Canarias encabeza las cifras de agresiones al personal sanitario en todo el Estado, con un incremento del 27% durante el último año y cerca de 600 casos registrados, según datos reconocidos por la propia Consejería de Sanidad. Los sindicatos denuncian que la magnitud del problema es aún mayor, pues las estadísticas no incluyen las agresiones verbales ni los incidentes no notificados, cada vez más frecuentes en hospitales y centros de salud.
Intersindical Canaria acusa a la Consejería de “frivolizar con un asunto tan grave” y advierte de que la violencia contra médicos, enfermeros y auxiliares se ha disparado como reflejo del colapso estructural del sistema sanitario. Las demoras en Atención Primaria, las listas de espera quirúrgicas y diagnósticas que califican de “inhumanas”, y el estrés acumulado en los servicios de Urgencias estarían alimentando un clima de tensión constante entre pacientes y profesionales.
“Los trabajadores del SCS sufren un doble castigo: condiciones laborales indignas impuestas por la gestión y las agresiones derivadas de la frustración de los usuarios”, sostiene el sindicato, que vincula el repunte de ataques con la falta crónica de personal y de medios en los centros públicos.
Un plan “ineficaz y colapsado”
El colectivo también carga contra el Plan de Prevención de Agresiones a los Trabajadores del SCS, al que califica de “ineficaz y difícilmente aplicable en las situaciones de mayor riesgo”. Según denuncia, los servicios de prevención y la vía jurídica están saturados, el apoyo institucional llega tarde y las medidas de protección no se adaptan a la realidad del trabajo sanitario.
Intersindical defiende que la única forma de frenar esta escalada pasa por mejorar la gestión sanitaria, reforzar la prevención de riesgos laborales y garantizar condiciones de trabajo seguras y dignas para todo el personal. “Proteger a los profesionales es inseparable de garantizar el derecho fundamental a la salud de la ciudadanía”, concluye la organización.
