recogen fuentes del Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio (CICOP) de La Laguna.