Para la mayoría es tan solo un lugar de paso, un monumento cualquiera en una glorieta en el que nunca repararon. Sin embargo, para la comunidad coreana en Canarias, es un lugar para el recuerdo y la memoria. Desde Santa Cruz hacia San Andrés, al tomar la salida de la Dársena Pesquera, desembocamos en una rotonda, la denominada Plaza del Coreano, que alberga dos columnas y un panel central con una inscripción con caracteres asiáticos que reza "Monumento Coreano al Marino", según indica Hyun Seung Shin Ra o, para los amigos canarios, Daniel Shin, presidente de la comunidad de este país en Tenerife desde los años 90 hasta 2018.

Shin explica que el memorial se construyó en recuerdo de los 28 marineros coreanos que fallecieron en Tenerife a lo largo de las últimas décadas del siglo pasado por distintos accidentes o enfermedades derivadas de su labor como pescadores de atún. Dieciocho de ellos nunca pudieron ser repatriados y años después aún descansan en el cementerio de Santa Lastenia gracias a que la comunidad coreana tinerfeña sufragó los gastos funerarios. Los restantes diez cuerpos sí pudieron ser devueltos a Corea del Sur, en gran medida por la colaboración tanto del cuerpo diplomático como de sus compatriotas.
Con el apoyo del Consulado y la Autoridad Portuaria, la comunidad coreana en Tenerife inauguró este monumento en 1999 y, desde entonces, las ofrendas florales se renuevan dos veces al año, en los meses de febrero y septiembre, coincidiendo con festividades señaladas en el calendario del país asiático. "Mi corazón está en ese monumento, son muchos recuerdos", afirma Shin.

Escala en Canarias
"En los años 70, 80 y 90 los pesqueros coreanos eran muy numerosos en el Atlántico y normalmente realizaban una escala en Tenerife para reabastecerse o reparar sus barcos en los astilleros", recuerda. Como consecuencia del desarrollo económico que ha experimentado el país en las últimas décadas, la actividad pesquera ha pasado a ser minoritaria. "La vida del marinero es muy dura", comenta Shin, porque es un trabajo peligroso y además pasaban periodos de cinco o seis meses en el mar. Pero, en aquella época, Corea del Sur era un país pobre así que "necesitaban ganar dinero para enviar a sus familias".
A día de hoy la comunidad coreana en Tenerife cuenta con alrededor de un centenar de miembros pero Shin recuerda aquellos años en que la dársena del puerto de Santa Cruz estaban llenas de barcos con bandera de Corea del Sur. En cualquier caso, la diáspora siempre fue más numerosa en la provincia de Las Palmas donde, en los años 80, el censo de ciudadanos coreanos rondaba las 5.000 personas.

Testigo del cambio
Daniel Shin llegó a Tenerife en 1977 o, como él mismo dice, "cuando las palmeras de Las Teresitas eran pequeñas". Para arribar a Canarias precisó de casi dos días de avión con salida desde Seúl, escala en Alaska para repostar y posteriormente París, Madrid, Gran Canaria y Tenerife. "Hoy en día Seúl tiene conexión directa con todas las capitales europeas", señala. Comenta con orgullo que el país en vías de desarrollo que él abandonó se ha convertido en la décima economía más grande del mundo con pujantes empresas tecnológicas como Samsung o LG, y también destacadas firmas automovilísticas, como Hyundai y Ssanyong. Todo ello, además, acompañado por una floreciente industria cinematográfica y musical que traspasa sus fronteras.
De la misma manera que Corea del Sur se ha transformado, también lo ha hecho Tenerife. A su llegada a la isla, Shin recuerda que le impresionó el Puerto de la Cruz porque "era precioso" y especialmente se refiere al Lago Martiánez. En cuanto a Santa Cruz su rincón favorito es el parque García-Sanabria y su reloj de flores, que contempla preguntándose cómo han podido pasar 45 años desde que aterrizó en la Isla.

Similitudes culturales
"Yo ya soy canario", afirma con orgullo el maestro Shin, tal y como le conocen tanto sus alumnos de taekwondo como sus pacientes en el centro de acupuntura oriental que regenta. En 2019 recibió la Medalla de Oro de Santa Cruz al Mérito deportivo por ser pionero e introductor de artes marciales como el takewondo y el hapkido. Pero su labor de intercambio cultural en el terreno deportivo va más allá dado que también ha promovido intercambios entre dos disciplinas tan lejanas como similares: la lucha canaria y la lucha ssirum, deporte tradicional que goza de gran popularidad en Corea del Sur.
Desde 1991 se realiza un encuentro entre luchadores que solo se canceló con motivo de la pandemia y se recuperará de nuevo este año. De esta forma, una selección canaria viaja todos los años a Seúl para enfrentarse a un combinado coreano dado que la lucha autóctona y el ssirum "tienen la misma técnica, pero normas distintas". Por este motivo en las competiciones van alternando entre ambas modalidades y, como es previsible, cada selección suele dominar cuando se juega con sus reglas.
Shin señala que tan pronto pisan la arena, los luchadores ya son amigos porque la pasión compartida les une. Además valora el nivel de los canarios, mucho más competitivos en ssirum que otros deportistas de países mas cercanos donde también se practica esta lucha. Con especial cariño recuerda el evento que se celebró hace 20 años en el pabellón Santiago Martín, donde se enfrentaron la selección de Corea y la canaria, con una gran acogida por parte del público. De aquella cita recuerda que "el Pollo de la Frontera ganó al campeón coreano" y, buscando las razones de este triunfo, señala en tono de humor: "debe ser por el gofio".
