La caída de árboles y ramas de gran tamaño en Las Palmas de Gran Canaria empieza a ser algo más que una simple anécdota. Si el 10 de septiembre, en la Plaza de las Ranas (Triana), un laurel de indias perdió parte de su tronco, este fin de semana la ciudad ha registrado tres incidentes con parte de su flora
en diferentes barrios.
El sábado, en la Avenida de Escaleritas (zona del Parque Central), la copa de una palmera se partió y cayó sobre la calle sin ocasionar daños personales o materiales. Ese mismo día, unas horas más tardes, un arbusto de la Avenida Primero de Mayo perdió una de sus ramas.
Al día siguiente, a primera hora del domingo, se derrumbó una rama de unos de los árboles ubicados en el jardín que rodea la fuente de la Plaza del Espíritu Santo (Vegueta).
Falta de un plan
Hace una semana, tras el incidente en la Plaza de las Ranas —el segundo en lo que va de año con el mismo árbol—, dos expertos apuntaban a este diario la necesidad de elaborar un plan de tratamiento, por parte del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, que evite este tipo de episodios.
"El arbolado urbano no está dentro de un plan, existe vacío, desorden y desorganización”, afirmaba Eugenio Reyes, mientras que Marco Díaz-Bertrana recordaba la importancia de que exista “una programación de futuro en la que se elija de forma acertada las especies a plantar y que tengan su espacio de confort garantizado por muchos años.