Imagen del mirador de Canarias  HOLA ISLAS CANARIAS
Imagen del mirador de Canarias HOLA ISLAS CANARIAS

He pasado muchas veces y por delante y no sabía que este mirador es uno de los mejores de Canarias

Basta con llegar, respirar y mirar al horizonte para entender por qué, en una isla llena de maravillas, este balcón suspendido al océano es uno de sus secretos mejor guardados

luna moya

Actualizada:

A veces, pasamos una y otra vez por los mismos caminos sin saber lo que se oculta a pocos metros del asfalto. La ruta que bordea la isla de Gran Canaria está repleta de paisajes sorprendentes, pero hay un lugar en el que detenerse se convierte en una experiencia visual, emocional y casi mística. Suspendido sobre un precipicio, este mirador parece flotar entre el cielo y el océano. Y, sin embargo, muchos aún lo pasan por alto.

Entre curvas cerradas y panorámicas que roban el aliento, existe un rincón que no figura entre los destinos más turísticos, pero que quienes lo conocen consideran uno de los mejores miradores de Canarias. Un lugar desde el que la isla se presenta majestuosa y salvaje, dibujando siluetas imposibles sobre el horizonte.

Mirador del Balcón

El Mirador del Balcón, ubicado cerca del extremo occidental de Gran Canaria, es un espectacular punto de observación encaramado sobre un acantilado que cae en vertical hacia el océano Atlántico. Desde allí se contempla una formación geológica que deja sin palabras: "la cola del dragón", una sucesión de riscos y crestas que se asemejan al lomo de una criatura mitológica dormida junto al mar.

Este fenómeno natural, visible en todo su esplendor desde el mirador, se convierte en uno de los paisajes más impresionantes de la isla. Pero no es lo único que se puede divisar. Girando la vista hacia el interior, se abre ante los ojos del visitante el barranco de La Arena y el amplio y verde valle de La Aldea de San Nicolás.

Parada obligada en ruta

El mirador se encuentra directamente en la carretera GC-200, lo que lo convierte en una parada natural para quienes deciden recorrer la isla en coche. Es un apartadero con paneles informativos, desde donde parte una escalera de piedra que lleva al balcón suspendido. Desde allí, el viento marino, el olor a salitre y el juego de colores entre tierra, cielo y agua crean una atmósfera inolvidable.

Con una altitud de 69 metros, el lugar forma parte de un espacio protegido dentro de un parque natural, lo que garantiza la conservación de su riqueza paisajística. Además, cuenta con aparcamiento y opciones de transporte público, aunque lo ideal es llegar en vehículo propio para disfrutar del trayecto con libertad.

Historia y cultura local

El entorno del mirador pertenece al municipio de La Aldea de San Nicolás, una zona que combina costa abrupta, playas escondidas y un interior montañoso repleto de tradiciones. Con 139 kilómetros cuadrados de extensión, este municipio atesora una costa de 33 kilómetros salpicada de calas, barrancos y formaciones rocosas de gran belleza.

Pero no todo es paisaje. El casco histórico de La Aldea conserva ejemplos únicos de la arquitectura popular canaria, como la Casa del Balcón, del siglo XVIII, o las Casas Blancas y la Casa del Corredor. En su recorrido se aprecia la historia viva de un pueblo que ha sabido conservar sus raíces.

Un museo vivo

Una de las experiencias más recomendadas en la zona es el Museo Vivo, una escenificación en directo de las tradiciones canarias. Allí se puede ver cómo se trillaba con animales, cómo se elabora el pan en horno tradicional o cómo se ordeñan cabras. Todo esto, acompañado de degustaciones de gofio con leche o quesos locales, permite al visitante entender la cultura de la isla desde dentro.

Un mirador para sentir

El Mirador del Balcón no es solo un lugar para mirar. Es un lugar para sentir. Muchos lo han pasado por alto sin saber que allí se esconde una de las vistas más impactantes de Canarias. Y quien se detiene, aunque solo sea unos minutos, difícilmente lo olvida.

Porque hay rincones que no necesitan promoción ni grandes carteles para ser memorables. Basta con llegar, respirar y mirar al horizonte para entender por qué, en una isla llena de maravillas, este balcón suspendido al océano es uno de sus secretos mejor guardados.