Imagen de un fontanero realizando una revisión de agua. / PEXELS
Imagen de un fontanero realizando una revisión de agua. / PEXELS

Fontaneros canarios, hartos de que su oficio se use como "insulto" en política

Consideran que el uso que se le da a la palabra fontanero en política es una falta de respeto grave hacia la profesión

Irene Cartaya

La Asociación Empresarial de Aguas, Gas, Térmicas y Fluidos de Santa Cruz de Tenerife (Apigaste) ha alzado la voz contra el uso despectivo del término “fontanero”, especialmente cuando se emplea en el ámbito político como sinónimo de prácticas opacas o corruptas.

Pedro Armas, presidente de Apigaste —organización integrada en Femete—, considera que este uso coloquial es una falta de respeto grave hacia una profesión que desempeña un papel esencial en la sociedad: garantizar el acceso al agua potable, el saneamiento y la salud pública.

Rechazo a los estigmas

La declaración de Apigaste responde a la aparición reciente de este término en informaciones vinculadas a escándalos políticos, una práctica que también ha sido condenada por la Confederación Nacional de Asociaciones de Instaladores (Conaif), la patronal estatal del sector.

Según Armas, este uso despectivo tiene consecuencias perjudiciales: deteriora la autoestima de los profesionales, genera desconfianza hacia el sector y daña la imagen de miles de pequeñas empresas que ejercen su labor con rigor y profesionalidad.

Profesionales esenciales

Somos técnicos cualificados que cumplimos una labor insustituible. Es inadmisible que se intente asociar nuestro trabajo con la corrupción o el juego sucio”, afirmó Apigaste en un comunicado oficial.

Desde la patronal nacional, Conaif ha solicitado a los medios de comunicación que eviten expresiones peyorativas y ha ofrecido su colaboración para fomentar una información más rigurosa y veraz sobre el papel fundamental de los fontaneros en la vida cotidiana.

Defensa del oficio

Armas subraya que quienes se dedican a la fontanería, instalaciones y mantenimiento son fundamentales para el funcionamiento de hogares, hospitales e industrias. Insiste en que no van a tolerar que su oficio se banalice o se utilice como metáfora de prácticas dudosas.

No permitiremos que se menosprecie ni se banalice nuestro oficio con comparaciones impropias”, concluye el presidente de Apigaste, en una defensa clara y contundente del valor que aportan estos profesionales en el día a día.