Fermín, el presunto policía corrupto que puede pasar 15 años en prisión

Este martes comienza el macrojuicio en el que 24 personas estarán sentadas en el banquillo de los acusados por presuntos delitos relacionados con el tráfico de drogas

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Entrada de la Ciudad de la Justicia en Las Palmas de Gran Canaria / Atlántico Hoy
Entrada de la Ciudad de la Justicia en Las Palmas de Gran Canaria / Atlántico Hoy

La Fiscalía pide quince años de cárcel para un policía nacional al que acusa de colaborar con varias redes de narcotraficantes en Gran Canaria, unas dedicadas a mover grandes cantidades de hachís por la costa, otras a introducir cocaína por los aeropuertos y la tercera a fabricar sustancias dopantes.

El juicio comenzará este martes en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas y se prolongará, en principio, durante cuatro semanas, ya que está previsto que se sienten en el banquillo 24 procesados. La acusación describe como nexo de unión de todos ellos a Fermín C.V.R., un policía que estuvo destinado en el sur de Gran Canaria al que señala como cómplice de varios grupos que introducían grandes partidas de hachís en Canarias en lanchas neumáticas desde Marruecos.

Rutas de navegación

En concreto, el fiscal sostiene que el procesado facilitó a los narcotraficantes información precisa de las rutas de navegación que tenían que seguir sus alijos para no ser detectados por los radares del sistema de vigilancia costero SIVE de la Guardia Civil.

En particular, lo relaciona con tres desembarcos de grandes partidas de hachís en Gran Canaria: uno en Castillo del Romeral el 11 de julio de 2018, otro el 25 de julio de 2018 en la playa de Veneguera y el tercero el 2 de enero de 2020 en Castillo del Romeral. Los dos últimos fueron interceptados en tierra por las fuerzas de seguridad; en total, se aprehendieron casi 2,7 toneladas de hachís.

Multas de casi 20 millones de euros

A este policía también se le acusa de colaborar con otro grupo de traficantes que introducía cocaína en España mediante correos humanos en vuelos comerciales. Su papel, supuestamente, consistía en informar de cómo burlar los controles en los aeropuertos elegidos.

Finalmente, se le atribuye haber ayudado a dar salida a la península a partidas de anfetaminas, esteroides y anabolizantes que fabricaban otro dos individuos en dos laboratorios clandestinos situados en los municipios de San Bartolomé y Santa Lucía de Tirajana y que luego se vendían en gimnasios. Contra este agente presuntamente corrupto, la Fiscalía formula dos cargos de tráfico de drogas y otro de pertenencia a organización criminal. En total, pide para él quince años de cárcel y multas que suman casi 19,8 millones de euros.