Canarios atrapados en Perú se quejan de que la embajada de España no les ayuda

Con el aeropuerto más cercano cerrado, las calles cortadas y la nula información por parte de la embajada española en Perú, dos canarios y sus familias intentan regresar a las islas

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Se ha decretado el Estado de Emergencia en Perú, el ejército ha salido a la calle y los canarios que se encuentran en el país no pueden regresar a sus casas. /Efe
Se ha decretado el Estado de Emergencia en Perú, el ejército ha salido a la calle y los canarios que se encuentran en el país no pueden regresar a sus casas. /Efe

Jesús y su familia viajaron a Perú el 5 de diciembre y la emoción de viajar, de conocer nuevos lugares y visitar el extranjero se convirtió en lo contrario cuando estalló un intento golpe de Estado que terminó con el que era el presidente, Pedro Castillo, detenido por la polícia. La información que reciben es contradictoria: “En teoría volamos a las 3, pero no sabemos aún si el aeropuerto va a abrir”. 

Esto lo cuenta Atlántico Hoy a las 13:00 horas, a dos horas de coger el supuesto avión, y la incertidumbre se palpa incluso a través del teléfono. En la página web de la compañía con la que vuelan explican que el aeropuerto se abrirá y podrán regresar a Gran Canaria. Al llamarles, la información es totalmente la contraria, el aeropuerto permanecerá cerrado un día más. 

Su hotel, situado en la ciudad de Cusco, se ha convertido en su zona segura. “Desde que empezaron las revoluciones ha habido manifestaciones y saqueos en comercios que, hasta ayer, permanecían cerrados. Tras decretar el Estado de Emergencia, el ejército salió a la calle y la situación se ha calmado un poco”, dice. La calma, probablemente temporal, llegó tras tres días de “todo un desastre”. 

Personas esperando frente al aeropuerto de Cusco, totalmente cerrado. /Cedida
Personas esperando frente al aeropuerto de Cusco, totalmente cerrado. /Cedida

Una situación que solo empeora

Antonio y su pareja llegaron el 27 de noviembre a Perú y tenían organizado un viaje por todo lo alto. Visitaron Chile, Bolivia, conocieron la selva y paisajes de ensueño. Cuando llegaron ya había algunas manifestaciones, pero nunca esperaron que terminaran con ellos en un hostal intentando regresar a casa con un aeropuerto totalmente cerrado. 

Antes de llegar a Cusco habían sido víctimas de robo por parte de una banda organizada. “Creemos que llevaban tiempo siguiéndonos porque sabían exactamente en qué mochilas teníamos el dinero”. Cuando estaban intentando contactar con la embajada para solucionar el tema del dinero perdido y las tarjetas de crédito, comenzaron las manifestaciones

“La ciudad de Cusco quedó totalmente sitiada, había piquetes con piedras, gente quemando gomas, conos de señalización…”. Desde hace más de una semana lo único que han podido hacer ha sido esperar a que la situación mejore, “pero solo está empeorando”. 

Vías del tren con piedras para evitar su paso. /Cedida
Vías del tren con piedras para evitar su paso. /Cedida

El silencio de la embajada

Hay gente en tierra de nadie porque los trayectos entre pueblos y ciudades son bastante largos, se suelen hacer en guagua. Unas guaguas que ahora mismo no están disponibles y que tampoco pueden acceder a algunas de las carreteras que están cerradas. Además, en el país se ha impuesto el toque de queda, el ejército ha salido a la calle y desde la embajada española en Perú no hay respuesta

“Nos remiten a la información de la página web. Nos intentamos poner en contacto por temas de papeleo y no llaman, no te asesoran, no te hacen recomendaciones”, critica. Antonio explica que cuentan con un grupo de WhatsApp, españoles en Cusco, para poder organizarse entre ellos. Se mueven en grupo y algunos han decido visitar el aeropuerto para ver si está abierto y pueden viajar. 

Lo que teme este turista es que no exista la seguridad adecuada o que no tengan cómo volver si las instalaciones están cerradas. “Hay mucha información confusa, no hay información fiable ni oficial”. 

Tierra de nadie

El domingo pasado, antes de que la crisis política estallara, las visitas a lugares como Machu Picchu seguían formando parte de la agenda turística de los visitantes. “Hay personas que se han quedado bloqueadas tres o cuatro días y han tenido que salir caminando, salvando obstáculos, ríos o con carreteras cortadas”. 

No quieren trasladar demasiada información desesperada a sus familiares para no asustarlos. Pero la verdad es que están viviendo una situación en la que es difícil encontrarse. “La gran debilidad que tenemos es la misma, la falta de información” por parte de las administraciones y los gobiernos de España y Canarias. 

Personas intentando despejar las carreteras para que puedan pasar las guaguas y vehículos. /Cedida
Personas intentando despejar las carreteras para que puedan pasar las guaguas y vehículos. /Cedida

La situación en Perú

Seis presidentes en solo cuatro años, desigualdades sociales, denuncias de corrupción contra gobernantes y un Congreso prácticamente en guerra. Y en unas horas el país vivió un golpe de Estado, la destitución del presidente Pedro Castillo, su detención y la proclamación de Dina Boluarte (vicepresidenta en ese entonces) como jefa de Estado. Pero, ¿cuáles son las claves para entender lo que está pasando en el país latinoamericano? 

Cinco recientes expresidentes peruanos son blanco de procesos judiciales por corrupción. Alejandro Toledo, Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra y ahora Castillo. Alan García sería el sexto, pero se suicidó en 2019 antes de ser detenido por la policía

Como si fueran pocos los casos de corrupción, el enfrentamiento entre Castillo y el Congreso peruano, dominado por la oposición de derecha, no ayudaba al desarrollo de un mandato adecuado. El ahora expresidente denunció el desprecio que recibía por parte de las élites económicas y políticas de su país por ser de origen pobre, campesino y de izquierdas. Pero, y tras recibir el apoyo de los sectores más pobres de Perú, Pedro Castillo ganó las elecciones

Aún así, y para sorpresa de todos, Castillo sentenció su futuro no solo político sino también personal, cuando intentó un autogolpe de Estado bastante improvisado que acabó con su detención cuando intentaba viajar a México en busca de asilo. Por ello ha sido condenado a 18 meses de prisión provisional y se enfrenta a penas de más de diez años por el delito de rebelión y conspiración

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