“Moussa está bien. En estos días que lleva en casa está aprendiendo a hablar el español y a leer”, cuenta a Atlántico Hoy, Carmen Delia Delgado, persona que se ha convertido en tabla de salvación y “mamá” para el joven maliense llegado a Canarias a bordo de una patera
En la actualidad, Moussa vive en la vivienda de Delia, junto a su madre y a un compañero de su equipo de fútbol. Delgado no ha permitido que el joven se quedara en situación de calle y lo ha llevado a su domicilio, donde convive con el resto de la familia desde el pasado sábado, 5 de abril.
Moussa se queda en casa
“Moussa está muy bien adaptado. En su cultura, las personas mayores no deben trabajar en las tareas domésticas, casi no nos deja hacer nada de esfuerzo. Le hemos explicado que aquí no es así y que las cosas de la cocina las hacemos mi madre o yo”, explica
La ahora mamá también de Moussa manifiesta que se quedará con ellas, de manera permanente porque no va a permitir que vaya a una casa patera, “donde conviven 10 o 12 jóvenes”, ni tampoco puede acudir a una provivienda, “porque para eso necesita tener un trabajo”.
Llegó en 2023
Moussa Traore atravesó el mar y llegó a Canarias de forma irregular el 31 de diciembre de 2023, cuando apenas tenía 17 años, siendo derivado a un centro de menores no acompañados ubicado en el sureste de Gran Canaria, permaneciendo bajo la tutela del Gobierno de Canarias.
Meses después, al cumplir la mayoría de edad, el 23 de junio de 2024, quedó en situación de extutelado. Pero, por su condición de refugiado fue derivado a un recurso gestionado por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), situado en Las Palmas, de donde fue expulsado el pasado viernes.
2 años de plazo
Comenta Delia, entre bromas y veras, comenta que le ha dado a Moussa 2 años de plazo para que aprenda a hablar, a leer, a escribir el español, “y a buscar un trabajo que le permita la reagrupación familiar trayendo a sus hermanos desde Mali”. Él le ha dicho que lo logrará en un año.
“Moussa quiere estudiar y quiere trabajar”, asevera, matizando que en las intenciones del chico nunca ha estado buscar a alguien que lo recogiera y se hiciera cargo de él, según opiniones que le han llegado. "Eso es mentira", dice.
Un equipo más allá del campo
Moussa está afrontando un nuevo reto tras quedarse fuera del recurso de CEAR y entrar a formar parte de esta nueva familia. En cualquier caso, su condición de refugiado le confiere el derecho a residencia y a permiso de trabajo. Además, si quiere ejercerlo, también cuenta con el derecho a la reagrupación familiar.
Durante el tiempo que lleva en las islas, el joven ha encontrado en el fútbol una vía de escape. Se unió al Club de Fútbol de Agüimes, donde no solo hizo nuevas amistades, sino que despertó la preocupación de su entrenador y de las familias de sus compañeros.
Una familia
Es precisamente en este equipo de fútbol donde el joven migrante ha encontrado la tan deseada integración social que le permite sentirse parte de un lugar, según nos relata Julia Bocea, madre de otro joven, compañero de Moussa en el equipo de fútbol, y quien dio la voz de alarma.
La noche del viernes, Moussa casi duerme en la calle, después de que fuese “invitado” a abandonar el Hostal Valencia, situado en la capital de Gran Canaria, uno de los recursos en Canarias donde gestiona plazas CEAR.
Derechos
“CEAR no informó suficientemente bien al chico, ni cuando llegó siendo menor de edad ni después. No se le informó de nada”, indica Bocea en clara referencia a sus derechos como refugiado y a todos los trámites que podía haber realizado durante el año que ha estado bajo su responsabilidad.
De hecho, indica, que en esta ONG se desconocía que Moussa jugaba y ese era el motivo por el que llegaba algo más tarde al alojamiento. “Me dijo mi hijo que no le guardaban la cena y decidí que cenase en casa, hasta que llamé a CEAR para saber por qué no le daban la comida y me dijeron que ellos no sabían que estaba entrenando”.
Ni información ni formación
En cualquier caso, Moussa desconocía su situación legal. Ni siquiera en este año de acogimiento en Canarias ha tenido acceso a un curso de idioma que le permita hablar el español, según nos comenta Julia.
El desencadenante para que Moussa Traore tuviese que abandonar el hostal se debe a la renuncia del joven a ser trasladado a un recurso de Sevilla, una alternativa ofrecida por el Ministerio de Migraciones.
Moussa quiere quedarse
“Moussa no quiere irse de aquí, ni dejar el equipo de fútbol”, manifiesta y añade que, cuando el joven le enseñó un papel en el que se podía leer estas intenciones, ella le pidió que no firmase ningún tipo de documento sin que estuviese delante un traductor que le informara del asunto.
“El caso es que el mismo día 4 llamaron al entrenador del equipo para que fuese a buscar los efectos personales de Moussa porque ya no tenía derecho a continuar en el alojamiento”, explica.
Consentimiento
Destaca Bocea que desde la ONG pretendían que el entrenador convenciera al joven maliense a aceptar el traslado, cosa que rehusó.
“Después me llamaron a mi para que fuera a buscar las maletas. Pero en ningún momento nos dijeron que el chico había firmado un papel dando su consentimiento”, puntualiza, subrayando que Moussa nunca fue informado de lo que firmaba y que consecuencias podría acarrear.
Denuncia
Delia Delgado, tutora actual de Moussa Traore explica que hace unos días se presentó en las instalaciones de CEAR Canarias para recoger la documentación que el joven firmó. “En CEAR no cuentan con ningún traductor de bambara o el otro idioma que él habla”, por lo que él no sabe lo que ha firmado.
"Ahora está todo en manos de mi abogado y haremos lo que él nos indique".
