Canarias tiene unos 750 espacios de costa entre playas, charcos y piscinas naturales; aún así, no faltan piscinas en las viviendas y complejos turísticos del Archipiélago. Así lo reflejan los últimos datos publicados por la Oficina del Catastro, que revelan que las Islas suman cerca de 30.000 piscinas registradas entre cubiertas y al aire libre en todo el territorio.
Aunque las piscinas no cubiertas —las más comunes en el entorno canario— representan la gran mayoría, también existen cientos de instalaciones cubiertas, más habituales en instalaciones deportivas o turísticas de alto nivel. La distribución no es uniforme y deja entrever diferencias notables entre provincias y sus municipios.
¿Dónde hay más?
La provincia de Las Palmas es la que más piscinas acumula, con más de 15.000 no cubiertas y 275 cubiertas registradas en 2025. Por su parte, Santa Cruz de Tenerife contabiliza casi 12.000 al aire libre y unas 300 cubiertas.
Los municipios turísticos más potentes son, como era de esperar, los grandes protagonistas. Adeje, en el sur de Tenerife, encabeza el ranking tinerfeño con 1.977 piscinas sin cubrir registradas, mientras que en la provincia oriental, Yaiza (Lanzarote) se sitúa en primer lugar con 2.875 descubiertas.
También destacan otros municipios como Tías, con 2.119 piscinas al aire libre y el municipio de la isla majorera, La Oliva con 1.766. También en la provincia occidental, completan el ránking Arona (1.051) y Candelaria (713), sin contar con las cubiertas.
Piscinas cubiertas
Aunque representan un porcentaje menor del total, las piscinas cubiertas también tienen su espacio en Canarias. Son comunes en instalaciones deportivas, centros de bienestar o complejos hoteleros de gama media-alta. El municipio que lidera este apartado en todo el Archipiélago es Las Palmas de Gran Canaria, con 46 piscinas cubiertas, seguido de cerca por San Miguel de Abona, con 37, y Santa Cruz de Tenerife, con 23.
Otras localidades con un número considerable de piscinas cubiertas son Puerto de la Cruz, Granadilla de Abona, Sauzal o Tacoronte, donde la oferta turística y residencial de alto nivel va de la mano con este tipo de instalaciones.
El peso del turismo
Sin embargo, la distribución no es pareja con el resto del Archipiélago. Existen numerosos municipios donde las piscinas son una rareza. Es el caso de pequeños pueblos de interior o zonas rurales, como Artenara, Valleseco o Betancuria, en la provincia de Las Palmas, y Agulo, El Tanque o San Andrés y Sauces, en la de Santa Cruz de Tenerife. En estos casos, el número total de piscinas —contando tanto cubiertas como no cubiertas— no supera la veintena.
El número de piscinas y su ubicación suponen un reflejo de las diferencias entre municipios y la presencia del modelo económico canario, respecto a las promociones inmobiliarias vinculadas al sector turístico, así como al residencial de segunda vivienda, además de el estilo de vida vinculado a las Islas por su clima.
Aunque no hay que olvidar que esta realidad vive con otras un tanto preocupantes como las declaraciones de sequía en algunos municipios canarios que han llevado a la restricción de uso del agua tras un segundo año consecutivo de emergencia hídrica en islas como Tenerife, aunque la situación no parece tan alarmante como en 2024. Por ejemplo, Los Silos, San Juan de la Rambla, La Guancha y Buenavista del Norte han prohibido el uso de agua potable para llenar piscinas y lavar vehículos.

