En la imagen, jóvenes opositando / EFE
En la imagen, jóvenes opositando / EFE

Los jóvenes canarios se lanzan a opositar: "Quiero una vida tranquila sin jornadas interminables"

¿Cuáles son las razones que están llevando a los jóvenes canarios a querer ser funcionarios?

marcos moreno

Los jóvenes canarios no están para perder el tiempo. La incertidumbre de cara al futuro, la dificultad para acceder a una vivienda y la precariedad han provocado que muchos se lancen a opositar para garantizarse un puesto que les dé estabilidad el resto de su vida. Aunque el proceso puede ser largo, asumen el precio a pagar para huir de un sistema que los asfixia.

Es el caso de Mar García, tinerfeña de 24 años. Estudió tanto Derecho como Administración y Dirección de Empresas (ADE), pero acabó desencantada con el panorama que se encontró nada más acceder al mercado laboral. Empezó a trabajar en una pequeña consultoría donde experimentó un ambiente laboral tenso que la incomodaba. “El sueldo era mínimo”, afirma.

"Los horribles turnos partidos"

De allí dio el salto a un gran bufete y mientras trabajaba en la empresa se dio cuenta de que no estaba dispuesta a seguir un ritmo que la sobrepasaba. “Las jornadas eran interminables con turnos partidos horribles, cuando terminabas debías quedarte tres o cuatro horas calentando la silla y decidí que eso no era para mí”, exclama convencida.

Ahora estudia para ser técnico de Hacienda y admite que para ella las oposiciones significan estabilidad e independencia. Asegura que sus compañeros de promoción atraviesan una realidad similar. Narra que a su alrededor solo ve “jornadas laborales excesivas, sueldos mínimos, imposibilidad de trabajar las horas pactadas o dificultad de conciliar”. 

En la imagen, una joven durante una oposición / EFE
En la imagen, una joven durante una oposición / EFE

"Una vida tranquila"

“Sobre todo”, subraya, “renunciar a parte de tus derechos como trabajador en favor de la empresa y que cuando a ti te haga falta algo no tengan consideración para darte, como mínimo, permiso para atender una cita médica”. En definitiva, para Mar no hay alternativa a la oposición para alcanzar su objetivo de alcanzar la calma en el ámbito laboral.

“Teniendo en cuenta la situación actual del Archipiélago, donde hay pocas oportunidades laborales (y las que hay suponen salarios bajos), junto con el estado actual de la vivienda, si quiero tener una vida tranquila, no creo que haya mucha más opción”, prosigue tajante. Lo llamativo es que su caso no es aislado, sino una tendencia creciente en las Islas.

En la imagen, jóvenes a las puertas de una oposición / EFE
En la imagen, jóvenes a las puertas de una oposición / EFE

Datos

Según el estudio El peso del opositor 2025, publicado este verano, el 13% de los canarios entre 18 y 55 años ha comenzado a opositar en el último año, mientras que un 41% ya lo ha hecho o está en ello. Además, hasta un 21% de isleños nunca lo ha hecho, pero lo baraja como una posibilidad como le pasa a Raquel Rodríguez: “Lo pienso todos los días”, dice.

La joven se ha apuntado incluso a una academia para ser auxiliar administrativo. Quien todavía ha preferido no dar el paso es Luisa Pérez a pesar de que la idea ronda por su mente con frecuencia. Ha estudiado la posibilidad de opositar para ser profesora de secundaria ante la precariedad del sector de la comunicación —al que se dedica— “y la cero conciliación”.

Frustración

A pesar de todo, opositar no es una tarea sencilla. Más allá de las largas horas de estudio o la vida social sacrificada, se da la circunstancia de que el número de aspirantes crece sin que aumente a su vez el número de vacantes. Eso sí, la realidad que vive en muchas ocasiones el sector privado hace que los jóvenes de las islas se decidan a ser funcionarios en el futuro.

Julia Troule, una joven de 24 años que vive en Gran Canaria, estudió Derecho en Granada y cuando acabó el Máster de Abogacía echó currículums en todos los despachos de la ciudad andaluza para, al menos, formarse a través de prácticas extracurriculares, pero no lo consiguió. “Ninguno fue capaz de contactarme y eso me resultó muy frustrante”, lamenta.

Una imagen de archivo de jóvenes / EFE
Una imagen de archivo de jóvenes / EFE

"Es muy precario"

Cuando volvió al Archipiélago empezó a trabajar con su madre como abogada y le pareció un trabajo muy bonito, pero muy duro a la vez. “Para que te contraten por cuenta ajena siendo joven es muy precario porque los abogados tienen un sistema de graduación dentro de las empresas por el que empiezas como junior y después vas subiendo”, asevera.

“Para empezar también es muy complicado porque no tienes tu propia cartera de clientes y sobre todo lo que menos me gustó fue el estrés porque también debes tratar con todos los funcionarios del juzgado que no te tratan bien, tuve malas experiencias, la gente te trataba de forma muy altiva”, prosigue. Con el tiempo lo pensó y se embarcó en la aventura de opositar.

"Mi filosofía es vivir bien"

Quien le sirvió de ejemplo fue su padre, que es funcionario. “Él tiene su horario y muchos días tanto de vacaciones como de asuntos propios”, sentencia. Otro caso es el de Sergio Rodríguez, tinerfeño de 26 años, quien oposita para el cuerpo de gestión de la Administración Civil del Estado. “Mi filosofía es vivir bien, pero sin ostentación”, subraya.

El joven asegura que quiere tener lo necesario y no le interesa ganar “muchísimo dinero”. “Siendo funcionario no voy a ser rico, eso lo tengo muy claro, pero sí voy tener unos derechos laborales consolidados”, exclama. “Opositar es complicado y muy solitario, pero la recompensa es que siempre vas a tener a final de mes tu salario asegurado”, agrega.

Una imagen de archivo de jóvenes / EFE
Una imagen de archivo de jóvenes / EFE

Mitos sobre los funcionarios

Por otro lado, señala que ser funcionario de carrera está envuelto en muchos mitos como que son intocables por tener un contrato de por vida. “No puedes hacer lo que te dé la real gana, hay un procedimiento disciplinario bastante riguroso y hay unas inspecciones por trabajador en el que tienes que cumplir unos ciertos objetivos”, exclama.

Pero la cosa no queda ahí, también quiere desmontar la imagen caricaturizada de los funcionarios: “Parece que voy a estar en una mesa con unas gafas, con muchos papeles y atendiendo a personas. En realidad permite cambiarte de puesto, formarte, ascender, promocionar o salir al exterior, yo puedo trabajar en embajadas o consulados”, indica.

¿Vagos y sin aptitudes?

Mar García, por su parte, cuenta que mucha gente de su entorno no entiende que haya tomado la decisión de opositar. “Aquí entra en juego la demonización de puestos de trabajo para el Estado y la imagen que se tiene del funcionario como persona vaga y sin aptitudes, muchos piensan que es el fin de mi carrera profesional”, afirma.

Si en algo coinciden todos es en la tranquilidad que esperan de poder contar con una plaza fija en la administración. David Peña, joven grancanario de 26 años, no lo ha hecho pero se lo ha planteado en múltiples ocasiones.

Pros y contras

Lo ha hecho, sobre todo por dos cuestiones clave: “Trabajo estable y un sueldo por encima de la media”. “Claro que te tira para atrás lo de estudiar y toda la carga energética que supone para el opositor, pero haciendo una lista de pros y contras, creo que merece la pena”, sentencia. 

Sergio, por su parte, expone que pese a haber un boom de opositores, “la gente debe tener claro que con esto no te vas a hacer rico”. “Además, gestionas dinero público y para eso hay que tener responsabilidad y sentido común para ser conscientes de que lo que haces tiene una repercusión para la ciudadanía”, sentencia.

Todas las personas que han participado en este reportaje son ejemplos de jóvenes canarios que valoran la oposición como un escape de la precariedad y la incertidumbre. En definitiva, todo se puede resumir en una frase de Mar García: “Lo que otros contemplan como el fin, yo lo veo como una de las pocas salidas que puedo tener”.