Loading...
El aumento del consumo de platos preparados se debe a diferentes factores culturales, económicos y sociales / EFE

El consumo de platos preparados se dispara en Canarias: una socióloga explica por qué

En las Islas se consume un 51% más de comida preparada que en 2004, una tendencia en la que han influido ciertos factores como las jornadas laborales, querer ahorrar tiempo o la oferta asequible de los supermercados

“¿Qué como mañana?” es la pregunta del millón para algunas personas a la hora de organizar su día. Y este pensamiento se repite jornada tras jornada, por lo que se convierte a veces en una tarea tediosa entre pensar que se puede comer y el tiempo que se tiene que dedicar a su preparación. La solución a esto parece estar en los platos preparados. 

Y es que el consumo de esta comida ha aumentado en las últimas décadas, tanto a nivel nacional como en Canarias. Según los últimos datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el consumo per cápita de este tipo de alimentos en las islas ha alcanzado los 14,54 kilogramos al año. Aunque por debajo de la media estatal (17,19 kg), se observa un incremento importante. 

En 2004, el consumo en Canarias era de apenas 9,63 kilogramos por persona, subió a 10,93 en 2014 y en 2024 se sitúa en 14,54. Eso supone un incremento del 13,5% en la primera década del periodo (2004-2014) —solo 1,3 kilos más—, pero un crecimiento del 33% en la segunda (2014-2024), con casi cuatro kilos añadidos en diez años.

Cambios económicos

Tenisca Gil, decana del Colegio Oficial de Ciencias Políticas y de la Sociología de Canarias, explica que “este aumento puede responder a un conjunto de factores sociales, culturales y económicos que están a su vez relacionados entre sí”.

En el plano económico, apunta a la “externalización de tareas domésticas, incluida la cocina”, debido a las “jornadas laborales, como los horarios partidos, muy comunes en el sector servicios”, predominante en las Islas. 

En este sentido, aunque, “tradicionalmente, el consumo de platos preparados se asociaba a hogares con renta alta por su mayor coste frente a la cocina casera”, hoy se observa también en hogares de renta baja y media “gracias a la oferta más asequible de supermercados y marcas blancas”.

Zona de comida preparada / MERCADONA

El papel de las mujeres

A ello se suma “la carga de cuidados no remunerados que asumimos en especial las mujeres” y la necesidad de conciliar vida laboral, social o deportiva, lo que lleva a buscar “soluciones prácticas y rápidas que faciliten el día a día”.

Por ello se advierte también una inclusión de los platos preparados en los hogares con hijos. Desde una perspectiva de género, Gil advierte que “la carga de la alimentación cotidiana sigue recayendo mayoritariamente en las mujeres”, por lo que el aumento del consumo de platos preparados también puede verse como un síntoma de la falta de corresponsabilidad y de políticas públicas suficientes de apoyo a los cuidados.

Las nuevas generaciones

En términos culturales, Gil destaca un cambio en la forma de relacionarse con la alimentación, “sobre todo en hogares jóvenes o unipersonales, donde cocinar pierde protagonismo frente a modelos de consumo más individualizados y funcionales”. 

“Este cambio está muy vinculado al auge de la digitalización y las con aplicaciones de reparto, y también a una visión más utilitaria de la comida, entendida como algo para cumplir con una necesidad básica y no tanto como una experiencia cultural o social”, expone la socióloga.

Pérdida de tradiciones

Es así que la experta apunta que “suponen una ruptura progresiva con prácticas tradicionales de la cultura alimentaria, como la cocina compartida, las recetas transmitidas intergeneracionalmente o los tiempos dedicados a la cocina”. 

Si bien reconoce que estos productos aportan comodidad y, en algunos casos, formulaciones saludables, no todas estas comidas son saludables, lo que plantea un posible problema de salud pública: “Creo que es fundamental vigilar su composición nutricional”, subraya. 

Desigualdades sociales

“Existe una dualización clara: una gama más cara y saludable y otra mucho más económica pero menos saludable. Esto no solo refleja, sino que puede profundizar las desigualdades sociales existentes, ya que el acceso a una alimentación saludable está ligado a factores socioeconómicos”, indica. 

En definitiva, el auge de los platos preparados en Canarias es un fenómeno complejo, resultado de transformaciones sociales, laborales y culturales, que plantea tanto ventajas en términos de conveniencia como retos importantes para la salud pública, la igualdad y la preservación de la cultura gastronómica local.