El Rastro de Santa Cruz de Tenerife lleva más de cinco meses instalado en su nueva ubicación, generando opiniones divididas entre comerciantes y visitantes. Mientras algunos siguen protestando por el cambio, otros celebran la comodidad y amplitud del nuevo espacio. Pero hay una demanda latente: que los comerciantes que venden en familia puedan estar juntos de nuevo y no separados.
A pesar de los avances, aún quedan pendientes algunas mejoras, como la instalación de toldos y el techo del parking, una sombra que podría llegar antes del próximo verano según publica El Día. Sin embargo, la nueva ubicación también ha traído "contratiempos", como la incautación de más de 900 falsificaciones por parte de la Policía Local.

Vigilancia
Para la presidenta del Rastro, Carmen Tejera, la situación es positiva en términos generales. Tejera destacó en declaraciones a Atlántico Hoy la satisfacción por el encargo de las carpas y reiteró la importancia de que los vendedores respeten las normas, recordando que el incumplimiento puede llevar a la pérdida del puesto.
“La Policía hace que se cumpla la ordenanza, no permiten falsificaciones y hay más control que en la antigua ubicación porque el perímetro es más corto”, aseguró.
Puestos
Entre los comerciantes persisten algunas quejas relacionadas con la organización de los puestos. La distribución se hizo apellidos tras un sorteo hecho por los vendedores presentes en ese momento, empezando por la letra F, cuando tradicionalmente se numeraban correlativamente desde el inicio del mercado. Esto ha provocado que familias queden separadas, especialmente cuando los cónyuges no comparten apellido, algo que los comerciantes esperan que se corrija.
Además, Tejera apunta que existen vacantes de puestos que el Ayuntamiento promete adjudicar próximamente. A pesar de los ajustes pendientes y de la división de opiniones, la presidenta concluye que, en líneas generales, “de resto todo va bien”, confiando en que el Rastro continúe consolidándose en su nueva ubicación.