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Hepatitis A: lo que necesitas saber sobre esta enfermedad y su contagio. / IMAGEN DE LA RED

Hepatitis A: lo que necesitas saber sobre esta enfermedad y su contagio

Es una infección viral prevenible, que puede propagarse fácilmente si no se toman las medidas adecuadas de higiene. Descubre cómo protegerte

Luna Moya Silva

La hepatitis A es una enfermedad infecciosa causada por el virus de la hepatitis A (VHA), que afecta principalmente al hígado.

Aunque suele ser una afección autolimitada y menos grave que otros tipos de hepatitis, puede causar síntomas incómodos y, en algunos casos, complicaciones severas. La clave está en la prevención y el conocimiento de su transmisión.

¿Cómo se contagia?

El virus se propaga principalmente a través de:

Consumo de alimentos o agua contaminados: Esto ocurre si los alimentos son manipulados por personas infectadas que no practican una buena higiene, especialmente después de usar el baño.

Contacto directo con personas infectadas: Incluye situaciones como vivir con alguien que tiene el virus o mantener relaciones sexuales con personas infectadas.

Prácticas sanitarias deficientes: La falta de acceso a agua potable o saneamiento adecuado incrementa el riesgo.

Síntomas comunes

Los síntomas pueden tardar entre 2 y 6 semanas en aparecer e incluyen:

• Fatiga.

• Náuseas y vómitos.

• Dolor abdominal, especialmente en la zona del hígado.

• Ictericia (coloración amarilla de la piel y los ojos).

• Orina oscura y heces claras.

En muchos casos, los niños infectados pueden ser asintomáticos, lo que incrementa la propagación silenciosa del virus.

Prevención: la mejor arma

Vacunación: La vacuna contra la hepatitis A es altamente eficaz y segura.

Higiene: Lavar las manos con agua y jabón, especialmente antes de comer y después de usar el baño, es fundamental.

Alimentos seguros: Asegúrate de consumir alimentos bien cocinados y agua potable, especialmente al viajar a zonas con altos índices de infección.

La hepatitis A no tiene un tratamiento específico, pero mantener una buena hidratación y reposo ayuda a la recuperación. En casos severos, puede ser necesaria atención médica especializada.

Protegerse es sencillo: practica buenos hábitos de higiene y consulta a tu médico sobre la vacunación. Tu salud y la de quienes te rodean dependen de ello.