España no puede presumir del acceso a sus cuidados paliativos…Ocupa el 28º lugar del mundo en esta asistencia. Y es que no hay ninguna ley nacional, cada comunidad lo gestiona a su manera, un yo me lo guiso y yo me lo como, por lo que la consecuencia es que “hay regiones donde la atención está muy bien desarrollada y otras donde apenas existe”, señala Vanesa Díaz, presidenta de la Asociación de Acción Social No Somos de Segunda.
¿Qué pasa con Canarias en este caso? Díaz apunta que el Archipiélago cuenta con una de las mejores estrategias diseñadas en España — creada por el doctor Marcos Gómez Sancho, referente nacional en la materia—; sin embargo, su aplicación está lejos de cumplir las necesidades reales de la población, sobre todo debido a la desigualdad territorial y la falta de dotación presupuestaria.
Necesidad de actualización
La Estrategia Canaria de Cuidados Paliativos propone un modelo integral que combina atención hospitalaria, domiciliaria, primaria y psicosocial, pero “no se está implementando tal cual fue diseñada”, asegura la presidenta de No Somos de Segunda.
La razón principal: falta de inversión y de actualización. La estrategia se redactó en torno a los datos poblacionales de 2016-2017, y no se han revisado desde entonces. “Para aplicarla correctamente habría que inyectar fondos en los presupuestos autonómicos y adaptar las ratios al crecimiento actual de la población”, reclama Díaz.
Depende de la isla
Esta mala práctica de la estrategia se ve reflejada en las diferencias de la gestión en cada una de las islas. Aunque podría pensarse lo contrario, las islas no capitalinas —como El Hierro o La Gomera— están relativamente bien cubiertas, según la Asociación. En ellas se han creado equipos específicos y servicios domiciliarios que garantizan una atención paliativa constante.
La situación cambia de manera drástica en Gran Canaria y Tenerife. Incluso en la propia Gran Canaria, los cuidados cambian de un hospital a otro. Gómez Sancho fue el encargado de poner en marcha la primera unidad de cuidados paliativos de toda España en el Hospital Doctor Negrín, por lo que “ahí funciona muy bien” en comparación al Insular, relata Díaz. En el caso de Tenerife, es muy claro como los recursos se concentran en las áreas metropolitanas, dejando desatendidas las zonas periféricas.
Avances
La presidenta de No Somos de Segunda cuenta que hasta hace poco, la zona norte de Tenerife no contaba con una unidad de cuidados paliativos. Los pacientes eran tratados desde servicios como oncología, sin derivación específica. En el sur, la única unidad existente estaba en el Hospital del Tórax (Ofra), adscrita al Hospital de La Candelaria, lo que obligaba a muchos enfermos a desplazarse largas distancias para recibir atención.
Tras año y medio de movilización social, la asociación logró impulsar mejoras: ocho camas específicas para paliativos en el centro hospitalario de El Mojón, consultas especializadas en el sur y un proyecto piloto de atención domiciliaria, que por primera vez coordina hospitales, atención primaria y urgencias. “Es un avance, pero no porque se esté cumpliendo la estrategia, sino por la presión ciudadana”, subraya Díaz.
Falta de psicólogos
El progreso en la cobertura sanitaria no ha llegado acompañado del resto de componentes esenciales. “Los cuidados paliativos deben ser integrales, abordando no solo el dolor físico, sino también el acompañamiento emocional, social y espiritual del paciente y su familia”, indica Díaz. Sin embargo, en Canarias la mayoría de las unidades carece de psicólogos y trabajadores sociales integrados en los equipos.
Actualmente, la atención psicosocial en Tenerife depende del programa estatal EAPS (Equipos de Atención Psicosocial), financiado por Fundación “la Caixa”, que solo actúa en la zona metropolitana. En el resto de la isla, la asociación intenta cubrir esa carencia con proyectos propios.
Pacientes pediátricos
A las carencias estructurales se suma la falta de equidad entre la atención a adultos y a pacientes pediátricos. En Tenerife, el servicio de paliativos infantiles existe, pero no llega a toda la población ni está coordinado con las unidades hospitalarias.
“El modelo pediátrico es distinto, porque no siempre se trata de procesos terminales, sino de enfermedades crónicas largas. Y no hay coordinación ni recursos suficientes”, advierte Díaz.
Ley nacional
Más allá del reclamo autonómico de aplicar bien la estrategia diseñada, con su actualización y mayor dotación presupuestaria, la asociación reitera, además, la necesidad de que se apruebe una Ley Nacional de Cuidados Paliativos que establezca unos mínimos comunes en todo el país.
“Es alarmante que tengamos una ley de eutanasia que exige tener garantizados los cuidados paliativos, y sin embargo esa garantía no existe”, critica Díaz, que también recuerda que la ley de cuidados paliativos se presentó a la vez que la de la ELA, pero esta salió adelante y la de paliativos se vuelve a trabajar en una comisión para garantizar que pase los filtros y pueda ser aprobada.

