Aleta de cachalote que sirve para identificar a los individuos. /SECAC
Aleta de cachalote que sirve para identificar a los individuos. /SECAC

Más de 40 cetáceos aparecen muertos en las costas de Canarias cada año

Un 80% de los animales que llegan muertos a la orilla han fallecido de formas naturales, el ser humano causa directa o indirectamente el resto

El equipo de veterinarios forenses del Instituto Universitario de Sanidad Animal y Seguridad Alimentaria (IUSA), liderado por Antonio Fernández, catedrático de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), investiga las causas de la muerte de dos cachalotes registrados la pasada semana en la costa de Tenerife. Uno de los ejemplares fue hallado en una playa del municipio de Fasnia, y el segundo sigue a la deriva sin que se haya podido recuperar el cuerpo.

Fernández, referente en patología de cetáceos, afirma a Atlántico Hoy que se trata de una muerte “altamente sospechosa" de haber sido causada por un traumatismo, y en ese caso, con una gran posibilidad de que haya sido una colisión. Otros expertos consultados por este medio añaden que el accidente había tenido que ser reciente, dado que el cuerpo del cetáceo aún sangraba.

Necropsia

El equipo del IUSA se desplazó desde Gran Canaria a Tenerife a primera hora del 22 de mayo para realizar la necropsia y a las 8.30 de la mañana ya estaban trabajando con el cuerpo del cachalote. El animal, una hembra de aproximadamente 10 metros de largo, presentaba signos compatibles con un fuerte golpe, aunque "queda por determinar si fue antes o después de morir".

“Hay que demostrar que el trauma se produjo en vida y no muerto”, aclara el catedrático. Para ello, el equipo trabaja en dos líneas: establecer el tiempo post mortem y buscar marcadores en tejidos u órganos que permitan determinar si el animal estaba vivo cuando ocurrió el impacto. El segundo cachalote, más pequeño y que la bióloga marina Natacha Aguilar definió como un juvenil, sigue sin localizarse.

Retraso en los varamientos

Canarias registra entre 40 y 50 varamientos de cetáceos al año. Fernández destaca que los varamientos se han retrasado este año: “Los primeros suelen suceder en febrero, marzo o abril, y ahora es cuando están empezando a aparecer”.

“El 80% de los varamientos se produce por causas naturales: vejez, nacimientos perinatales, infecciones por virus, bacterias o parásitos”, explica el veterinario. Sin embargo, el 20% restante se relaciona directa o indirectamente con la actividad humana, como colisiones con embarcaciones o contaminación, incluidos los casos en los que se hallan restos de plásticos en los estómagos de los animales.

Tráfico marítimo

El tráfico marítimo intenso aumenta el riesgo de colisiones, especialmente en aguas como las canarias, que albergan tanto poblaciones residentes de cetáceos como visitantes estacionales. “Hay animales residentes, pero las aguas canarias también son territorio de cría, así que hay épocas del año en las que nos visitan más animales”, señala Fernández.

El investigador remarca la importancia de que participen todos los protagonistas en minimizar los accidentes en el océano. El proyecto MARCET de la ULPGC ya ha desarrollado propuestas en este sentido, como el uso de tecnología para detectar cetáceos y reducir la velocidad de los barcos en zonas sensibles.